Era una mañana radiante y alegre en la familia Kirkland. Todos eran felices, una casa llena de paz y amor, todos los hermanos se llevaban bien, al igual que era la relación de sus padres, a pesar de no ser de un estrato alto, y vivir en el campo, alejados de la ciudad, era una familia feliz.
-¡Mama, vamos al teatro, quiero ir al teatro!- dijo emocionado uno de los menores de la familia, Arthur Kirkland, quien en ese entonces apenas tenía 14 años.
-Yo también quiero ir- a lo lejos sentado viendo la televisión hablo uno de 5 hermanos, Glen, el cual era el segundo hijo, uno de los más calmados del hogar.
-Yo voto a favor- rió el padre de los hermanos Kirkland mientras sostenía al recién nacido Peter, era el menor de la casa.
-Bien, entonces todos iremos hoy al teatro- sonrió su madre mientras todos reían felices a excepción del hijo mayor de la familia, Scott, de ya 20 años, el cual estaba conversando con algunos compañeros.
-Yo no puedo ir, tengo practica en la universidad- aviso seriamente mientras salía de la casa y se iba de allí en su automóvil, el nunca había sido muy apegado a la familia, pero de vez en cuando iba de visitas o a pasar allí junto a sus hermanos menores.
-Bien, entonces iremos sin su hermano amargado- rio su madre mientras servía el almuerzo. Para luego ir de viaje a la ciudad principal, London, que quedaba a 1 hora del pueblito en el que Vivian
-Luego del almuerzo todos subieron al auto para emprender viaje a la capital, el viaje era tranquilo, todos conversando y riendo. A lo lejos vieron en el camino un túnel que tenían que pasar para ir a su destino, un puente viejo que había estado allí durante ya cientos de años.
-¿Saben una vieja leyenda niños? Dicen que si aguantan la respiración hasta el final del túnel, un hada cumplirá el deseo que ustedes quieran- conto jovialmente su madre virándose a ver a sus hijos que escuchaban atentamente sus palabras
-Lo intentare- grito Bryan, mientras tapaba su nariz y su boca al igual que sus otros dos hermanos que siguieron el juego. Pero por estar tan distraídos de ello, ninguno se dio cuenta de que el puente se estaba resquebrajando, y en el momento menos esperado una gigantesca piedra cayo en la parte delantera del auto, haciéndolo voltearse mientras todos los autos en el trafico comenzaban a acelerar y tratar de salir de allí, un camión paso empujando brutalmente el pequeño auto familiar haciéndolo pedazos y que diera vueltas hasta quedar volteado en el asfalto del camino. Un gran charco de sangre se extendía por el piso, y todo quedó en silencio.
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La policía, los bomberos y hospitales fueron rápidamente informados del accidente en el túnel que daba entrada a la ciudad londinense. Las carreteras fueron invadidas por los carros de los paramédicos que iban al lugar del desastre a toda prisa. Apenas llegaron entraron buscando sobrevivientes a la catástrofe, sacando de allí a las personas malheridas y a los cadáveres que encontraban en el camino.
-El puente está a punto de derrumbarse, debemos salir pronto- ordeno el jefe de bomberos que había ido allí, su voz tenía un leve acento francés y su cabello era rubio, corto, portaba una larga barba, símbolo de su edad. Al ver la tierra cayendo del techo se alarmo mas.- Salgan rápido, ya no hay nadie vivo- dijo mientras los demás bomberos terminaban de sacar a un anciano de los restos de un carro.
-Mamá...Papá...- el sonido de un llanto infantil alarmo a todos los presentes, provenía de un carro que estaba destrozado casi en su totalidad. Se acercaron rápidamente viendo a un pequeño niño tanteando el suelo con los ojos cerrados, mientras intentaba abrir la puerta del vehículo, sin lograrlo.
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Angel Eyes
Roman d'amourUn accidente habia cambiado todo... Viviría para siempre con aquella carga, su vida era un infierno del cual nunca saldría. Se lo merecía, era su culpa. Pero, tal vez algo podría salvarlo de aquel hoyo negro en el que habia caído, eso algo, era cono...