-Raziel... Raziel... -repetía una voz femenina una y otra vez, parecía que no conocía otra palabra -, Raziel... Despierta...
Un ligero peso cae sobre mis hombros, no, más bien es un roce, uno muy delicado acompañado de una ligera brisa, la oscuridad comenzó a dispersarse lentamente.
La silueta de una mujer alta, cabello castaño, con una playera morada, pantalones de mezclilla y tenis blancos, apareció a pocos metros de mi, también el escenario de una cocina.-¿Quieres jugo de naranja o leche? -dijo la mujer-, tierra llamado a Raziel.
-Jugo, gracias mamá -le respondí de inmediato-.
Me levante de mi silla y corri en dirección al baño para lavarme las manos, por mucho que tratara de estirarme, no alcanzaba la llave para liberar el agua, ¿por qué soy tan pequeño?, o mejor dicho ¿por qué hago esto?, apunto de darme por vencido, unas gruezas y grandes manos me toman desprevenido y levantan mi pequeño cuerpo lo suficiente como para lograr lavar mis diminutas manos, delante de mis narices, el reflejo, provocado por el espejo, de un hombre de ojos café oscuro, tenía unas ojeras muy profundas y muy bien marcadas, su cabello era negro.
Él me sonreía mientras yo lavaba mis manos.-Oye, hoy estas más pesado, tendré que decirle a tu madre que ya no te alimente -dice bajando me al piso-.
-Pero moriré de hambre -dije luego de secarme las manos con una pequeña toalla que estaba colgada-.
-Una boca menos que alimentar -me responde-.
-¡Papá! -digo entre
pucheros-.-No te creas hijo, yo no sería tan cruel como para dejarte sin comida y menos de por vida... Estas creciendo y con más razón necesitas esa comida, vamos con tu mamá.
-Si -.
Emocionado y con el estómago vacío, corrí a sentarme a mi lugar pero el sonido del timbre interrumpió a mi madre de servirme la comida aunque una extraña sensación de emoción recorría lentamente por todo mi ser, instantes después, ella regreso con una niña a su lado.
-Mira quien vino de visita Raziel -dice mi madre -.
-Hola Raziel -dice la niña saludandome con su mano, moviéndola timidente de un lado a otro.
Luego de responderle el saludo casi de la misma forma, la niña movió una silla para sentarse a mi lado.
-Victoria, que alegría verte -dice mi padre -.
Victoria, mi padre y madre fijan sus miradas en mi, sus rostros estaban serios a excepción de Victoria, en ella se dibujaba una pequeña sonrisa, luego me percate de que ninguno parpadeaba.
-Raziel -dice Victoria -, ¡Raziel!.
Bruscamente sentí un peso en mis hombros, a mi alrededor todo comenzó a dar vueltas y en un abrir y cerrar de ojos mi realidad se transformo en otra, sólo que esta vez me recibió la cara de Alexander preocupado dando muchas vueltas.
-¡Sueltame! -grite con desesperación-.
Casi de un salto se apartó de mi lado, sólo se limitó a mirarme confundido.
-¿Mamá? - dice una pequeña voz -, ¿papá?.
Una puerta que tenía a mi izquierda estaba abierta y dentro estaba un niño, parecía estar sólo.
-¿Quién eres tu? -dice el niño-.
-Victoria -respondí-, ¿estas tu sólo?.
-Si -lentamente el niño se despegó de la puerta acercándose a mi.
-¿Cómo te llamas?.
-Dante -me respondió tímidamente-.
El chico no debe tener más de diez años de edad, delgado, cabello castaño considerablemente corto, si no estuviera en esta situación diría que es un niño bastante lindo, una de sus manos la tenía oculta detrás de su espalda como si tratara de proteger algo, el cosquilleo de la curiosidad se apodera de mi.
-¿Qué tienes en la mano? - con los nervios a flor de piel me muestra su mano que tenía a la luz-, la otra mano Dante.
Dándose por vencido me muestra lo que escondía; era un bat de béisbol con clavos en la parte de arriba.
-Todos estaban tomando cosas para salir -dijo Dante-, mi papá me dijo que si alguien trataba de lastimarme usara esto.
No era una gran arma pero me sería de utilidad, dudo mucho que me la entregue si se la pido de buena gana, no se me ocurre algo diferente que la opción de arrebatársela de mala gana. Luego de meditarlo unos momentos me armé de valor para hacercarme a él, doy un par de pasos hacia Dante, confundido y asustado retrocede uno, aspiro profundamente, tomo impulso y corro en dirección a Dante, en unos instantes su pequeño cuerpo cayó al piso gracias el empujón que le di, el bat salió disparado no muy lejos de ambos, salimos disparados por el, Dante me tomo del cabello y lo jalo hacia abajo, un grito mío resonó por todo el salón principal, mi paciencia había llegado a su fin, Dante solto mi cabello como rayo para dirigirse al bat pero logre tomarlo de la muñeca, lo diriji hacia mi y lo envolvi en mis brazos, como si estuviera abrazándolo, lo apreté con fuerza pero sin lastimarlo, Dante empezó a patalear y gritar, lo levante sin dificultad para luego dirigirnos a la habitación donde me había abandonado Leonard hace un rato. Un último empujón fue suficiente para dejarlo dentro del cuarto y me diera tiempo de cerrar la puerta con seguro.
-Estarás a salvo aquí dentro Dante, te lo prometo -dije del otro lado de la puerta-, siento haber usado la fuerza.
Nuevamente baje al salón principal, tome el bat y corrí afuera en busca de los demás, que de inmediato encontré, pero no era lo que me esperaba, la batalla había finalizado, muchos hombres y mujeres atendiendo sus heridas y las de los demás, otros muchos cuerpos sin vida de hombres y mujeres tirados en el suelo y otros lamentando la pérdida de la que todos habían sido víctimas.
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Gota roja
Mystery / ThrillerVictoria una chica de 19 años quien no es muy aceptada por los demás por su singular forma de pensar , ella tiene a su mejor amiga Miranda , pero siente un espacio vació en su interior . Una tarde Victoria por accidente conoce a Raziel ... quien no...