Promesas en la Oscuridad

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La siguiente noche en el inframundo se sentía diferente. Había algo en el ambiente, una tensión y una calma inusual que contrastaban entre sí, como si todo el reino estuviera en una silenciosa anticipación. Después de la confesión de Lucius, algo en mí había cambiado. Aunque el dolor por Gabriel persistía, también había una sensación de esperanza que comenzaba a brotar.

Lucius y yo caminábamos en silencio por un sendero rodeado de sombras ondulantes y luces parpadeantes. No necesitábamos palabras; su presencia me brindaba una paz que no había sentido en mucho tiempo. Nos detuvimos en una colina que ofrecía una vista extensa del inframundo, donde el fuego y la oscuridad se entrelazaban en un espectáculo inquietante y fascinante.

"Hay algo que quiero mostrarte," dijo Lucius, con una pequeña sonrisa que iluminaba su rostro. "Un lugar al que suelo ir cuando necesito claridad."

Intrigado, lo seguí mientras descendíamos por una estrecha senda, hasta llegar a un rincón escondido entre las rocas y las sombras. Allí, en el centro de una pequeña caverna, se encontraba un lago oscuro y profundo, cuyas aguas reflejaban la luz de pequeñas llamas que flotaban en el aire.

"Es hermoso," murmuré, sorprendido por la tranquilidad del lugar en medio del caos del inframundo.

Lucius me observó con una ternura inesperada. "Este lugar me recuerda que incluso en la oscuridad más absoluta, siempre hay un destello de luz. Como tú, Damon. Tú eres esa luz en mi vida."

Sentí el calor subir a mi rostro, sin saber cómo responder a algo tan sincero y tan íntimo. Lucius se acercó, sus ojos fijos en los míos, y tomó mi mano con una suavidad que contrastaba con su naturaleza fuerte y apasionada.

"Después de lo que sucedió con Gabriel, quiero que sepas algo," dijo, su voz baja y firme. "No importa lo que pase en el futuro, ni los desafíos que enfrentemos. Quiero estar a tu lado, Damon, y enfrentar juntos todo lo que venga. Este sentimiento... no quiero perderlo."

Las palabras de Lucius resonaron en mí, llenándome de una calidez inesperada. Había algo en su mirada, una promesa que parecía inquebrantable, y supe en ese instante que sus palabras venían del lugar más sincero de su ser.

"No tienes idea de cuánto significa esto para mí," le respondí, mi voz casi en un susurro. "He pasado por tanto, y a veces me siento atrapado entre la luz y la oscuridad. Pero contigo... contigo todo parece tener sentido."

Sin decir nada más, Lucius se acercó y me envolvió en un abrazo. Su calor me llenó, disipando cualquier rastro de tristeza o duda. Permanecimos así, en silencio, mientras las llamas danzaban a nuestro alrededor, como si el universo entero aprobara esa conexión que habíamos forjado.

Finalmente, después de un largo momento, Lucius se apartó un poco, sus ojos brillando con una intensidad especial. "Damon, juro que no permitiré que nadie ni nada nos separe. Si es necesario, lucharé contra el cielo y el infierno por esto."

Sentí una chispa de fuerza en mi interior, alimentada por su determinación. Sabía que con Lucius a mi lado, el futuro era incierto, pero también lleno de posibilidades. A su lado, sentí que cualquier desafío podía enfrentarse y que, juntos, podríamos construir algo más grande que cualquiera de nosotros.

Nos quedamos en el lago hasta que el tiempo pareció desvanecerse, sellando una promesa en la oscuridad, una promesa que ninguno de los dos estaba dispuesto a romper.

El Hijo Del DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora