Desperté envuelto en una penumbra suave, el aire aún impregnado de la fragancia del deseo y la satisfacción compartida. A mi lado, Lucius dormía, su rostro sereno en contraste con la intensidad que siempre lo rodeaba. Observé cada uno de sus rasgos, cada línea y sombra que contaban una historia de pasión y poder. La conexión que compartíamos me había dejado desarmado, vulnerable, y al mismo tiempo, invadido por una certeza que nunca había sentido: estábamos destinados a enfrentar juntos lo que estaba por venir.
Mientras el primer rayo de luz del amanecer comenzaba a filtrarse a través de la ventana del Mirador de los Tres Reinos, una inquietud me invadió. Recordé las palabras de Lucius sobre la guerra que se avecinaba. El equilibrio entre los mundos estaba en peligro, y una lucha entre ángeles y demonios podía desatarse en cualquier momento. Me levanté con cuidado, tratando de no despertar a Lucius, y me dirigí hacia la ventana.
El cielo, una mezcla de nubes grises y destellos dorados, se extendía ante mí, mientras el infierno burbujeaba con sombras en el horizonte. Me pregunté qué papel jugaríamos en esa inminente confrontación, cómo nuestras acciones podrían alterar el destino de los tres reinos.
Mientras contemplaba el paisaje, una oleada de emociones me abrumó. La vulnerabilidad que había sentido en la entrega de la noche anterior regresó con fuerza. Era un extraño entre dos mundos, un ser atrapado en un conflicto mayor que yo mismo. Me pregunté si tenía la fortaleza necesaria para enfrentar lo que se avecinaba. Pero, en medio de mis dudas, recordé a Lucius, su fuerza y determinación. Sabía que no estaba solo.
La puerta se abrió de repente, y Lucius apareció, su cabello desordenado por el sueño, sus ojos aún cargados de la sensualidad de la noche anterior. Me miró con una intensidad que hacía que mi corazón se acelerara.
"¿Estás bien?" preguntó, acercándose. La preocupación en su tono me tranquilizó, como si pudiera leer mis pensamientos.
"Solo... reflexionando sobre lo que viene," respondí, sintiendo el peso de mis palabras. "La guerra..."
"Sí," interrumpió, su expresión cambiando a una seriedad que me hizo sentir que la realidad nos estaba alcanzando. "No podemos ignorar que hay fuerzas que buscan desequilibrar todo lo que hemos construido. Pero no tienes que enfrentarlo solo. Estamos juntos en esto."
Sus palabras me dieron fuerza. A pesar de la tormenta que se avecinaba, sabía que Lucius y yo podríamos enfrentarlo. La conexión que habíamos forjado se sentía más fuerte que cualquier obstáculo. Decidí que debía prepararme, no solo mentalmente, sino también en cuerpo y espíritu.
"Quiero mostrarte algo," dijo Lucius, tomando mi mano con un gesto firme y decidido. "Un lugar donde podemos ver los tres mundos en su plenitud. Un sitio donde la tensión entre ellos se siente más intensa. Es importante que entiendas lo que está en juego."
Con un leve asentimiento, seguí a Lucius a través de una puerta oculta en la sala. Los pasillos estaban decorados con imágenes de antiguas batallas, de héroes y villanos, y cada uno de ellos parecía susurrar advertencias sobre el peligro que se avecinaba.
Finalmente, llegamos a una plataforma elevada, un balcón que se extendía hacia el vacío. Desde allí, podía ver el cielo con sus nubes doradas, la tierra con su verdor y vida, y el inframundo con sus llamas ardientes y sombras danzantes. Era un espectáculo sobrecogedor, y el aire estaba cargado de una energía palpable, como si los mundos mismos estuvieran en un constante estado de alerta.
"Esta es la línea entre nuestros mundos," explicó Lucius, su mirada fija en el horizonte. "Aquí, el equilibrio es más frágil. Debemos entender cómo se entrelazan y cómo nuestras decisiones pueden afectar a todos."
Observé cada uno de los reinos, sintiendo cómo una ansiedad creciente se apoderaba de mí. Las nubes en el cielo parecían oscurecerse, como si presagiaran un conflicto inminente.
"¿Qué haremos, Lucius?" pregunté, sintiendo que la urgencia de la situación me oprimía el pecho.
"Primero, debemos reunir a aquellos que están dispuestos a luchar por este equilibrio. Hay quienes todavía creen en la posibilidad de la paz, incluso en medio de la guerra. Pero antes de todo eso..."
Lucius se volvió hacia mí, su mirada ardiente como un fuego recién avivado. "Quiero que sientas el poder de este momento. Te quiero aquí, conmigo, no solo como un aliado, sino como alguien que comparte mi fuego."
Sin más advertencia, me atrajo hacia él, y nuestros cuerpos se encontraron en un abrazo intenso. Sus labios encontraron los míos, y la urgencia de su toque me hizo olvidar por un momento la tormenta que se cernía sobre nosotros.
Mientras sus manos recorrían mi cuerpo, esa conexión ardiente se reavivó, y el mundo exterior desapareció. En este lugar suspendido entre reinos, Lucius y yo éramos solo dos almas unidas por el deseo y la determinación de enfrentar lo que vendría.
Las caricias se intensificaron, y la pasión se desbordó entre nosotros. Lucius, con sus dedos firmes, me llevó a la orilla de un placer prohibido. Su cuerpo se movía contra el mío, un ritmo hipnótico que encendía cada fibra de mi ser. Estaba completamente perdido en su esencia, sintiendo cómo cada toque suyo alimentaba el fuego que ardía dentro de mí.
No podía resistirme. En este momento, no éramos solo demonios ni hombres; éramos fuerzas de la naturaleza, creando un caos hermoso en medio de la inminente guerra. La conexión que compartíamos nos hacía más fuertes, y mientras el aire se llenaba de gemidos y susurros, sabía que enfrentaríamos lo que viniera con la pasión que habíamos forjado.
Así, en la frontera de los mundos, entre lo divino y lo demoníaco, nos entregamos el uno al otro, preparándonos no solo para el combate, sino para todo lo que el destino nos deparara. Sabía que a pesar de la oscuridad que acechaba, siempre habría luz en nuestra unión.
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El Hijo Del Diablo
RandomLucifer, el hijo del Diablo, ha vivido siglos en el inframundo, gobernando sobre las almas perdidas. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando un mortal, Damon, irrumpe en su mundo. es un artista talentoso y apasionado que busca inspiración...