Capítulo 41.

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-Raziel tranquilizante un poco y escucha -me recomienda Bardo-.

-No me digas lo que tengo que hacer -le respondí frustrado-, Victoria podría estar en peligro en estos momentos.

Hace un par de días diría que esta oficina es muy grande pero, a estas alturas, parecía una prisión.

-Escuchen ustedes dos -dice Bardo, apareciendo de la nada-, Raziel, ella esta con Smaug nuevamente y...

-¡Entonces que hacemos aquí parados! -le interrumpí-, ¡tenemos que ir por ella!.

-Detente -me ordenó-, lee esto.

De sus manos se ve una hoja blanca. Cuidadosamente la tomo y poco a poco la desdoblo, espero que sea algo bueno, aunque con todo lo que ha pasado, sinceramente lo dudo.
La carta dice:

"Bardo:

Seré breve, en estos momentos, Victoria esta en una de mis enfermerías. Ella parece estar bien.
La mordida que recibió recientemente parece estar dando resultados maravillosos en ella, por lo que he visto, sólo hay que controlar sus transformaciones y su sed, y hablando de sed, le hace falata pero por desgracia no es posible que puedan venir a recogerla, nos están atacando, ¿quiénes?, los de tu especie."

-¡Tenemos que...!

Por un instante, todo se oscureció, la fuerza que me mantenían en pie se fueron de mi cuerpo, caí rendido al suelo, aturdido, confundido por lo que había pasado, mis sentidos se fueron apagando conforme pasaban los segundos hasta perder por completo la conciencia.

Luchando por tratar de liberarme, le tiro manotazos en la cara pero resulta inutil, mierda, estoy perdiendo mis fuerzas o tal vez no la estoy usando correctamente. Ya sé.

-No... -digo perdiendo fuerza poco a poco-, por favor...

Dejó caer mi cuerpo, en ese momento, me azota contra la pared. Bien logre liberarme, ¿ahora qué?.

-Que desperdicio de mujer -dice interrumpiendo mis pensamiemtos-, no dejaré que se desperdicie...

Se me congela la sangre al escuchar eso último, no hay tiempo, debo hacer algo y rápido. Siento un leve roce en mi cuello, ¿¡qué hago!?.

-No te muevas...

Rápidamente abro los ojos e instintivamente tomo su brazo con mi mano, apretándola fuertemente, para luego morderlo sin intención de soltarlo, este soltó un grito.

-¡Hija de puta!.

El esta incado enfrente de mi, sólo tendré una oportunidad. Rápidamente me enderezo mientras el mira su brazo sangrando, me abalanzó sobre él, clavando mis dientes en su cuello perforándolo por completo y con facilidad. Pude escuchar como sus huesos se destruyeron al contacto conmigo, luego de que echara un grito peor que el anterior, instintivamente lo abrazo, como si mi vida dependiera de ello y curiosamente este era el caso. Su sangre era dulce, muy dulce. La fuerza que ejercía para liberarse era cada vez menor, sin embargo, yo cada vez presionaba más y más, no sé si para asegurarme de que no vaya a ningún lado o para arrebatarle cada gota de sangre que hay en su cuerpo para después encargarme de Arwen.
He vuelto a la vida, me siento con más fuerza, tal vez era esta la fortaleza que tanto mencionaba Arwen, lentamente me separo del cuerpo que estaba debajo de mi.

"-Debo llegar lo más rápido que pueda con Smaug y Leonard" - dije en mi mente-.

Ahora que la sala principal estaba vacía, se notaba aún más grande que la última vez, ¿ahora qué?, creo que me hiba a hacer más de diez veces esa pregunta el día de hoy. Primero, si quiero salir haya afuera, debo tener algo con que defenderme, las personas salieron con tubos de metal, uno que otro machete o algún cuchillo y con suerte un arma de verdad. A mi izquierda hay un reloj enorme donde claramente se podía ver la hora; 3:30 pm. ¿Cuánto tiempo llevan haci?.

Gota rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora