𝑳𝒐𝒃𝒂 𝑺𝒐𝒍𝒊𝒕𝒂𝒓𝒊𝒂 || 𝑨𝒍𝒊𝒄𝒆 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏 (𝒈𝒙𝒈)

Capítulo 46

El aula tenía un aspecto un poco descuidado mientras me dirigía a sentarme al fondo, junto a Esme. Seguía intentando observar cada detalle mientras la profesora revisaba unos papeles en la parte delantera de la clase.

—Me alegra que hayas llegado a tiempo —me sonrió Esme y miré el reloj.

—Llegué con cinco minutos de sobra —le respondí y empecé a abrir mi mochila para buscar mi carpeta—. A un ritmo "normal". Tenía que asegurarme de que fuera posible. —Esme simplemente asintió, entendiendo. Estaba dispuesta a pasar por mí, pero la preparatoria no estaba muy lejos.

La profesora repartió el programa del curso, y no pude evitar sonreír al ver los temas que íbamos a abordar. Tuve Psicología en la preparatoria, pero apenas tocamos la mitad de estos temas.

—Clase, quiero que trabajen con la persona a su lado. Preséntense y luego revisen el programa para compartir una cosa que les emocione aprender, otra que crean que les será difícil, y después intercambien su correo o número de teléfono. Serán el compañero de apoyo de esa persona durante el curso, y quiero asegurarme de que, si alguien falta, su compañero se comunique con ellos para ponerse al día con las notas o las tareas.

Le sonreí a Esme.

—Hola, soy Diana —bromeé.

Esme puso los ojos en blanco y luego miró el programa que ya habíamos repasado.

—Me interesa la unidad sobre Neuropsicología, pero creo que la Psicología del Desarrollo es la más interesante —empezó a hacer la tarea enseguida.

Mientras miraba los temas, pensé en mi respuesta.

—Creo que la unidad sobre sexualidad será interesante —admití en voz baja.

Mencionaba la orientación sexual, y aunque no estaba segura de cuántas de las teorías sobre la psicología "humana" se aplicarían a mí, me gustaba que al menos una parte de mí estuviera incluida en este curso.

—Estoy segura de que lo será —su sonrisa era demasiado traviesa para tratarse de una simple charla sobre la clase, así que puse los ojos en blanco.

Sentí un leve sonrojo, pero lo dejé pasar y busqué algo que realmente me preocupara del curso. Mi preocupación principal era que, al escuchar cómo pensaban y se comportaban los humanos, descubriría que era aún menos humana de lo que pensaba. En una casa llena de vampiros, a veces sentía que yo era la que menos estaba en contacto con su humanidad. Pero le dije a Esme que me preocupaban las primeras tres semanas, cuando tendría que equilibrar el trabajo, mis clases de preparatoria y ahora también las de la universidad. Sabía que tendría que mantenerme enfocada y dejar de lado un poco el tiempo de diversión, al menos por un tiempo. Me aseguré de mencionar que después de esas semanas sería genial, porque podría estudiar durante el día mientras los demás estaban en la escuela. No es que no quisiera contarle a Esme lo que sentía sobre mi humanidad; me inquietaba un poco, pero podía vivir con eso. Simplemente no podía contárselo aquí, donde seguramente tendríamos que compartir nuestros pensamientos con la clase.

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—No entiendo cómo la gente de esa época no pensaba que fuese un pervertido —murmuré mientras desayunaba—. En serio, ¿Complejo de Edipo? Y todo su concepto sobre las mujeres es lo más misógino que he escuchado.

Esme estaba sentada al otro lado de la mesa, con el libro de texto abierto frente a ella, pero me miraba con interés.

—Algunos sí pensaban que era un pervertido. Pero en cuanto a ser misógino, en esa época nadie le daba mucha importancia. Se asumía que las mujeres eran inferiores a los hombres.