El Camino de los Aliados

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La noche llegó sin previo aviso, y con ella, un manto de estrellas brillantes adornó el cielo. Después de la reunión, la atmósfera en el castillo se había transformado. Una nueva energía pululaba en el aire, como si el destino estuviera llamando a los seres de luz y oscuridad a unirse en un propósito común. La decisión del consejo había despertado un sentimiento de camaradería, pero también una urgencia que sentía profundamente en mi interior.

Lucius y yo habíamos decidido que era el momento de visitar a algunos de los líderes que no habían asistido a la reunión. La resistencia en sus corazones era palpable, y sabíamos que necesitábamos convencerlos de que la unión era más que una esperanza; era una necesidad.

“Debemos abordar esto con cuidado,” sugirió Lucius mientras caminábamos por los pasillos del castillo. “Algunos de ellos son muy reacios al cambio, especialmente aquellos que han perdido mucho en el pasado.”

“Lo entiendo,” respondí, sintiendo el peso de su preocupación. “Pero creo que si les mostramos que nuestra conexión es real, pueden comenzar a confiar en nosotros.”

Con el plan en mente, nos dirigimos al campamento de un antiguo líder demoníaco, conocido por su desconfianza hacia los ángeles. Su nombre era Bael, un guerrero formidable cuya reputación era temida en ambos reinos. Nos encontramos en un claro, rodeados de la neblina que flotaba entre los árboles.

Bael nos observó con una mirada que transmitía una mezcla de curiosidad y desdén. “¿Qué quieren, Lucius y Damon? No estoy interesado en charlas vacías sobre alianzas.”

Lucius, siempre tan tranquilo, se adelantó. “No venimos a hablar de vacíos ideales. Venimos a ofrecer una verdadera unión. La paz no se puede construir sin la cooperación de todos, incluso de aquellos que han sufrido.”

Bael frunció el ceño, pero su atención se mantenía fija en nosotros. “¿Y qué les hace pensar que lo que proponen tiene alguna posibilidad de éxito? Los humanos han demostrado ser traicioneros, y sus ángeles no son mejores.”

“Lo que hemos vivido ha demostrado que podemos encontrar un camino juntos,” dije, sintiendo que mis palabras resonaban con una autenticidad que deseaba compartir. “Lo que experimentamos en el consejo es una prueba de que podemos ser más fuertes si dejamos atrás nuestras diferencias.”

El líder demoníaco se cruzó de brazos, claramente contemplando mis palabras. “Y si fracasamos, ¿qué? ¿Nos unimos solo para ver caer nuestras esperanzas nuevamente?”

Lucius tomó una respiración profunda, su voz resonando con una pasión que sólo él podía transmitir. “No prometemos que será fácil. Prometemos que lo intentaremos. A veces, la única forma de conocer la verdad es atreviéndose a dar el primer paso.”

Un silencio denso envolvió el claro mientras Bael reflexionaba sobre lo que habíamos dicho. Finalmente, sus ojos, antes llenos de escepticismo, comenzaron a brillar con una chispa de interés. “¿Y qué tienen ustedes para ofrecerme?”

“Ofrecemos lealtad y la posibilidad de un futuro donde no seamos enemigos, sino aliados,” respondió Lucius. “Juntos, podemos crear un nuevo camino que honre el pasado pero no esté atado a él.”

Después de un momento, Bael finalmente asintió, aunque con cautela. “Está bien, estoy dispuesto a escuchar. Pero no será fácil ganarse mi confianza.”

“Lo entendemos,” dije, sintiendo que el primer paso hacia la unión estaba comenzando a tomar forma. “Pero estamos aquí para hacer un cambio real, y esperamos que tú seas parte de él.”

Con la conversación que había comenzado, nos quedamos en el claro hasta que la luna comenzó a elevarse en el cielo. La noche era clara, y en la distancia, el sonido de los otros líderes comenzaba a resonar en la noche, cada uno aportando sus propias esperanzas y temores.

Mientras regresábamos al castillo, una sensación de optimismo llenó el aire. “Hicimos un buen trabajo hoy,” dije, sintiendo el apoyo de Lucius a mi lado. “Esto es solo el comienzo.”

“Sí, lo es,” respondió, sus ojos centelleando a la luz de la luna. “Cada paso que damos nos acerca más a lo que hemos soñado. Y aunque el camino será arduo, no tengo dudas de que lo lograremos.”

El vínculo que compartíamos se sentía más fuerte que nunca, como si cada desafío superado lo atara aún más a mi corazón. Sabía que, a pesar de las dificultades, estábamos en el camino correcto, y juntos, podríamos construir un futuro donde la paz y la unidad no solo fueran palabras, sino realidades vividas.

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