Capítulo 32.

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Los días se desvanecen en mis manos, como si fuera polvo seco y sin vida, las personas vienen y se van. Camino por las calles sin ningún motivo en especial, solo el de reunirme con Alexander, Edwin y Arwen para matar el tiempo un rato.

-Raziel -me llama Arwen, me saluda agitando su mano de un lado a otro-.

-Hola -le respondo -, ¿donde iremos?.

-Primero iremos a la cafetería -dice dando pequeños saltitos de emoción -, después a ver una película al cine.

-¿Qué película veremos?.

-Lo discutiremos en la cafetería.

La cafetería, desde que tengo uso de la razón, siempre ha estado saturada de personas, era casi imposible tener una mesa libre, para nuestra suerte Edwin consiguió una. El dulce aroma del café recorría todo el lugar incluso a varios metros de distancia hacia afuera, el tapiz de color marrón y las paredes de color rojo, con varios cuadros en blanco y negro de tazas de café hirvientes.

-Buenas tardes -, saluda en mesero, alto cabello corto de color negro, con un mandil de color negro con una camisa blanca -¿qué les sirvo el día de hoy?.

-Yo quiero -hace una pausa-, un té verde - dice Arwen regalando una sonrisa al mesero-.

-Yo quiero -dice Alexander-, un capuchino.

-También -alza la mano Edwin-.

-Igual -digo finalmente-.

El mesero anota nuestro pedido en una pequeña libreta y se retira.

-¿Qué película tienen en mente? -pregunta Edwin-.

-Una de amor -suspira Arwen-.

-¡No! -a una voz Alexander y yo-.

-Primero me habiento del barranco más cercano si eso pasa - bromea Edwin-.

Arwen lo mira fijamente, tuerce su boca, se pone de pie junto a Edwin (estaba a mi lado y en medio de ellos dos estaba Alexander), extiende su mano dándole un pequeño golpe en su cabeza, él se soba su cabeza entre risas, todos nos reímos, nos compartimos una sonrisa tras otra.

-Disculpen -dice el mesero, colocando las bebidas en la mesa-.

-Veremos una de acción y no me interesa que digan lo contrario - avisa Edwin dándole un sorbo a su capuchino-.

-¿Compraremos palomitas? -pregunta Alexander mientras se rasca la cabeza-.

-Una película no puede ser una película sin palomitas -responde Arwen-.

-¿Aunque siempre nos acabemos las palomitas mucho antes de que empiece la función? -pregunto con una pisca de sarcasmo-.

-Por eso el que coma palomitas antes de que comienze tendrá que salir desnudo por toda la manzana.

-¿Es un reto Edwin? -pregunto, en lo personal siempre he disfrutado de los retos que se me imponen-.

-Claro, tu sabes que yo siempre hablo en serio.

-Bien, acepto tu reto.

-Yo también -se une Alexander-.

-Están locos ustedes tres -dice entre risas-.

-Me da cuatro boletos para la función de "Los indestructibles"- los pide Arwen.

Él joven se los entrega amablemente. Caminamos por los pasillos, nos detenemos en un puesto de palomitas y frituras. Pedimos dos paquetes grandes de palomitas, cuatro refrescos y uno nachos.

Escojemos los asientos de la parte más alta de la sala primero esta Alexander, Edwin, Arwen y yo. Los cortometrajes inician, esta en blanco y negro en una estación de trenes, ahí hay un hombre esperando su tren cargando su portafolios, con un montón de papeles en su otra mano, una brisa sopla fuerte y uno de sus papeles se despega de los demás, él hombre lo sigue con la mirada, una mujer esta a poca distancia de ese papel y lo atrapa con su cara, ella se altera y se despega el papel de su rostro, ella tenia papeles al igual que él solo que un poco más ordenados, ambos se miran, le brillan los ojos a ambos, ella se acerca y le entrega el papel, el esta apunto de decirle algo cuando llega un tren, parece ser el de ella, no le da tiempo y corre en cuanto las puertas se abren, se queda desconcertado, el tren se marcha con ella abordo. La escena cambia, ya se encuentra en el trabajo, esta junto una ventana con un montón de hojas en blanco dentro de una charola con rejillas, parecia estar pensando en aquella mujer que vio en la estación del tren, suelta la pluma y mira por la ventana los demás edificios, mira por debajo otro edificio, hay un hombre poniéndose de pie y tendiéndole la mano a alguien, un delgado brazo se asoma, el hombre le ofrece que tome asiento, se sienta, él se paraliza y salta de su escritorio, es la misma joven que rescato su documento, le hizo señas para llamar su atención pero no lo lograba, miro su escritorio buscando algún milagro, se detuvo en los papeles que, con tanto esfuerzo, había traído al trabajo, tomo uno de ellos he hizo un avión de papel, apunto y lo lanzo a rumbo a la chica pero solo chocó en la pared, lo volvió a intentar pero ocurrió lo mismo, se mantuvo haciendo eso, unos se desviaban por el viento, otros no llegaban y otros chocaban con la pared pero ninguno daba en el blanco, en pocos instantes se quedo vacío la charola que contenía las hojas, cuando nota la ausencia de las hojas se da la vuelta rápidamente a conseguir más pero no lo logra ya que su jefe esta adelante de el, no muy feliz, se miran fijamente, él hombre regresa su mirada a la chica, parece que ya se va, frunce el ceño, aprieta los puños, toma la chaqueta que esta colgada en su silla y sale disparado a la salida. Corre por las calles y regresa a la misma estación con esperanza de encontrarla ahí, mira el tren que esta cerrando las puertas listo para partir, en uno de los vagones, hay una mujer de espaldas con el mismo peinado que la que estaba buscando, en tren se pone en marcha abandonando la central. Él baja la mirada, se da la vuelta. La escena cambia al lugar donde estan todos los papeles, estos se mueven misteriosamente, parece que tiene vida propia, se despegan del suelo y se dirigen a la estación de trenes. Él hombre choca contra ellas, son demasiadas todas se amontonan con él y lo empujan, un tren se estaciona, es enviado ahí dentro, se resiste pero es algo innecesario, después de un rato las puertas de abren al mismo tiempo el sale de ahí, todos los papeles se separan de el, por un momento le obstruyen la visión, cuando todo es claro, aquella chica por la que había abandonado su trabajo estaba enfrenten de él, ella se acerca a él con una gran sonrisa y él se la regresa. La pantalla se oscurece y aparecen una palabra en letras grandes, blancas: "Peperman".

Me pregunto si los sucesos de ese tipo puedan ocurrir en la vida real, si esos sucesos fueran a ocurrir en mi vida.

Gota rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora