Bajo el Hechizo del Deseo

1 0 0
                                    

La noche había caído con su manto de estrellas, y las luces de las calles parpadeaban en el horizonte como un eco lejano de la pasión que había sentido momentos antes. Caminábamos en silencio, Lucius y yo, alejándonos de "El Refugio de los Deseos". Sentía el aire fresco en la piel, pero no lograba deshacerme del calor que se aferraba a cada rincón de mi cuerpo. Era como si una parte de mí se hubiera quedado atrás, atrapada en aquel lugar. Mi mente giraba sin control, embriagada por las sensaciones que acababa de experimentar, y cada paso parecía despertar un deseo nuevo y desconocido.

A mi lado, Lucius caminaba con su característico aire de seguridad, como si todo esto hubiera sido parte de un plan que solo él comprendía. Sentía su mirada sobre mí, observándome con ese brillo en sus ojos que prometía tanto y a la vez revelaba tan poco. Mi cuerpo reaccionaba a su presencia con una mezcla de excitación y vulnerabilidad, como si la experiencia en el burdel hubiera dejado en mí una huella que no podía ignorar.

Finalmente, Lucius rompió el silencio, y su voz fue un bálsamo cálido en la noche fría. "¿Estás bien, Damon?" preguntó, su tono suave, casi hipnótico.

Asentí, pero mis palabras no parecían suficientes para expresar lo que realmente sentía. "Nunca había experimentado algo tan intenso... Es como si todo dentro de mí hubiera cambiado, como si... fuera otra persona."

Una sonrisa se dibujó en los labios de Lucius, llena de un misterio que me atraía y, a la vez, me desarmaba. "Eso es porque lo eres, Damon. A veces, es necesario cruzar ciertos límites para descubrir quiénes somos realmente. Y esta noche, tú has dado un paso importante."

Seguimos avanzando en silencio, pero el ambiente entre nosotros estaba cargado de una electricidad latente. La noche parecía más densa, como si el mundo alrededor se hubiera desvanecido y solo quedáramos él y yo en una burbuja de deseo incontrolable. Sin darme cuenta, mis pasos me habían acercado más a él, buscando el calor y la seguridad que emanaba de su presencia. Lucius lo notó y, sin decir nada, extendió una mano en mi dirección. La tomé instintivamente, como si fuera la única ancla en medio de la confusión que sentía.

Su tacto era firme, y al mismo tiempo, cada roce me encendía aún más. Sentía que con él podía desprenderme de todo lo que conocía y sumergirme en algo nuevo, algo que me estaba revelando una parte de mí que nunca había imaginado. Sin soltarme, Lucius se detuvo en un callejón apartado, donde las sombras nos envolvían con su manto de privacidad. Sus ojos me escrutaron, y en su mirada había una mezcla de satisfacción y ternura, algo que solo él sabía expresar con esa intensidad.

"Lo que sientes ahora," murmuró, acercándose tanto que podía sentir su aliento en mi piel, "es solo el principio. Si confías en mí, Damon, puedo mostrarte un mundo que jamás has imaginado."

Había una promesa en sus palabras, un mundo que él podía abrirme y que, a pesar de mi reticencia inicial, ahora ansiaba explorar. Podía sentir la conexión entre nosotros, ese lazo invisible que nos unía más allá de lo físico, algo que había empezado a germinar entre nosotros desde aquella primera noche. Con cada palabra suya, sentía cómo mi resistencia se debilitaba, cómo mi deseo de entregarme por completo a su guía se volvía más intenso.

En un acto de pura intuición, acerqué mi rostro al suyo, sin pensar en las consecuencias. Él me dejó hacer, observándome con una calma que escondía un fuego latente. Sentí su mano posarse en mi nuca, sosteniéndome con delicadeza mientras nuestros labios se encontraban en un beso lento, profundo, lleno de significados que aún no comprendía.

Con cada segundo que pasaba, el beso se volvía más intenso, y el mundo a nuestro alrededor comenzó a desvanecerse. Sus manos descendieron por mi espalda, deteniéndose en mi cintura y atrayéndome aún más hacia él. La sensación de estar en sus brazos, de ser sostenido y al mismo tiempo vulnerable, me llenó de un deseo que nunca había sentido tan abrumador.

"Quiero que recuerdes este momento, Damon," susurró Lucius al romper el beso, su voz un susurro que vibraba en mi oído. "Quiero que entiendas que lo que sientes ahora es solo el primer paso. Hay tanto que aún no has descubierto, tanto que puedo enseñarte... si estás dispuesto."

Sentí que su mirada atravesaba mis pensamientos, como si supiera cada impulso y cada duda que surgía dentro de mí. Y, en ese instante, me di cuenta de que no podía resistirme a él, que estaba dispuesto a cruzar cualquier límite, a explorar cualquier abismo si él me guiaba.

"Confío en ti, Lucius," respondí, mis palabras apenas un murmullo que él escuchó como una confesión.

Una sonrisa de satisfacción curvó sus labios, y sin decir nada más, me tomó de la mano, llevándome de regreso hacia las luces de la ciudad. Sabía que, de alguna forma, había quedado atrapado en su hechizo, y que este era solo el inicio de algo mucho más profundo y complejo. Y mientras avanzábamos, mi mente y mi cuerpo anhelaban cada segundo que pasara a su lado, dispuestos a dejarse moldear bajo su influjo, sin saber a ciencia cierta hasta dónde me llevaría.

El Hijo Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora