14.

1.5K 197 76
                                    

Nos juntamos a cenar con las chicas y Eugenia estuvo de excesivo buen humor, eso siempre pasaba cuando se enamoraba perdidamente, por cierto, si pasaba seguido, porque ella era básicamente una princesa Disney que creía demasiado en el amor, según ella había que hacer un contraste con respecto a nuestro trabajo, regresamos a casa a una hora prudente porque mañana teníamos mucho trabajo. A la mañana siguiente llegué muy temprano a la oficina para ordenar algunas pruebas que teníamos en nuestro nuevo caso, me encontré con el computador de Eugenia prendido pero no estaba por ninguna parte.

—¿Qué hacías tan cerca de los criminales la otra vez? —preguntó Vico sentándose en mi escritorio— solo acepto verdades Mariana Esposito —me apuntó el índice y le bajé la mano

—No me apuntes si no quieres que te vaya mal —respondí sonriendo— digamos que estaba trabajando —respondí rápidamente y lo hice reir— de todas formas, no tengo porque darte explicaciones, a ninguno de ustedes les voy a dar explicaciones sobre mi vida

—Si hay alguien de esta oficina a quién le tienes que dar explicaciones es a mi, porque soy el que mas se preocupa por todos esos hombres extraños que metes en tu vida, ya sé que no tengo que opinar demasiado porque está prohibido, lo respeto, pero no hagas estupideces —dijo mirándome con una sonrisa

—Victorio, cuando hice estupideces? —pregunté— soy una persona seria, que salgo con raros por una noche no significa nada, no tienes que preocuparte por mi, sabes que siempre estoy alerta —asintió— Gracias, gracias por ser bueno siempre

—Es que no quiero que te pase nada —sonrió— ya hemos pasado por demasiado en este grupo —dijo mirando el escritorio de Eugenia— por cierto, llegó temprano y está en reunión con los dos jefes, le van a dar nuevas obligaciones, pero está enojada porque todo es administrativo, tenemos que hacerla entender que hasta que el doctor Lanzani le de el alta, no puede hacer nada más que eso

—Yo me ocupo —respondí

—¿De quién? —preguntó— ¿De ella o del doctor Lanzani? —preguntó

—Repito. No es asunto tuyo Victorio —dije sonriendo

—No me digas Victorio, así me llama mi madre cuando está enojada —dijo frunciendo el ceño, en ese momento la puerta de la oficina de nuestro jefe se abrió, el se puso de pie rapidamente y Eugenia caminó de brazos cruzados hacía nosotros

—Sigo haciendo actividades aburridas —dijo haciendo una mueca con la boca— en fin, prefiero no pensar demasiado en eso, manden todos los papeles que tienen que ordenar, y si quieren que haga fotocopias también puedo hacerlo —se burló y regresó a su escritorio, Vico me hizo una seña para que la siga, entonces lo hice

—La única que condición que puso tu doctor para que vuelvas es que no hagas ningún esfuerzo físico, mucho estamos haciendo con aceptarte acá en la oficina, no comiences con tus malas caras porque nadie va a cambiar de opinión en este lugar —dije de brazos cruzados mientras ella me miraba con atención— todos queremos que te recuperes bien y la única manera de que eso pase es que hagas caso a tu doctor

—Me encanta que le digas "tu doctor" a Lanzani —dijo con una sonrisa— ¿No tomamos las suficientes cervezas como para decirle Peter? A Bella no le digo Doctora, le digo Bella

—Eso es porque tienes demasiada confianza con ella —bromeé— yo no tengo tanta confianza con Lanzani

—Estoy enamorada de mi doctora —suspiró— bueno, en teoría no es mi doctora, es alguien que participó en mi cirugía por preocupación, pero no tuvimos una relación en ese momento, me parece tal cool —miró su computador— ok, no te preocupes, no haré nada raro, voy a imprimir y fotocopiar todo lo que me digan. Necesito preguntar algo, pero quiero que seas sincera conmigo ¿Es verdad que vuelve Eiza? —preguntó mirando hacía todos lados— ayer cuando estaba imprimiendo, escuché al jefe decir algo asi

Donde estásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora