Capítulo 28

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- Esto luce mal, Percy. - admití con pena intentando limpiar la herida de su mejilla, el hielo claramente quemaba su piel y él lo hacía notar con leves quejidos.

- Maldito hijo de perra, si mi madre supiera que me ha vuelto a pegar. Puedo escucharla. - sonrió con ironía - Me diría que tenga más carácter y actúe como un hombre de una vez por todas, agh.

- Lo siento - me disculpé con una mueca - ¿Sabes? Nunca hablas de tu madre, o sé poco.

- No hay mucho que saber - murmuró molesto - mientras el estúpido de su marido hace de todo a su antojo ella recorre el mundo con sus amigas inventadas, que solo la llaman cuando se enteran que está a punto de viajar.

Por supuesto que sabía lo de la señora Ripley, por Melvin. El tema del alcohol y los viajes, pero no podía decirle eso a Percy. Terminé de curar la herida y agregué una pequeña venda en ese lugar.

- Listo. Fuiste valiente. - intenté bromear para levantar su estado de ánimo - ¿Puedo saber que pasó?

Negó - No es nada es que... Él ya empieza a sospechar de mis actitudes, cada vez estoy menos en casa. Hoy tuvimos una discusión fuerte y bueno, ya sabes el final - dijo señalando su mejilla.

- Lo lamento. - dije sintiéndome rara.

- No me molesta el golpe, me hace sentir débil, me encantaría poder - hizo un gesto pero bajó la mano con impotencia - me encantaría, Beth. Pero no puedo.

Asentí, la situación era muy complicada pero por algún motivo lo entendía.

Melvin, quien ya se había enterado de la situación, entró y miró la mejilla  vendada de su amigo.

- Que mierda - murmuró y se sentó con nosotros - Tendrías que haber estado más tranquilo, esto solamente empeora nuestro plan, Percy.

- No pude evitarlo, me saca de las casillas. Estoy cansado.

Nos quedamos los tres en silencio, hasta que finalmente Melvin lo rompió.

- Jenna y Cillian vuelven a Rhode Island dentro de una semana. Hoy es viernes, diría que tomemos el vuelo del martes o del miércoles.

Percy asintió con firmeza - Tengo mi pasaporte, dinero en mi cuenta bancario y todo lo necesario para dejar este maldito infierno atrás.

- ¿Beth? - cuestionó Melvin.

Yo estaba en silencio, procesando que tan solo faltaban cuatro días para volver a Rhode Island. Y si, nosotros nos íbamos, pero alguien se quedaba aquí y eso inundaba mis pensamientos.

- Beth.. - repitió con duda, esta vez Percy.

Salí de mi ensoñamiento y asentí.

- Si, creo que es una buena idea hacerlo lo antes posible, antes de que alguien lo descubra. Y además, no quiero que Jenna se entere.

Melvin se encogió de hombros - Cuando lleguemos y vean a Percy diremos que es un amigo que vino a quedarse con nosotros y nada más, no tendremos nada que resulte sospechoso.

No, nada. En realidad nada parecía salir mal y eso me preocupaba.

- ¿Alguien además de nosotros sabe de esto? - preguntó Percy preocupado.

- No - me apresuré a contestar - Pero voy a hablar con Dorian mañana, él nos ayudó a llegar a tí. Es justo que lo sepa.

Frunció el ceño y negó.

- No confío en su cara de ángel, Beth. Puede ser muy bueno pero no olvido que trabaja exclusivamente para mí padre.

Negué - No va a delatarnos, él sabe todo desde el principio. Lo hubiera hecho antes.

Me miró con duda pero terminó asintiendo.

- Bien - habló Melvin - Ya está todo, voy a sacar los pasajes para el martes y vamos a irnos de una vez por todas.

- Gracias - dijo Percy con voz tímiday emocionada - Gracias por ayudarme con esto, no saben lo que significa para mí tener algo que no sea mi familia.

Al final no pude rescatar a Chris de esto, pero estaba haciendo algo bien por alguien que realmente necesitaba estar lejos de las personas que lo lastimaban.

El tiempo corría.

Y nosotros lo sentíamos.




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