Capítulo 23

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- ¿Qué quieres? - preguntó Percy con molestia.

Y es que la dureza de sus palabras me había paralizado y no sabía qué decir.

- Quería hablar contigo.

- A mi padre puedes convencerlo de la forma que tú quieras, pero a mí no.

Rodé los ojos, que me este tratando como una prostituta me fastidaba bastante. Pero me guardé mi enojo, todo lo que veía en la actitud de Percy es lo que me había relatado Melvin: un chico enojado e incomprendido.

- Soy amiga de Melvin.

La copa de champagne en sus manos dejó de tener sentido cuando pronuncié esas palabras, no levantó la mirada, pero noté un cambio de interés rotundo.

- Te está buscando. Lleva buscándote hace semanas. - agregué.

Finalmente opuso resistencia y me miró.

- ¿Melvin? ¿Melvin Grace? - preguntó con un deje de vulnerabilidad.

Fantástico. Había captado su atención.

- Sí, Melvin. Puedes elegir no creerme, pero si eliges hacerlo, en este momento puedo llevarte con él y que sepas por qué estamos aquí.

Accedió en silencio y con desconfianza.  Por suerte estábamos en un momento de la fiesta en la que todos estaban concentrados en la comida y en beber, así que nuestra salida pasó desapercibida.

El viaje en taxi fue de lo más incómodo, percibía la desconfianza de Percy. Por suerte, fue corto y llegamos rápido al hotel. Entré a la habitación y le pedí a Percy que también entre.

- ¿Creías que iba a caer? - dijo de pronto y me apuntó con un arma que sacó de su bolsillo. Mis ojos se abrieron de par en par. - ¿Qué? ¿Creíste que hacer un secuestro express sería conseguir dinero fácil?

Tragué el nudo que se formó en mi garganta, sentí mi vida pasar frente a mis ojos.

- Espera... No sabes lo que haces.

- Estoy harta de que me tomen de idiota.

Gracias a todos los dioses, en ese momento Melvin salió del baño. Vió la escena con horror y sorpresa.

Y entonces Percy lo vió. Y el arma que me apuntaba dejó de apuntarme.

- ¿¡Que está sucediendo?! - preguntó Melvin con una mezcla de angustia y espanto.

Levanté los brazos.

- Necesitamos tranquilizarnos todos. Percy, no te estoy mintiendo, nunca te mentí. Melvin es mi amigo.

Pero él no me escuchaba, porque estaba muy ocupado mirando a Melvin, que que el primero en dar unos pasos hacia Percy.

Toda la situación gritaba reencuentro y nostalgia, ambos se miraban con añoranza.

- Eres un idiota - farfulló Percy con la voz rota.

Y entonces lo abrazó, se abrazaron con fuerza, con amor. Sonreí ante la escena, no solo estaba contenta por mi amigo sino también por Percy, a quien apenas conocía pero aún así no era necesario darse cuenta lo mucho que necesitas esto.

- Lo sé - susurró Melvin incapaz de soltarlo.

Después de unos minutos se separaron.

- ¿Que haces aquí? ¿Por qué estás aquí? Me dijiste que no volverías.

- Hay mucho para hablar, mucho que tienes que saber. - Melvin pareció reparar en qué yo seguía ahí y sonrió cálidamente - Ya se conocen, Percy ella es Beth, mi amiga.

Me miró con culpa y se acercó a mi - Lamento mucho haberte apuntado con un arma, no piensen mal de mi. Lo hago por protección.

- No te preocupes - sonreí. - Supongo que es normal.

- Espera, entonces tú no estás realmente con mi padre, ¿No? - preguntó - Era todo un plan...

- Si, todo absolutamente todo. Solo quería llegar a tí, por eso accedí a ir a esa fiesta.

Hizo una mueca - Lamento también haberte llamado prostituta.

Negué - Pensaría lo mismo, más con él perfil de George.

Melvin nos interrumpió.

- Ahora que estamos los tres juntos necesitamos hablar.

Percy asintió sin dudarlo y frunció el ceño - ¿Están viviendo en este hotel desde que llegaron?- ambos asentimos - Eso no está bien, vengan a mi casa. Quédense conmigo.

- ¿A tu casa? ¿Con tu padre? - preguntó mi amigo con ironía - Claro, magnífica idea.

- No, no a esa casa. Digo a mí casa, Melvin. Algunas cosas cambiaron.






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