El Hijo Del Diablo

Confecciones y Juramentos

La advertencia de Seraphiel aún pesaba en mi mente cuando volví a encontrarme con Lucifer. Lo vi en la penumbra de nuestra habitación, su figura iluminada tenuemente por la luz de la luna que se filtraba por la ventana. Había en él un aire de calma inquietante, como si supiera exactamente lo que había ocurrido y esperara mis preguntas.

"Lucifer," murmuré, acercándome lentamente, "he recibido una advertencia. Un ángel llamado Seraphiel vino a mí. Me dijo que nuestra conexión estaba desatando fuerzas que no comprendemos... que una guerra podría comenzar."

Lucifer permaneció en silencio por un momento, su mirada fija en mí, como si estuviera evaluando cada palabra y cada emoción que reflejaba. Finalmente, habló, su tono grave y lleno de una profundidad que rara vez mostraba.

"Sabía que eventualmente vendrían," dijo, acercándose hasta que nuestras miradas se encontraron en la penumbra. "Ellos temen lo que somos, Damon. Nuestra unión es algo que rompe sus leyes, que desafía todo lo que conocen."

"Entonces, ¿esto es real?" pregunté, sintiendo cómo el peso de sus palabras resonaba en mi interior. "¿Realmente estamos desafiando el equilibrio de los Cielos y el Infierno?"

Lucifer asintió, con una ligera sonrisa que denotaba tanto desafío como orgullo. "Lo que compartimos es más que simple amor o deseo, Damon. Es una unión que atraviesa el tiempo y el espacio, que va más allá de la carne y del espíritu. Pero esa misma fuerza es lo que temen, porque podría trastocar el equilibrio de todo lo que existe."

Tomé un respiro profundo, tratando de asimilar lo que significaba. Sabía que amaba a Lucifer, que había entregado tanto mi alma como mi cuerpo a él, pero ahora entendía que ese amor estaba en el centro de algo mucho más grande y complejo.

"¿Qué haremos?" le pregunté, buscando en sus ojos una certeza que calmara la tormenta en mi interior.

Lucifer me miró con una determinación que era tan reconfortante como arrolladora. "Nos mantendremos firmes, Damon. No permitiré que nadie, ni siquiera los Cielos, te aleje de mí. Has despertado en mí algo que no creí posible, algo que incluso un ser como yo había olvidado."

Entonces, sin más preámbulo, tomó mi rostro entre sus manos, sus dedos recorriendo mi piel con una suavidad sorprendente. "¿Estás dispuesto a seguir conmigo, incluso si significa enfrentarnos a fuerzas más allá de la comprensión humana?"

"Sí," respondí sin titubear, sabiendo que mi respuesta sellaba mi destino junto al suyo. "No importa lo que venga, no pienso alejarme de ti."

En ese instante, Lucifer pronunció palabras en un idioma que no entendía, un antiguo juramento que resonaba con un eco profundo y poderoso. Sentí una energía que nos envolvía, un vínculo que iba más allá de lo físico y lo espiritual. Con cada palabra, nuestras almas se entrelazaban aún más, formando un lazo que ni el tiempo ni el poder de los ángeles podrían romper.

Cuando terminó, me miró con una intensidad que me dejó sin aliento. "A partir de ahora, no hay vuelta atrás, Damon. Eres mío, como yo soy tuyo, y juntos enfrentaremos lo que venga."

Esa noche, nos entregamos el uno al otro con una pasión que desbordaba cualquier límite que hubiera existido antes, uniendo nuestros cuerpos y almas en una comunión que desafiaba cualquier fuerza externa. Sabía que a partir de ahora, seríamos no solo amantes, sino aliados en una lucha por nuestro amor, una lucha que podría trastocar los mismos cimientos del universo.

Pero en sus brazos, bajo la luz de la luna, supe que estaba preparado para todo. Lucifer y yo habíamos sellado un juramento eterno, y juntos enfrentaríamos las consecuencias de nuestro amor prohibido, sin importar lo que el futuro nos deparara.