La Propuesta

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La luna brillaba intensamente sobre nosotros, como si supiera que un pacto estaba a punto de formarse. Me quedé observando a Lucifer, completamente cautivado. Cada detalle de su ser parecía estar diseñado para atraer y seducir. Era la encarnación de todos mis deseos ocultos, y a la vez, un enigma que prometía desvelar un mundo más allá de mi imaginación.

"¿Qué significa realmente ser humano?" le pregunté, intentando comprender su búsqueda. Mi voz sonaba casi frágil en comparación con la poderosa presencia que tenía frente a mí.

"Ser humano es experimentar todas las emociones: el amor, el dolor, el deseo... la conexión," respondió Lucifer, sus ojos fijos en los míos. "Y ahora, en este mundo, busco esas experiencias. Quiero sentir lo que se siente al amar y ser amado."

Sus palabras resonaban dentro de mí, y sentí que la chispa que nos unía se avivaba. Era como si, a través de él, pudiera vislumbrar una parte de mí que había permanecido oculta. "¿Y cómo piensas hacerlo?" pregunté, intrigado.

"Necesito a alguien que me muestre el camino. Alguien que esté dispuesto a cruzar los límites, a explorar lo que se considera prohibido," dijo, acercándose un poco más, la intensidad de su mirada quemando mi piel.

"¿Te refieres a mí?" No pude evitar que una risa nerviosa escapara de mis labios. La idea de ser el guía de un ser como él era a la vez aterradora y emocionante.

"Sí, Damon. Tú eres el artista, y yo... soy el lienzo," dijo, su voz suave como el terciopelo. "Te ofrezco un trato: si me ayudas a redescubrir la humanidad, yo te ofreceré a cambio lo que más anhelas. El poder de crear sin límites."

La idea me sobrecogió. Podía sentir el peso de su propuesta, la tentación de un mundo donde la creatividad y el deseo fluyeran libremente. Pero también había un riesgo palpable, un peligro inherente a lo que estaba a punto de aceptar.

"¿Y qué pasará si nos descubren?" pregunté, recordando las historias sobre las consecuencias de cruzar las líneas entre lo divino y lo demoníaco.

"Lo que importa es el momento. Vivimos en la incertidumbre, y el miedo solo nos detiene. Debemos aprovechar la oportunidad de experimentar todo lo que podamos," respondió Lucifer, su mirada fija en mí, como si intentara penetrar en lo más profundo de mi ser.

Sentí una oleada de emoción y miedo, pero no podía negar la atracción que sentía por él. Había una promesa de descubrimiento y deseo, algo que había estado buscando sin saberlo. "¿Qué tengo que hacer?" pregunté, sintiendo que ya estaba atrapado en su hechizo.

"Comenzaremos con algo simple: quiero que me muestres tu arte. Muéstrame lo que creas desde el deseo y la pasión. Deja que nuestras emociones se entrelacen en cada trazo, en cada color," dijo, y en su voz había un susurro de algo más profundo, un deseo que resonaba dentro de mí.

Asentí, sintiendo que el destino se apoderaba de mí. Estaba dispuesto a cruzar esa línea, a explorar el abismo junto a Lucifer. Había una conexión entre nosotros que no podía ignorar, un vínculo que prometía transformar nuestras vidas.

"Está bien," respondí, el corazón latiendo con fuerza. "Te mostraré mi arte, pero debes prometerme que no habrá límites."

"Prometido," dijo, y en su sonrisa había una chispa de complicidad que me llenó de anticipación. "Esta es solo la primera de muchas experiencias que compartiremos."

Mientras nos quedábamos allí, bajo la luz de la luna, sentí que nuestras almas comenzaban a entrelazarse en un viaje que desdibujaría las fronteras entre el bien y el mal, entre lo humano y lo divino. La noche estaba apenas comenzando.

El Hijo Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora