Tejiendo Alianzas

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La luz del día en los jardines celestiales parecía más brillante que antes, y con cada paso que daba, la claridad de mi misión se volvía más definida. Había recibido el mensaje del Dios: buscar la unidad y construir alianzas sería la clave para enfrentar la inminente oscuridad que amenazaba a Lucius y al inframundo.

Con el corazón acelerado, me dirigí hacia donde sabía que podría encontrar a algunos de los ángeles que habían mostrado interés en ayudarme. Al llegar a un claro adornado con flores de colores vibrantes, encontré a un grupo de ángeles reunidos, sus rostros iluminados por la luz dorada del cielo. Hablaban animadamente, pero al verme, la conversación se detuvo, y sus miradas se posaron en mí.

"Damon, ¿qué haces aquí?" preguntó uno de ellos, un ángel de cabello dorado y ojos como el océano. Su nombre era Gabriel, y había mostrado su bondad en nuestra última interacción.

"Vine a buscar su ayuda," respondí, sintiendo la urgencia de mis palabras. "La paz en el inframundo está en peligro, y Lucius necesita aliados. El Dios me ha dicho que debemos unirnos si queremos enfrentar la oscuridad que se avecina."

El murmullo de inquietud recorrió el grupo. "Sabemos que las cosas no están bien en el inframundo," dijo otro ángel, con alas de un azul profundo. "Pero ¿cómo podemos ayudar sin poner en riesgo nuestra propia existencia?"

"Porque la verdadera fuerza radica en la unidad. Si los tres reinos se unen, la oscuridad no podrá prevalecer," insistí, sintiendo la necesidad de transmitir la urgencia de la situación. "Debemos actuar juntos, y estoy aquí para pedirles que se unan a esta causa. ¿No es eso lo que todos queremos?"

Gabriel miró a los demás, y la seriedad en su rostro se volvió evidente. "Es cierto que debemos hacer algo. El equilibrio está en peligro, y Lucius ha luchado por mantenerlo. Si él está dispuesto a arriesgarlo todo, entonces nosotros también deberíamos hacerlo."

"¿Qué necesitas de nosotros?" preguntó el ángel de cabello azul, inclinando la cabeza en señal de aceptación.

"Necesito que me ayuden a establecer una reunión con los líderes de cada reino. Juntos, debemos encontrar una manera de afrontar la amenaza de esta nueva alianza en el inframundo. No podemos permitir que la guerra se desate," respondí, sintiendo que cada palabra resonaba con convicción.

El grupo comenzó a murmurar entre sí, y la tensión en el aire se hizo palpable. Finalmente, Gabriel dio un paso adelante. "Si te apoyamos, ¿cómo podremos proceder? La comunicación entre los reinos no es sencilla, y debemos tener cuidado."

"Lo entiendo. Pero tengo fe en que, si actuamos con intención y transparencia, podremos hacer que los demás escuchen. El Dios nos ha mostrado que es posible," respondí. "Juntos podemos enviar un mensaje de paz y cooperación."

"Está decidido entonces. Nos uniremos a ti," anunció Gabriel, con determinación en su voz. "Haremos lo que sea necesario para proteger la paz que tanto anhelamos. Primero, deberíamos buscar la manera de comunicarnos con los líderes del inframundo y del cielo."

La energía en el claro cambió; la esperanza comenzó a florecer entre nosotros. Todos comenzaron a discutir ideas y estrategias, y antes de darme cuenta, me encontraba rodeado de ángeles dispuestos a ayudar en la causa. Era un momento electrizante, uniendo nuestras fuerzas en un objetivo común.

Tras un rato de planeación, decidimos que el primer paso sería hablar con el líder de los ángeles, quien tenía un papel crucial en la creación de la paz. Gabriel se ofreció para facilitar la reunión, y acordamos encontrarnos en un lugar neutral que pudiera simbolizar la unión de nuestros reinos: el Valle de las Tres Fronteras, un lugar sagrado donde el cielo, el inframundo y la tierra se encontraban.

La cita se fijó para el siguiente día, y mientras nos preparábamos para partir, no pude evitar sentir una mezcla de ansiedad y emoción. La oportunidad de tejer alianzas era un paso hacia adelante, pero la presión de lo que estaba en juego era abrumadora.

"Damon, estás haciendo lo correcto," dijo Gabriel mientras caminábamos juntos hacia la salida del claro. "La unión entre los reinos podría cambiar el curso de nuestra historia. Nunca hemos estado tan cerca de la paz."

"Espero que tengas razón," respondí, mi voz llena de determinación. "La lucha de Lucius y mi amor por él me impulsan a hacer esto. No puedo dejar que la oscuridad gane. Debemos luchar por la luz, y eso es exactamente lo que haremos."

Con ese pensamiento en mente, la esperanza brotó en mi corazón, y a medida que el sol comenzaba a ocultarse, supe que estaba en el camino correcto. Al día siguiente, nos reuniríamos en el Valle de las Tres Fronteras, y allí, comenzaría el verdadero esfuerzo por la paz que tanto deseábamos.

Las sombras podían cernirse sobre el inframundo, pero en ese momento, con aliados a mi lado y la determinación ardiente en mi interior, sabía que la luz tenía una oportunidad.

El Hijo Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora