Capítulo 30

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Hoy había llegado el día. Después de dos semanas en Los Ángeles volvíamos a Rhode Island, y muy a mi pesar de que me hubiera gustado volver con dos personas, solo volvimos con Percy.

Entramos al aeropuerto esperando para que presentar nuestro pasaporte y pasaje. Percy se movía ansiosamente.

- Tranquilo - le dije - Va a estar todo bien.

- Lo sé, es que... Todo esto es nuevo para mí. Nunca me escapé de mis padres, y ahora que lo hago es liberador, pero me da miedo.

Melvin apareció detrás nuestro con cuatro cafés en una bandeja.

- Tenemos dos horas hasta nuestro vuelo y una larga fila, es mejor que aprovechemos ahora para tomar algo.

Ambos agradecimos y tomamos los cafés. La fila se pasó rápida y ya solo faltaban tres personas para que nosotros entreguemos la documentación.

- Hay algo que está mal - murmuró Percy, no preocupado, más bien molesto.

- Espera amigo, estás paranoico - contestó Melvin. - Nada está mal, entregamos la documentación, subimos al avión y nos vamos. ¿Bien?

- No, no tienes ni idea. - negó la cabeza - no tengo que ser un adivina para sentirme perseguido.

Finalmente llegó nuestro turno y le entregamos las documentaciones a una simpática chica rubia. Todo parecía bien hasta que su cara cambió cuando leyó los nombres, nos miró nerviosa.

- Eh... ¿Podrían esperar unos minutos a un costado?

Entonces todos los miedos y nerviosismos de Percy cobraron todo el sentido del mundo.

- ¿Que está mal? - susurré.

- Se los dije. Mi padre. Maldita sea, sabía que esto pasaría. - se quejó angustiado. Estuvimos tan cerca.

Mientras los tres esperábamos vimos a dos hombres, por no decir monos de dos metros, acercarse a nosotros. Era la seguridad del aeropuerto.

- ¿Elizabeth Butler, Melvin Grace y Percy Ripley?

Los tres asentimos, mirándonos.

- Por favor, deben acompañarnos. Se los acusa de un cargo que tiene que ser tratado en la estación de policía.

¿Estación de policía? ¿Acusación? ¿Cargo? Esto no sonaba como un simple capricho de George para retener a su hijo.

- ¿Creen que iremos con ustedes? Solo somos tres personas que están a punto de tomar un vuelo, nada más. Además, ¿De qué cargo están hablando? Quiero ver la orden. - cuestionó Melvin bastante indignado.

- Del cargo que los acusa de transitar por la ciudad con identificaciones falsas y luego querer escapar así porque sí. Además, el señor Ripley es cómplice de esto teniendo en cuenta que, dadas las denuncias que recibimos, los ocultó en una propiedad a su nombre.

Mis ojos se abrieron de par en par y sentí el color de mi cara esfumandose poco a poco. Todo lo que podía salir mal, en efecto, salió mal. Y alguien lo había denunciado. Todos sabíamos quién era, George Ripley.

- Ahora por favor, acompañennos y mientras más conserven la calma más  simple será el operativo.

Los tres caminamos sin hablar detrás de los policías, no podíamos entender cómo, pero habíamos llegado a este punto. Yo solo pensaba en que si terminabamos en la estación de policía con una denuncia y probablemente una fianza que pagar, teníamos que confesarle a Cillian y Jenna todo.

Cuando subimos a la camioneta que pertenecía a la policía de Los Ángeles miré a Melvin, quien siempre parece tener una respuesta y una solución para todo estaba callado, inexpresivo, enojado. Ni hablar de Percy que parecía explotar en cualquier momento.

Esto no nos podía estar pasando cuando ya estábamos a punto de salir de esta ciudad.

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