Capituló 27.

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-¿A donde me llevas? -pregunto mientras trato de safarme de su mano-.

-Tienes que ver algo -me grita sin detenerse-, algo que sólo tu puedes ver.

No replico más y dejo que me lleve a donde sea que quiera llevarme. Pasamos no se cuantas calles hasta que nos detuvimos en una pequeña casa un poco alejada de las demás, Arwen saca una llave de su bolsillo y la mete en la cerradura de la puerta dándole vueltas a la derecha. Con una seña de sus manos me indica que entre detrás de ella. El suelo es plateado al igual que las paredes, en el techo colgaban una cuantas lamparas con lo focos encendidos. Al final del pasillo logró ver una puerta café, Arwen gira la manija dorada y da un pequeño empujón a la parte central de la puerta y por sí sola se abre, ella entra en la habitación, entro detrás de ella.

-¿Qué es este lugar? -digo un poco nervioso-.

No me responde, su frialdad esta comenzando a asustarme, su vista se detiene y se queda fija al otro lado de la ventana, esta todo oscuro, no se que espera encontrar. Después de unos segundos, extienindio su brazo, utilizando su dedo índice, enciende la luz que esta al otro lado.

-Eso -dice señalando la nueva habitación-.

Nervioso, centro la mirada, logró ver una mesa metálica, parece haber una forma de una persona, es una mujer joven, cabello negro, largo, estatura mediana, me hacerco para ver mejor su rostro. Me paralizo, mi cerebro se queda en blanco, mi cuerpo se congela poco a poco, era un cadáver, conozco a esta persona, a esta mujer, Victoria.

Mis ojos se humedecen, trato de evitar que se salgan de control. Estaba envuelta en una especie de bolsa, solo se asomaba su rostro, estaba con sangre seca en el rostro, estaba muy lejos de mi, era difícil ver bien su rostro pero no lo bastante como para no saber que era ella.

-Lo siento Raziel -dice con voz cálida-, pero tenias que verla.

-Entiendo -me aclaro la garganta-, al menos hací no tendré la falsa esperanza que este con vida -ago una pausa-, porque no lo esta y te doy las gracias por mostrármelo.

"Ya no lo esta", eso último me dejo sin aire, como si resiviera un puñetazo en el estómago por decir semejante grosería. No se que hacer, no se a donde mirar, siento mis ojos húmedos, ya no puedo aguantar más, me doy vuelta y salgo de la habitación dejando sola a Arwen y estando consciente que sera la ultima vez que vea a Victoria. El resplandor de la luna llena me cobija en esta noche.

-Ya se ha ido - avisa Arwen apretando el dispositivo de su oreja-.

-Ya casi es la media noche - se escucha la voz de Patrick por el micrófono que tiene Arwen en su oído-.

-Lo se - dice entre risas -.

Arwen camina a la puerta, en pocos momentos se encuentra frente a frente con Victoria. Utilizando sus sus brazos la tira al suelo, su cara choca con el duro y frío piso, su nariz comienza a sangrar, la voltea con la vista al techo.

-No podre llevarla yo sola -informa después de una rato-.

-Te llevare ayuda -responde entre suspiros-.

Faltan treinta minutos para la media noche.

Gota rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora