Capítulo 58: Ecos del Pasado

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Perspectiva de Lía

No sé quién fue el que dejó la carta, pero algo en ella me llena de consuelo, como si alguien más allá de Dogday se preocupara por mí de una manera que no puedo explicar. Es extraño, pero también cálido. Y por raro que suene, cada vez que abrazo esa carta, siento que el peso de mis pensamientos se aligera, aunque sea por un momento.

Pero, honestamente, las cosas no han mejorado del todo. Esos extraños flashbacks siguen apareciendo, y cada vez son más intensos.

En uno, estoy corriendo a toda velocidad por un lugar que no reconozco, siendo perseguida por... ¿una especie de león multicolor? Sus ojos brillaban como si pudiera tragarme de un bocado. Era una imagen aterradora, tan vívida que me despertó en medio de la noche con el corazón latiendo como un tambor.

En otro, me veo llegando a la fábrica de Playtime Co., pero no es la misma que conozco ahora. Está vieja, destartalada, con un aire de abandono que me eriza la piel. El lugar está lleno de sombras, y siento que algo me observa desde la oscuridad.

No sé si esos recuerdos son míos o simplemente mi mente jugando conmigo. Sea lo que sea, me asustan lo suficiente como para hacerme buscar consuelo, alejándome del grupo y sacando la carta. Cada vez que la leo, siento una calidez extraña que me ayuda a seguir adelante.

Más tarde, en el Playcare

Estaba sentada en un rincón apartado, con la carta en las manos, cuando escuché pasos acercándose. Dogday apareció con una sonrisa suave.
—¿Otra vez aquí sola? —preguntó, inclinando la cabeza.

—Lo siento, Dogday. Solo necesitaba un momento.

—No tienes que disculparte. Pero... ya sabes, todos estamos aquí para ti. Puedes hablar conmigo si algo te molesta. —Su tono era tan comprensivo que casi me hizo llorar.

Le sonreí, intentando no preocuparlo.
—Gracias, de verdad. Es solo... cosas en mi cabeza. Nada grave.

Antes de que pudiera decir algo más, Baba Chops llegó de golpe, como siempre.
—¡Ah, pero mira quién está escondiéndose otra vez! ¿Qué te traes, Lía? ¿Algún secreto oscuro? ¿Planeando dominar el mundo? —Baba se reía, pero había una pizca de curiosidad real en su tono.

—Baba, ¿puedes relajarte por cinco minutos? —gruñó Dogday, mirándola con irritación.

—Oh, cálmate, perrito guardián. Sólo bromeo... un poco. —Baba rodó los ojos, pero no se fue. En cambio, miró directamente la carta en mis manos.

—¿Y eso? —preguntó, señalándola con una sonrisa burlona.

Intenté esconderla rápidamente, pero fue demasiado tarde. Mommy Long Legs, quien también estaba cerca, se deslizó hacia nosotros con una curiosidad evidente.
—Oh, ¿una carta? ¿De quién es? —preguntó, inclinando la cabeza con una sonrisa que parecía maternal, pero con un toque de picardía.

—Nadie importante... sólo algo personal. —Mi voz tembló un poco, y lo notaron.

—¡Ajá! Algo personal, dice —exclamó Baba, cruzándose de brazos con una sonrisa—. Vamos, suéltalo. ¿Quién te escribió? ¿Es un admirador secreto? ¿Es Dogday? ¿O alguien más tiene los ojos en ti?

Mi cara se calentó, y me levanté rápidamente, guardando la carta en mi bolsillo.
—¡No es asunto tuyo, Baba!

—¡Oh, vaya! Alguien se puso a la defensiva. Seguro es algo jugoso. —Su tono burlón me sacó de quicio.

—Baba, ya basta —intervino Mommy, poniendo una mano en su hombro—. Si Lía no quiere hablar de eso, no tenemos por qué forzarla.

—Gracias, Mommy. —Le dirigí una mirada de gratitud.

Boxy Boo apareció entonces, con su eterna expresión inexpresiva, pero con una voz que siempre parecía esconder algo más.
—¿Qué ocurre aquí? Parece que estamos perdiendo el tiempo en tonterías otra vez.

—Oh, no es nada —respondió Baba, encogiéndose de hombros—. Sólo intentando averiguar el oscuro secreto de Lía.

—¿Secreto? —Boxy ladeó la cabeza—. ¿Es algo que debería preocuparnos?

—¡No, claro que no! —me apresuré a decir, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba.

Dogday se puso entre ellos y yo, con una mirada protectora.
—Déjenla en paz. Si algo estuviera mal, nos lo diría. ¿Verdad, Lía?

Asentí rápidamente, aunque en el fondo sabía que no podía decirles nada. No sobre la carta. No sobre los flashbacks. Y definitivamente no sobre el león multicolor que seguía apareciendo en mi mente.

Mientras todos se dispersaban poco a poco, pude sentir la mirada de Boxy y Baba sobre mí. Sus sospechas eran evidentes, pero por ahora, no podían hacer nada.

Volví a sacar la carta una vez que estuve sola. La leí otra vez, dejando que esas palabras de consuelo me envolvieran. Quienquiera que fuera el autor, sabía lo que estaba haciendo.

Sin embargo, en el fondo de mi mente, una pequeña voz seguía preguntándose:
"¿Qué pasa si esto no es un simple acto de amabilidad? ¿Qué pasa si hay algo más detrás de esta carta?"

No tenía respuestas, pero una cosa era segura: algo estaba cambiando en el Playcare, y no estaba segura de si era para mejor o para peor.

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