Capituló 24.

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-Al fin llegas, estaba comenzando a desesperarme - dijo Arwen molesta-.

-Guarda silencio que no fue fácil sacarla de ahí, tuve que decir que esto era mi novia -dijo indignado-.

-Lo que importa es que ya estas aquí, ahora entra -dijo abriendo la puerta-, por cierto ya llego Sebastian ya quiere que le pagues por morder a Victoria y no luce muy feliz.

-Que fastidio con ese tipo -se quejo-.

Dejo a Victoria en una cama de metal, amarrándola de las esposas quenestqban unidas a la cama en cada extremo de ella, extendió sus brazos y piernas para tenerla acergurada por si despertaba.

-Ponle la solución con la jeringa que esta en el tercer cajón -le indicó Patrick-, colocársela en el cuello.

-Esta bien.

Arwen saco la jeringa tal como se lo ordeno Patrick, con las manos temblorosas pero con un movimiento rápido y preciso clavo la punta en su cuello, dejo fluir la solución por su cuerpo, Victoria hizo una pequeña mueca de dolor la cual atemorizó a Arwen.

-Sebastian amigo mio te vez muy mal -se burlo Patrick-.

- Mejor guardate tus comentario que tendrás que pagarme el doble -le saco de la nada-.

-No comprendo, ¿por qué tendré que pagarte más de lo que acordamos?, la tarea era bastante simple, solo te pedí morder a la chica.

-Si pero jamás me dijiste que se pondría violenta, me rompió una costilla -se quejo-, por eso no pude venir antes.

-Impresionante, parece que eres más inútil que la zorrita.

-Suficiente ya dame mi dinero.

-Esta bien, tomalo.

Patrick se hacerco a una pequeña repisa, abrió ambas puertas buscando el dinero, se quedo inmóvil, se tapó la cara con su brazo, Sebastian parecía harto, Patrick comenzó a soltar una risa sínica y fría, con una movimiento rápido y confiado saco un revólver y apuntó en dirección a Sebastian.

- Aquí tienes tu paga- dijo con frialdad-.

Sin dejarlo responder o reaccionar a Sebastian aprieta lentamente el gatillo, la bala sale disparada y aterriza en la frente de Sebastian, sus piernas y brazos se mueven sin control, pierde fuerza y cae desplomado al suelo, sus ojos se tornaron de color blanco.

Con una mirada fría de parte de Patrick, la vida de Sebastian había terminado. Patrick salió triunfal de la habitación.

-¿Ya se la pusiste?.

-Si -dijo con voz nerviosa-, y parece que ya esta surtiendo efecto, ya cumplí mí parte del trató ahora es tu turno -salio rápidamente de la casa.

Victoria se mueve lentamente, sus respiraciones eran profundas, lentamente trato de ponerse de pie pero noto que no podía hacerlo gracias a las cadenas.

-¿Donde estoy? -dijo abriendo los ojos-.

-Al fin despiertas dormilona -bromeó Patrick-, debo agradecerte, facilitaste mucho mi trabajo cuando me entere de tu supuesta huida, me abriste las puertas para obtener la gloria eterna, para compensarlo te dejare vivir para que lo veas.

-¿No puede ser que aras conmigo? - le exigió-, y ¿donde esta.....?

-Raziel -la interrumpio-, lo más probable es que le este dando una buena cogida a su novia Arwen -Victoria se quedo paralizada y sus ojos se humedecieron-.

-No es verdad -dijo reteniendo las lágrimas-.

Patrick abrió un pequeño cajón que tenia un compartimiento secreto, parecía que buscaba algo y lo encontró, parecía ser una fotografía, Patrick solo le permitía ver la parte tracera.

-Él me pidió tomar esta fotografía para que recordara los buenos momentos con Arwen, la acabo de robar de su casa en el corto tiempo que estuvo fuera de su casa unas cuantas horas después de que te largaras.

-¡Enseñamela de una puta vez! -grito molesta-.

Con un movimiento rápido de dedos Patrick dio la vuelta y Victoria logró ver la foto se quedo paralizada y esta vez no pudo contener las lágrimas que se juntaban en sus ojos, dejo de aplicar fuerzas para tratar de soltarse de las cadenas, recostó su cabeza en la cama, ella trato de tranquilizarse lo más que pudo pero eso fue algo imposible, la imagen era muy dolorosa para la joven que apenas de se estaba sintiendo querida en este mundo lleno de sufrimiento a la que nunca había sido aceptada como lo merecía.

-Ahora sabes porque Raziel dejo de tomarte en cuenta después de que te ententeraras de lo que en verdad eres, él solo te quería traer aquí para engañar a Arwen pero vio que no valías la pena y te olvido, te desecho, eras un simple juguete para Raziel.

Las lágrimas de Victoria de derramaban por sus mejillas, ya no pudo aguantar más el llanto hací que solo se dejo llevar por sus emociones.

Aquella imagen jamás se borraría de su memoria. Raziel y Arwen desnudos en una cama, uno sobre otro, sonriendo la cámara.

-Raziel tranquilizate de una buena vez -me reclamó Alexander tomando mis brazos-.

-Sueltame Alexander -le exigí-.

No se por qué o cómo logró Alexander logró arrastrarme hasta la entrada de mi propia casa, tal ves con su maravilloso don de la persuasión. Me puse firme y con un fuerte jalón logre que me soltara, sus dedos estaban marcados en mi piel.

-Raziel -me llamaban a mis espaldas una voz de mujer-.

Me di la vuelta y mire a Arwen que se acercaba corriendo y con lágrimas en los ojos, me dio un fuerte abrazo que por poco me hace perder el equilibrio. Se desato en llanto en mis brazos.

-¿Qué sucede Arwen? -dije un poco preocupado-.

-Raziel fue terrible, Victoria a muerto -dijo dándome una abrazo-.

-¿Qué? -dije con voz temblorosa-.

-Lo siento mucho Raziel -se lamento Arwen-.

-No puede ser - se dijo Alexander-.

Gota rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora