Capitulo 2.

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Senti un fuerte dolor de cabeza  cuando me recordó lo de la otra noche.

-Descansa Victoria dentro de un par de horas podrás regresar a tu casa, por cierto tienes una visita- me dijo señalando la puerta-. 

-Victoria- dijo entrando a la habitación-, ¿estas bien?.

-Si, con dolor de cabeza pero bien.

-Que bueno- parecía aliviada-, estuve muy preocupada por ti Victoria, ahora debes descansar.

Espere a que se fuera para poder acomodarme  y cerré mis ojos nuevamente. Salí tranquilamente del hospital, junto con Miranda muy pagada a mi. Después de un rato paramos en una pequeña tienda a comprar comida para el dia siguiente y para ese momento, estaba muerta de hambre.s

-Miranda, me voy a adelantar.

-¿Por que?.

-Necesito ir al baño- mentí, lo que sensitiva era un tiempo a solas-.

-Bien pero ten cuidado.

Comencé a caminar lo mas rápido que pude para tener aunque sea quince minutos de privacidad, me desespere y corrí, soplaba un viento muy fuerte y lleno de basura y estaba en dirección contraria, mi vision cada vez se hacia mas borrosa, estaba a punto de llegar al final de la calle cuando una sombra negra se apareció enfrente de mi y choque con ella y ambos caímos al suelo.

-¿Que demonios....?- dijo mirándome con asombro-, ¿estas bien niñita?

-A quien le llamas niñita- le grite, apartándome de encima-.

-Que agresiva eres-me reclamo-, casi siempre son los niños lo que chocan con migo.

-¿Que me quieres decir con eso?

-Olvídalo, y ¿como te llamas?

Lo mire fijamente para decidir si era de fiar.

-Primero dime tu nombre.

-Como quieras- suspiro- me llamo Raziel.

-Victoria.

Raziel se puso de pie era buen momento para inspeccionarlo ; alto, cabello negro, ojos cafe claro, no era feo en pocas palabras.  Puso su mano enfrente de mi  para ayudarme a levantarme, yo la acepte, su voz es muy calida y tranquilizadora.

-Ahora me debes una disculpa- dijo mostrando una amplia sonrisa-.

-¿Que?- le grite-.

-Otra vez con la agresividad, primero yo caminaba mientras tu corrias haci que fue tu culpa.

-Rayos- me mordi el labio y por fin pude decirlo-, perdon por haberte tacleado.

-Genial- parecía satisfecho-,¿a donde ibas tan deprisa?

-A mi casa.

Gota rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora