Un Nuevo Amanecer

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El eco de la batalla había sido reemplazado por un silencio tenso pero esperanzador. Después de la confrontación, los ángeles, demonios y humanos se habían reunido en el claro donde Lucius, Gabriel y yo habíamos empezado a hablar de paz. Había heridas visibles y cicatrices invisibles, pero en ese momento, el deseo de sanar era palpable en el aire.

“Estamos aquí hoy porque hemos perdido mucho,” comenzó Gabriel, su voz resonando con fuerza. “Hemos visto la devastación de la guerra, y no podemos permitir que esto continúe. Necesitamos encontrar una manera de coexistir.”

Lucius tomó mi mano, un gesto que significaba más que mil palabras. Sentí su fuerza, su determinación, y su amor, que me empujaba a ser fuerte también. “No somos enemigos,” dije, mirando a ambos lados. “La ira solo nos lleva a la destrucción. Es hora de que dejemos atrás el pasado y construyamos un futuro juntos.”

Un murmullo de asentimiento recorrió a la multitud. Había algo en nuestras palabras que resonaba, una chispa de esperanza en medio de la oscuridad. La gente se miraba entre sí, comenzando a ver a los demás como algo más que enemigos.

“Propongo un consejo,” sugerí. “Un lugar donde representantes de cada bando puedan reunirse y discutir, sin miedo, sin odio. No somos tan diferentes; todos buscamos protección, amor y un lugar al que llamar hogar.”

Los murmullos se transformaron en una conversación activa. Mientras los líderes discutían los términos, una sensación de unidad comenzó a formarse entre los guerreros. Había algo poderoso en la idea de construir un futuro compartido, y cada voz que se alzaba en apoyo era un ladrillo más en el camino hacia la reconciliación.

A medida que la conversación avanzaba, el sol empezó a descender, y el cielo se llenó de un espectro de colores cálidos. Era el final de un día de lucha, pero el comienzo de algo nuevo. Miré a Lucius y vi en sus ojos un brillo de emoción. “Estamos haciendo historia,” dije, sintiendo la fuerza de su abrazo a mi alrededor.

Con el cielo pintándose de tonos dorados y púrpuras, los líderes acordaron establecer un consejo permanente, un símbolo de la unión entre nuestras razas. Mientras las sombras comenzaban a alargarse, una sensación de paz llenó el claro.

“Recuerdas cuando nos vimos por primera vez?” preguntó Lucius, su voz suave pero cargada de significado. “Nunca imaginé que este camino nos llevaría a este momento.”

Sonreí, recordando aquella noche en el parque, cuando nuestras vidas se cruzaron por primera vez. “Sí, un encuentro que cambió todo,” respondí, sintiendo cómo mi corazón latía al unísono con el momento.

La atmósfera se cargó de una energía mágica, y mientras el sol se ocultaba detrás del horizonte, el cielo comenzó a oscurecerse, dando paso a un espectáculo celestial. Un eclipse se formaba, la luna deslizándose lentamente frente al sol, cubriendo su luz con una sombra que hablaba de un cambio profundo.

“Este es nuestro momento,” murmuró Lucius, tomando mi mano con fuerza. El eclipse estaba alcanzando su punto máximo, y en ese instante, todo se sintió perfecto. Miré a Lucius, y el amor que sentía por él era abrumador, como una ola que nos envolvía a ambos.

Con el cielo oscurecido a nuestro alrededor, Lucius se acercó más, nuestras respiraciones entrelazándose en la inminente culminación del eclipse. “Estamos juntos en esto, Damon. Siempre.”

“Siempre,” repetí, sintiendo que no había nada que deseara más que estar allí, con él, en ese instante. Nos inclinamos el uno hacia el otro, nuestras almas encontrándose en un beso que capturó la esencia de todo lo que habíamos vivido, todo lo que habíamos luchado por construir. Era un beso lleno de promesas, un pacto entre lo celestial y lo terrenal.

A medida que el eclipse alcanzaba su punto culminante, el mundo a nuestro alrededor parecía desvanecerse, dejando solo la pura energía de nuestro amor. En ese instante, supe que habíamos forjado algo eterno, algo que iba más allá de las batallas y las divisiones.

Así, bajo el manto del eclipse, Lucius y yo nos encontramos en un nuevo comienzo, un final lleno de esperanza y amor. La historia de nuestra lucha había llegado a su fin, pero el viaje que comenzaba ahora era solo el comienzo de un futuro que escribiríamos juntos.

El Hijo Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora