Capítulo 20

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Mi cabeza estaba recostada sobre el regazo de Melvin, la luz de la habitación me estaba prácticamente cegando los ojos. Su mano acariciaba mi cabello suavemente, notaba un poco de duda en su expresión.

- Es un estúpido, Beth. - habló finalmente.

- No, no es un estúpido. - contesté rápidamente - tiene razón en todo, haciendo esto solo estoy actuando como una loca. Justamente como lo que nunca quise ser: la ex novia que no lo supera. Es lamentable.

Chasqueó la lengua, estoy segura que estuvo buscando algún remate para defenderme, pero realmente mi situación era indefendible.

Y con razón.

- Me siento culpable. Yo te obligué a venir hasta aquí, yo te metí en la cabeza la historia de los Ripley.

- Tengo 21 años como para decidir que hacer. Aunque no quiera admitirlo, si estoy aquí es porque una parte mía quería venir.

Nos quedamos en silencio, la vergüenza estaba inundandome, recordaba cada palabra de Chris.

No lo quería admitir, pero necesitaba a Jenna. Una lágrima solitaria cayó de mi ojo derecho. Si ella estuviera aquí... No, no hay un "estuviera", ella habría impedido la locura de perseguir a Chris hasta esta ciudad.

- No hagas eso - pidió Melvin angustiado, viendo mi lágrima.

Con una facilidad que no me impresionaba, me tomó de la cintura y me levantó, de esta forma ambos terminamos sentados frente a frente.

- Escúchame bien, nosotros dos nos vamos a ir a Disney, vamos a seguir abusando de la tarjeta de Cillian y olvidaremos todo esto, ¿Si? - preguntó limpiando mis lágrimas - Pero no llores, por favor.

Sonreí un poco.

- ¿Disney? Nunca fui a Disney.

- Lo haremos. Tu y yo.

- ¿Y Percy? - pregunté.

Estaba siendo egoísta con Melvin, sabía que quería recuperar a su amigo, sabía cuánto lo añoraba.

- ¿Qué tiene? - preguntó, aunque su animo decayó.

- ¿No vas a buscarlo?

Suspiró y corrió un mechón de pelo para ponerlo detrás de mi oreja.

- Él nunca me buscó, Beth. Pasaron años, muchos años. Quizás la situación con Chris me hizo replantearme muchas cosas.

¿Iba a darse por vencido con Percy cuando yo me di por vencida con Chris?

- No tienes que hacer esto, ¿Sabes?

- A lo mejor no, no tengo que hacer esto. Pero quiero hacerlo.

Era muy injusto, él estaba siendo injusto consigo mismo, y era mi culpa.

- Y otra cosa - comenzó - Si Chris no supo valorarte y no sabe valorar que viniste hasta aquí porque estás preocupada por él - se encogió de hombros - Quizás no valga la pena para hacerte llorar.

Mi cerebro memorioso se negaba a pensar que Chris no valía la pena, no cuando fue el hombre que me hizo pasar los mejores momentos de mi vida, no cuando en cada momento que lo necesitaba estuvo ahi, no.

Pero mi corazón decía que tenía que dejar de pensar en ese Chris: porque ya no existía.

Y esa dualidad ahora resulta irónica, porque suele ser el cerebro el racional en lugar del corazón. Pero poco se tiene en cuenta que es el cerebro el único órgano que puede recordar.

Y recordar era una tortura.

Finalmente lo miré - Puede que tengas razón.

Asintió y besó mi frente con cariño.

- ¿Quieres que mañana a la mañana comencemos a empacar? Estoy odiando este lujoso hotel con toda mi vida.

Sonreí.

- Si, demonios, si. También odio este hotel.

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