El silencio del baño era opresivo, roto solo por el sonido del agua corriendo y los jadeos ahogados de Haemin. Sostenía el borde del lavabo con ambas manos, sus nudillos blancos por la fuerza que ejercía. Miró su reflejo en el espejo: pálido, demacrado, con sombras oscuras bajo los ojos. No era ni la sombra del hombre fuerte y dominante que había sido.
De repente, sintió un espasmo en el estómago. Se inclinó rápidamente sobre el lavabo, tosiendo con fuerza. Cuando abrió los ojos, vio manchas de sangre esparcidas en el agua que goteaba.
—Maldita sea... —murmuró, apretando los dientes mientras se enjuagaba la boca.
Llevaba semanas así, con dolores inexplicables y una debilidad creciente. Al principio lo había ignorado, atribuyéndolo a la edad o al estrés. Pero últimamente, las cosas habían empeorado. Dolor de cabeza, náuseas constantes, la sensación de que algo se retorcía en su interior.
Apoyó las manos en el lavabo y cerró los ojos, intentando recuperar el aliento. Fue entonces cuando un pensamiento oscuro cruzó su mente.
"Tal vez esto sea mi castigo..."
Había hecho tantas cosas terribles a lo largo de su vida. Había manipulado, traicionado y destruido a quienes se interponían en su camino. Incluso con su propia familia, sus acciones habían dejado cicatrices profundas. ¿Era esto una forma de justicia divina?
Sacudió la cabeza, intentando despejar esos pensamientos. No era alguien que creyera en la redención o en el karma. Él era un Manobal, y los Manobal no caían tan fácilmente.
Sin embargo, algo dentro de él sabía que esto era diferente. Había algo más detrás de lo que le estaba sucediendo.
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.Nayeon observaba desde las sombras.
Estaba sentada en un banco en el pequeño jardín trasero de la casa de Haemin, con una sonrisa fría curvando sus labios. El frasco de vidrio en su mano contenía un líquido oscuro, su textura espesa y su olor ligeramente metálico. Era un veneno antiguo, uno que había aprendido a preparar gracias a las enseñanzas de su abuela, antes de que la vida la despojara de todo.
"Poco a poco, Haemin. No voy a dejar que te vayas rápido. Eso sería demasiado fácil."
Cada noche, Nayeon había encontrado formas de infiltrarse en la propiedad de los Manobal, asegurándose de que su veneno se mezclara con los alimentos y bebidas de Haemin. Sabía que el tiempo estaba de su lado. No necesitaba apresurarse; el veneno actuaría lenta pero implacablemente.
Para ella, esto no era solo venganza. Era justicia.
Recordó con claridad el día en que Haemin había tomado la decisión de apartarla de su propia madre, arrancándola de sus brazos y condenándola a una vida de sufrimiento. La rabia que había sentido desde entonces nunca se había desvanecido, solo había crecido, alimentada por el dolor y las humillaciones que sufrió bajo la sombra de los Manobal.
Nayeon cerró los ojos y permitió que una sonrisa amarga cruzara su rostro.
"No solo pagarás por lo que hiciste a mi madre. Pagarás por haber engendrado a esa Alfa que me traicionó. Lisa lo perderá todo, empezando por ti."
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.De vuelta en el baño, Haemin comenzó a sentirse mareado.
Se llevó una mano al pecho, tratando de calmar los latidos acelerados de su corazón. El sudor le perlaba la frente, y sus piernas temblaban.
Por un momento, pensó en llamar a Lisa. Tal vez ella podría ayudarlo, tal vez su hija…
"No, no puedo mostrarme débil."
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Stitches - Jenlisa Gip
Fanfiction-- Alfa... por favor, detente, me estás haciendo daño." -- Cállate, omega inútil -- se escuchó el sonido de un golpe en la habitación. -- Por favor, soy tu o-omega -- suplicó. -- Tú jamás serás mi omega -- respondió con frialdad. Ella lo miró con lo...