35.

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Peter y yo estábamos viviendo juntos prácticamente, pasaba más noches en mi casa que en la universidad, solo se quedaba allá cuando tenía muchas obligaciones y el tiempo no le daba para regresar, cuando eso era así me quedaba más tiempo en el trabajo, porque no me gustaba llegar a casa y no encontrarlo, ya estaba acostumbrada al sitio que por ahora, era nuestro hogar, probablemente cuando terminara sus estudios y consiguiera un trabajo, íbamos a buscar un lugar más grande, porque últimamente estábamos hablando mucho sobre nuestro futuro, eso me tenía feliz.

—¿Cuándo nos vas a presentar al afortunado? —preguntó uno de mis compañeros mientras yo estaba mirando mi computador con toda la atención del mundo, solté una sonrisa inmediatamente— Lo misteriosa que es Lali dios, quedas perfecto en este trabajo, no sabemos nada de ti Mariana Esposito, solo que tu papá es el puto amo

—¿Según quién? —dije sonriendo

—Que no cambie el tema, queremos conocer al afortunado, deberías traerlo a tomar unas cervezas con el team, no haremos nada raro, nos vamos a comportar, ¿cómo es? —preguntó una compañera

—Chicos, por el bien de todos... vuelvan a trabajar por favor, tenemos muchas cosas pendientes y si no entregamos pronto un informe sobre este caso, nos van a caer todos los jefes, no tengo ganas de lidiar con una de esas reuniones porque me parecen aburridas —dije hablando bajo— Por lo que veo, soy la única interesada en encontrar alguna respuesta

—Lo hacemos porque queremos cambiar el tema un poco —dijo mi compañero sonriendo— No puede ser que siempre estemos tratando de adivinar que haces con tu vida privada, somos tus amigos del trabajo ¿Hablas de nosotros con él?

—No hablo nunca de mi trabajo con él —respondí suspirando— Tenemos cosas mucho más interesantes que para compartir

—¿A qué se dedica? ¿Tiene tu edad? —preguntó y asentí, sin decir nada más

—Suficiente, vuelvan a su trabajo por favor. Muchas gracias —respondí con una sonrisa, fui a fotocopiar unas hojas de permisos que tenía de unos edificios cuando miré hacía la entrada de nuestras oficinas y entró una persona mirando hacía todos lados

—¿Dónde está? —levantó la voz— Vengan y den la cara —gritó, entonces todos los agentes se pusieron de pie rápidamente y lo tomaron, me imaginé que era la primera vez de esta persona acá, no era fácil entrar a estas oficinas— Tu —le gritó a uno de nuestros jefes— Si no me contestas el teléfono entonces me tienes que dar la cara, no puedes tratarme como un loquito que pueden tirar a la basura —me di cuenta que tenía una gorra del ejercito— No puedes hacerme esto

—Cálmate por favor —decía nuestro jefe, los chicos me miraban sin entender nada— Todo se puede conversar, este no es el lugar, no hagas un escándalo acá

—No me trates como un loquito —gritó enojado— Suéltenme, porque tengo muchas verdades para decir de todos ustedes, ladrones, mentirosos, son unos simples esclavos del sistema capaz de hacer cualquier cosa para defender a este estado, nunca le hemos importado al estado ¡Se lo digo a todos ustedes! No les crean

—Suficiente —dijo nuestro jefe tratando de calmarlo— Chicos, llévenlo a... Cálmate

Mientras el tipo de casi dos metros luchaba con algunos agentes que lo tenían sostenido, se cayó al piso parecía que le estaba dando un ataque pero lo vi inmóvil, nunca había visto algo así en mi vida, me quedé helada, aparecieron personas de todos lados y con dificultad lo sacaron del lugar en una de las patrullas, tomé las llaves de mi auto y salí. Llegamos al hospital y habían dos agentes de los nuestros

—¿Sabemos algo sobre él? —pregunté

—Estamos tratando de contactar a la familia, el jefe se está ocupando de eso.  ¿Qué haces acá Esposito? —preguntó uno de los chicos

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