La Revelación

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La noche cayó lentamente, y el aire alrededor parecía más denso de lo habitual, cargado de una energía vibrante y desconocida. Me encontré esperando, ansioso y expectante, hasta que finalmente escuché el sonido de sus pasos en la puerta. Lucifer entró con una mirada que hablaba de secretos antiguos, de cosas que no pertenecían a este mundo.

"¿Estás listo?" preguntó, su voz suave, pero con una firmeza que me hizo estremecer.

Asentí sin vacilar. Sabía que nada podía realmente prepararme para lo que estaba a punto de experimentar, pero al mismo tiempo, el deseo de seguirlo, de entender la esencia de lo que él era, me empujaba a dar ese paso. Con una media sonrisa, Lucifer extendió su mano y la tomé, sintiendo una corriente de energía que recorría mi brazo al contacto con su piel.

Caminamos juntos por calles oscuras, donde el bullicio de la ciudad comenzaba a apagarse, y cada esquina que doblábamos nos alejaba más del mundo cotidiano que conocía. Nos detuvimos en un edificio abandonado, sus paredes cubiertas de grafitis y sus ventanas rotas. Lucifer abrió la puerta, y al entrar, una oscuridad profunda se apoderó de todo, envolviéndonos. Sin embargo, la presencia de Lucifer a mi lado era suficiente para disipar cualquier atisbo de miedo.

"Este lugar es un umbral," dijo, su voz resonando suavemente en la penumbra. "Aquí las barreras entre los mundos se desvanecen."

Encendió una pequeña llama en su mano, una llamarada que no era completamente natural, y a la luz de su fuego, pude ver las inscripciones antiguas que cubrían las paredes. Eran símbolos y palabras en un idioma desconocido, algo que parecía sacado de tiempos inmemoriales. Me embargó una mezcla de asombro y temor. Nunca había visto nada igual, pero en el fondo de mi ser, sabía que no había marcha atrás.

Lucifer se giró hacia mí, sus ojos centelleando en la oscuridad. "Te mostraré un fragmento de mi esencia, Damon, pero debes comprender que una vez que lo veas, nuestra conexión será indisoluble. Todo lo que te mantuvo seguro hasta ahora se disipará."

"Lo acepto," respondí, sin titubeos, aunque en el fondo sentía una extraña mezcla de miedo y fascinación.

Se acercó a mí, y sin previo aviso, me besó, un beso profundo y ardiente que me dejó sin aliento. Pero esta vez, su contacto no era solo físico. Sentí que una parte de su energía me atravesaba, llenándome de una fuerza desconocida. Era una conexión que iba más allá del deseo; era como si nuestras almas se entrelazaran, llevándome a un plano donde los límites entre lo humano y lo divino, entre la carne y el espíritu, se desvanecían.

De pronto, vi imágenes: visiones de un mundo antiguo, de seres inmortales que caminaban entre los hombres, de guerras, de secretos y de poder. Comprendí que Lucifer no solo era un amante, sino una entidad con una historia que se remontaba a tiempos y lugares que mi mente apenas podía comprender. Su toque, su mirada, todo él era una mezcla de luz y oscuridad, de creación y destrucción.

Cuando volví a la realidad, mis piernas temblaban, y tuve que apoyarme en la pared para no caer. Lucifer me observaba, una expresión de orgullo y ternura en su rostro. "Ahora has visto una parte de mí, Damon. Eres el único humano que ha llegado tan lejos."

Respiré hondo, tratando de asimilar lo que acababa de experimentar. "Esto... esto va más allá de lo que imaginaba," logré decir, mi voz temblando.

"Y aún así, estás aquí," respondió él, acercándose una vez más, tomando mi rostro entre sus manos. "Estás hecho para esto, Damon. Lo sé desde el momento en que te vi."

En ese instante, comprendí que mi vida había cambiado para siempre. Había entrado en su mundo, y aunque no entendía todo lo que eso significaba, sentía una determinación creciente en mi interior.

"Entonces llévame contigo," susurré, dejando que la emoción en mi voz hablara por mí. "Llévame a donde sea necesario. Quiero ser parte de esto."

Lucifer sonrió, y en su mirada había una promesa y un desafío. "Entonces, no mirarás atrás, Damon. Porque a partir de ahora, serás mío en cuerpo y alma."

La noche aún guardaba sus secretos, y sabía que apenas habíamos comenzado. Pero mientras salíamos de aquel edificio, la certeza de que estaba en el camino correcto llenaba mi corazón. Lucifer y yo habíamos cruzado un umbral, y lo que vendría después era tan incierto como excitante.

El Hijo Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora