36.

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La puerta del auto se abrió con dificultad, por la poca luz no lograba ver nada, me sacaron del auto y mientras el ruido que tenía en el oído bajaba su intensidad me di cuenta que la persona que me estaba sacando del auto era más que familiar, era obvio que él era el responsable de todo esto.

—Suéltame —luche pero era inútil, me dolía el hombro, las piernas, un poco la cabeza— Mi amor, mi amor!!! —grité mirando el auto y vi a un hombre sacando a Peter del auto— suéltalo, no lo toques —mi papá me agarró

—¿Está vivo? —preguntó papá yo tenía toda la piel erizada— Termínala, ¿te das cuenta? —me gritó— ¿Te das cuenta lo que hiciste?

—Tenemos que... llevémoslo al laboratorio —era su papá, lo había visto en fotos—

—Suéltame enfermo —dije llena de odio— Idiota, no me toques, no lo toques, Peter —corrí pero me agarró nuevamente— Mi amor —me puse de rodillas a su lado, estaba todo sangrado— No no no, tienes que seguir acá. Peter —traté de tomarle la mano pero no pude, él estaba inconsciente, su papá lo subió al auto y mi papá me esposó, estaba completamente enfermo, me subió al auto también y salió a toda velocidad— Tenemos
que ir a un hospital, por favor —dije desesperada

—Ya hiciste suficiente, cállate de una vez —dijo su papá agitado, tenía la ropa llena de sangre

—Mi amor —lo miré— Por favor

—Peter!!!! —gritó— PETER, escúchame una cosa, no te puedes rendir ahora, los Lanzani no se rinden —gritó desesperado

—Papá, a un hospital... por favor —dije asustada y desesperada

Llegamos a un lugar que tenía fachada de veterinaria pero cuando entramos era un MALDITO HOSPITAL, habían tres personas en ese lugar que pusieron a Peter en una camilla y se lo llevaron a una de las habitaciones, escuchaba máquinas e indicaciones, mientras tanto apareció una cuarta persona que me examinó.

—¿Qué mierda hiciste? —me dijo papá sentándose a mi lado— Arruinaste todo —cerró los ojos— Porque tenías que meter tus narices en ese caso, no era necesario, intenté decirte mil veces que no era necesario ¿Para que fuiste a esa casa? —me miró con los ojos llenos de lágrimas— Ahora no puedo ayudarte Lali

—¿Qué le hacen a la gente, que le hacen a la cabeza de todas esas personas? —pregunté

—Mientras menos sepas es mejor —dijo sin mirarme

—Tu le prometiste a mamá que ibas a cuidarme y estás haciendo todo lo contrario —dije llorando— Por favor

—No hables de tu mamá —dijo hablando bajo mientras se le escapaban unas lágrimas— Ahora no puedo ayudarte, te metiste en un sitio donde no te puedo sacar, todo este lugar está por sobre mí, no hay nada que pueda hacer Lali, incluso yo estoy condenado a todo esto

Estaba helada, inmóvil, muerta de miedo, no sabía que iba a pasar ahora, Peter podía estar perdiendo la vida y no estábamos en un hospital, mi papá me tenía tomada del brazo para que no corriera a verlo, después de casi una hora la puerta se abrió.

—Son solo heridas superficiales, se va a poner bien —dijo su papá saliendo de la habitación tenía la ropa llena de sangre— Tuviste suerte, pudiste matarlo —dijo enojado— Acompáñame —miró a papá y entraron a una sala, me puse de pie para tratar de ir donde Peter pero una de las personas que estaban ahí me lo impidió.

—Lali, acompáñame —dijo papá, lo seguí hacía la oficina que había en el lugar, el papá de Peter salió del lugar— Lo que viste en esa casa no debió pasar, este proyecto es algo en lo que estamos trabajando hace muchos años, la inteligencia del país se propuso darle una mano a todos los soldados que regresan con daños psicológicos a su país, debido a la alta tasa de suicidio —agregó mirandome a los ojos— Juntos con el Doctor Lanzani, todos los años hacemos una selección de los soldados más dañados y... les limpiamos la cabeza, yo sé que suena como una completa locura, hasta el día de hoy yo no puedo creerlo, porque no lo creía posible, pero ese tipo —dijo hablando bajo— Lo consiguió, aunque el proyecto tiene fallas y hay algunos pacientes que...

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