Capítulo 2

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- Lo lograste - susurré en el oído de Jenna con una sonrisa, restos de lágrimas en mis ojos.

Cillian y Jenna ya habían dado el "Si" y había sido la ceremonia mas emocionante que había presenciado. Jasper se unió a mi abrazo y los tres nos abrazamos.

- Gracias por estar siempre - dijo con la voz quebrada por la emoción - Los amo.

- Te mereces todo esto, rojita - dijo Jasper separando el abrazo y sonriendo.

Me aparté de Jenna para felicitar a Cillian, que estaba intentando liberarse de los brazos de un ya ebrio Melvin, cuando mi cuñado me vió sonrió y me abrazó.

- Felicitaciones, ya eres oficialmente parte de la familia. - bromeé palmeando su espalda.

- Gracias, pequeña - sonrió abrazándome fuerte.

Con el tiempo Cillian se había convertido en una figura casi paternal para mí, pues tenía el mismo instinto que tenía Jenna y no temía en aconsejarme y reprenderme cuando era necesario. Estaba muy feliz de que ambos se hayan casado.

Los novios caminaron por la alfombra, siendo recibidos con pétalos de rosas, aplausos y vitoreos, y los últimos pasos fuera de la iglesia dieron comienzo al comienzo de la fiesta que prometía muchos momentos lindos y emocionantes.

- Hola, Betty. - esa voz detrás de mi, miré a Melvin con el ceño fruncido.

- ¿Puedo saber cómo conseguiste una copa de champagne en una iglesia?

- No me subestimes, no puedo llegar a una fiesta sin tener algo de alcohol en sangre, además, tengo mis contactos - susurró.

No lo deje seguir hablando y lo obligué a caminar fuera del lugar, teníamos que dirigirnos al salón donde daría lugar la fiesta que venían planeando desde meses.

🫀

Una canción lenta empezó a sonar y Cillian y Jenna entraron comenzando un vals lento sonreí, era un momento mágico, el amor flotaba en el aire.
Pronto se unieron al vals mis padres y los padres de Cillian, como muchas parejas más.

Una figura se acercó a mi, temblé al ver de quien se trataba, Chris extendió su mano y me sonrió de lado.

- ¿Me concedes esta pieza?

Sonreí negando y tomé su mano, nos dirigimos a la pista de baile con todos los demás.

- ¿Cómo estás, Beth? - preguntó curiosamente mientras me guiaba con suaves movimientos - Siento que no pudimos hablar en toda la ceremonia.

Bueno, en realidad eso es debido a que te estuve evitando.

- Estoy bien - sonreí intentando sonar normal - ¿Cómo estás tú?

- Estoy bien, ya sabes, en la boda de mi mejor amiga - sonrió orgulloso - Me imagino como debes sentirte tú de que se casa tu hermana.

Sonreí - Orgullosa y feliz, porque ella se merece todo esto.

- Tienes razón - asintió y me miró, sus ojos brillaban.

Bajé la mirada incomoda, intentando sacar algún tema de conversación.

- ¿No viniste con tu novia? - pregunté esperando que no haya sonado tan venenoso como sonó en mi cabeza.

Hizo una mueca - Julia tuvo que quedarse en Hollywood, fue una pena que no pudo venir.

Julia Ripley, la nueva novia de Chris. La había visto solo una vez cuando vino de visita a Rhode Island, gracias al cielo.

- Oí que te irás a Hollywood con ella por un tiempo.

Él asintió - No será permanente, pero creímos que sería una buena idea, especialmente para mí. ¿Jenna te lo contó? - preguntó ¿Molesto?

- Sí, ella me lo contó - sonreí - Me alegro de que las cosas vayan bien, también te lo mereces.

Pronto cambiaron de parejas, Chris frunció el ceño y me miró esperando preguntar algo más, quizás algo sobre mi. Pero francamente no quería tener que contarle sobre mi vida deprimente y para nada interesante.

Un pequeño y tierno carraspeo sonó detrás nuestro, sonreí al ver a Wyatt con su traje a tono con el de su padre.

- Disculpe, ¿Me permite bailar con la señorita? - preguntó fingiendo voz de adulto.

Chris lo miró sorprendido pero sonrió y asintió, antes de mirarme una última vez. Miré como se alejó, quizás esperando para bailar con Jenna, mi mirada se concentró en Wyatt y sonreí.

- Ven aquí, diablito.

Lo alcé en brazos para que esté a mi altura y los dos simulamos un vals.

- No es necesario, tengo la altura suficiente para bailar contigo - contestó avergonzado.

Solté una carcajada - Si, claro. Nada de que avergonzarse, además estamos bailando, ¿No?

Lo meditó un segundo - Supongo que si.

Sonreí y seguimos "bailando". Silenciosamente estaba agradecida de que el pequeño nos haya interrumpido, porque no quería saber nada más sobre la perfecta vida de Chris en comparación a la mía.



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