Capítulo 31

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En estos momentos tendríamos que estar en Rhode Island, sentados en el sofá de mi casa mientras le hablamos a Percy sobre las personas del lugar donde vivimos.

Pero no.

Estamos encerrados en una celda esperando que las personas a las que llamamos milagrosamente lleguen, paguen nuestras fianzas e irnos de esta maldita ciudad de una vez por todas.

Lo peor es que Melvin había llamado a Cillian y a Jenna, y me sentía miserable por eso. No solo porque había arruinado su luna de miel, sino porque tendría que dar explicaciones.

- Deja de llorar como una niñita.

Dijo un posible adicto al crack que también estaba esperando que lo liberen. Lo miré con la peor mirada y estaba a punto de contestar cuando Melvin me detuvo.

- No vale la pena, no busquemos más problemas. Ya estamos aquí. - susurró.

Uno de los policías golpeó el barrote con las llaves.

- Ripley. Pagaron tu fianza, vete.

Percy se puso pálido, no teníamos que ser muy inteligentes para saber quién había pagado.

- No. No voy a irme. Dile a mi padre que se guarde sus estúpidos dólares.

- ¿Por qué no me lo dices a la cara?

Silencio absoluto. George Ripley apareció en escena. No era el George borracho e ingenuo que yo había conocido mientras intentaba llegar a Chris. Tenía una mirada maliciosa, molesta.

No había un millonario estúpido. Había un monstruo.

- Vamos, eres todo un hombre para planear una fuga junto a dos personas que apenas conoces. Sé un hombre y repite lo que le dijiste al oficial.

Escuché perfectamente los dientes de Percy tronar.

- Sabes que a Melvin lo conoces. Lo sabes, ¿No?

Los ojos de George viajaron a Melvin.

- Si, lo recuerdo bastante bien...

Hubo un silencio en el que el oficial abrió la puerta y le hizo un gesto a Percy para que salga. Nos miró con ojos suplicantes, a kilómetros se leía el "perdón". Melvin asintio.

George nos miró una última vez y se detuvo en mí.

- Hanne, o debería decir, Beth. Debo agradecerte porque fuiste de gran ayuda, muñeca. Eres un completo encanto.

Fruncí el ceño, ambos desaparecieron y miré a Melvin.

- ¿A qué se refiere? - preguntó confundido.

- No lo sé. - contesté, honestamente, no tenía ni la más mínima idea de por qué me estaba agradeciendo.

Pero todo olía sospechosamente malo.

🫀

Melvin estaba recostado sobre mi, casi dormido, habían pasado, no lo sé ¿Seis o siete horas?

Nadie había venido a pagar nuestras fianzas y era lógico porque las personas que lo sabían estaban del otro lado del país. Todas las personas que estaban ya se habían ido y ahora estábamos solos en la fria semicelda.

- ¿Qué hora es? - cuestionó Melvin entredormido.

- Las cinco, casi las seis. - contesté cansada.

El policía, el mismo que hace seis horas había venido a buscar a Percy nos miró y suspiró cansado para abrir la reja. Con Melvin lo miramos sorprendidos.

- Finalmente pagaron sus fianzas, pueden salir.

No sé si era preferible quedarnos en esa celda que la imagen que nos encontraríamos al momento de salir, por un lado Cillian con cara de querer matarnos,  y por otro, Jenna que tenía sus ojos solo en mí, y esos expresaban un sentimiento: decepción.

Melvin dió un paso adelante.

- ¡E-es bueno verlos!

Hice una mueca por su intento de alivianar el ambiente, que claramente cada vez se volvía más tenso.

Había muchas explicaciones que dar.

Somebody to love 🫀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora