Perspectiva de Pianosaurus
El eco de las palabras de Yarnaby aún resonaba en mi cabeza mientras trataba de volver a dormir. Ese condenado león colorido con su sarcasmo siempre encontraba una manera de hacerme reír, aunque a veces también me daban ganas de aplastarlo con mi cola.
"Beethoven de dientes afilados"... qué idiota. Claro, porque es muy fácil ser pequeño y esconderse en las ventilaciones mientras yo tengo que lidiar con mi tamaño y mi cuerpo lleno de teclas.
Me revolví en el suelo, intentando encontrar una posición cómoda. Estaba demasiado grande para esta celda; mis patas chocaban contra las paredes metálicas, y el sonido de las teclas en mi espalda hacía eco cada vez que me movía. A veces pensaba que los científicos lo hacían a propósito: encerrarme en un lugar tan pequeño solo para fastidiarme.
Fue entonces cuando escuché algo interesante.
Desde la celda
Voces. Conversaciones desde el pasillo, justo afuera de mi celda. Mi oído era lo suficientemente sensible como para captar lo que decían, incluso a través del cristal y el metal.
—No entiendo por qué seguimos manteniendo a este dinosaurio aquí —decía una voz, claramente molesta—. Es demasiado inestable.
—¿Inestable? —respondió otra, sarcástica—. Es un maldito monstruo. Deberíamos desmantelarlo ahora mismo.
Gruñí bajo. Si hubiera podido sacar mi cabeza por la rejilla, lo habría hecho. Claro, "inestable". Porque defenderme de sus intentos de arrancar mis teclas de piano y experimentos fallidos era ser "inestable".
—Vamos, no seas tan dramático —continuó la segunda voz—. Lo único que hizo fue dejar sordos a algunos y matar a otros con esas explosiones de sonido.
Oh, ¿solo eso? Vaya, qué alivio, pensé con sarcasmo mientras chasqueaba los dientes. Como si fuera mi culpa que sus cobardes intentos de manipularme terminaran mal para ellos.
—Aún así, comparado con Yarnaby, este tipo es un desastre —dijo el primero—. Al menos Yarnaby no causa destrozos. Se queda tranquilo en su celda, aunque sea un poco rebelde.
No pude evitar reírme internamente. Si supieran que Yarnaby había estado aquí hace apenas unos minutos, escurriéndose por las ventilaciones como siempre... Ese león era un maestro del engaño.
Escuché cómo los científicos seguían caminando, sus pasos resonando por el pasillo. Algo sobre "Playcare" llamó mi atención.
—Al menos en el Playcare no tenemos que preocuparnos tanto —dijo uno de ellos antes de desaparecer en la distancia.
¿Playcare?
Había oído mencionar ese lugar varias veces, pero nunca me habían dado detalles. Lo único que sabía era que tenía algo que ver con experimentos más pequeños, quizás más "manejables". ¿Qué tenía de especial ese lugar? ¿Por qué siempre parecía estar en boca de los trabajadores?
Dejé escapar un largo suspiro y cerré los ojos, intentando dejar de pensar en todo. Pero era difícil. Entre las burlas de Yarnaby, las quejas de los científicos y el misterio del Playcare, mi mente no me daba tregua.
—Maldita sea —gruñí, golpeando el suelo con la cola, lo que provocó que las teclas de mi espalda resonaran en un acorde grave y amenazante.
Por un momento, me imaginé tocando una melodía que los dejara a todos sordos de nuevo, solo para demostrarles lo "inestable" que podía ser cuando quería. Pero no lo hice. No valía la pena.
En el fondo, sabía que todo esto era solo un juego de poder. Los científicos pensaban que tenían el control, pero no tenían ni idea de lo que realmente éramos capaces de hacer, tanto yo como Yarnaby, 1006, y los demás. Algún día lo descubrirían.
Y ese día, sería demasiado tarde para ellos.
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La oportunidad de ¡CATNAP!
De Todoen esta historia Catnap vuelve atras en el tiempo de alguna manera pero ahora con su conocimientos del futuro y la venganza contra su ex Dios 1006. comenten si tienen alguna idea para añadirla a la historia :3 los personajes y imagenes no me pertene...