Capítulo 11.

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-¿Lucía, te vienes a los bebedores?- me pregunta desde la puerta Cristina.

-¡Sí, voy! ¡Espera que acabo de copiar los ejercicios!- le grito mientras escribo rápidamente.

Cierro el libro de física y química, meto las actividades en el cartapacio y dejo los ejercicios de mi amigo, Víctor, en su mesa. Cojo mi teléfono y voy corriendo hasta la puerta.

Nada más salir: Nuria, Cristina, Diego y Santi, un compañero de clase, nos dirigimos a los bebedores. Al bajar los tres pisos, vamos hablando de distintos temas, pero uno me llama realmente la atención.

- ¿Sabéis Michelle, la de la clase de al lado? - pregunta Diego.

-Sí, ¿qué pasa?-respondo.

- Su tutor les ha comentado que este martes que viene iremos a una exposición de física y química, o algo así - contesta mientras mira su teléfono.

-Yo estaré enfermo ese día - dice Santi riendo.

-¿Y qué profesores irán? - pregunta Cristina a Diego.

- ¿Cristina eres un poco tonta, no?- suspira Nuria.- Si vamos a una exposición de física y química, ¿quién irá? Pues el profesor de física y química.

-Y el de matemáticas - añade Santi.

-¿Federicco o Ángela? - pregunto dudosa.

-Los dos supongo - responde Diego indiferente.

En ese momento, me cuestiono si ir o no a aquella exposición. Federicco estará allí, nos acompañará y estaré toda la gran parte de la mañana junto a él, bueno, no literalmente.



***




Camino rápidamente hacia los bebedores dejando a mis amigos detrás de mí, me hago una coleta para sujetarme el pelo y me inclino para beber agua. De repente, como si viniese de la nada, noto que me cae agua en toda la cabeza, me incorporo y veo a Santi riéndose a carcajadas mientras Diego le señala con el dedo y Nuria y Cristina asienten dándole la razón a mi amigo. Corro y le pego una bofetada a Santi acompañada de un grito.

-¿Tú eres tonto, o te lo haces?

Deja de reír y se pone completamente serio. Sin más miramientos, me coge y me cuelga en su hombro mientras ríe sin parar, y yo, como siempre, grito para que me deje.

-¡Santi, déjame!- grito pegándole con los puños su espalda.

-¡Menuda fiera tiene que ser en la cama, Lucía! - grita.

-¡Santi!

Él tan solo se limita a reír y seguir dando vueltas por el patio, pero como su mentalidad no llega a un nivel normal, decide entrar al bar de mi instituto conmigo cargada al hombro. Nuria, Cristina y Diego nos siguen mientras se carcajean de mí. Y, nada más entrar, me encuentro a quien menos quería, Federicco.

-Me quiero morir...- murmuro.

-Sh, tranquila, fiera - dice burlón Santi.

-Ay, Santi, amor mío y de mi vida, bájame que la sangre se me va a la cabeza - suplico

-No.

Puedo ver, de reojo, cómo Federicco no oculta su sonrisa al ver tal escena. Yo estoy roja como el tomate, no quiero darle mala impresión y es lo primero que causo.

-Menudos estáis hechos - dice riendo Elisa, una profesora de plástica de la ESO.

-¡Ayudadme!- grito.- ¡Qué me viola!

Santi se empieza a carcajear junto a los profesores que se encuentran allí, uno de ellos Federicco. Me pega un azote en el culo mientras sigue riendo, me baja y tengo la cara roja por la sangre y la vergüenza. Me acomodo los pantalones, el jersey y mi pelo mojado.

- Te odio -le digo sacándole la lengua.

-¡Ay, mi niña!- grita Santi mientras me ahoga entre sus brazos.

Me suelta y miro a mi alrededor a todos los profesores. Nos observan cuirosos, y creo que esperan que nos besemos, o algo por el estilo.

-No somos novios - les aseguro.- Yo no saldría con este simio, no caigo tan bajo.

Le miro con una sonrisa burlona.

- Esa ha sido fuerte Santi, tiene carácter - dice mi tutor riendo.

Santi se pone rojo y tengo oportunidad para salir. En la puerta está Federicco, me ve y me guiña un ojo junto a una sonrisa y, ahí, justamente ahí, mi corazón empieza a saltar de alegría y mis mejillas se tornan rojas como la sangre, otra vez.











***











-Por lo tanto las notas serán entregadas a finales de mayo - escuchamos a lo lejos a Rubén.

Me giro para verle y comprobar que no se ha percatado de lo que estamos haciendo. Diego y Santi se encuentran sentados en el suelo, en la esquina que está más alejada del profesor en toda la clase, junto a: Nuria, Cristina y yo.

Nuria insiste en que Diego le pida a nuestro tutor si es cierto lo que comentan sobre la exposición de física y química. A mí, sinceramente, me resulta indiferente, yo solo quiero estar con Federicco aunque sea a la distancia.

Diego se va gateando hasta su asiento, intentado que Rubén no se de cuenta. Al sentarse, levanta la mano y nuestro tutor le da permiso para hablar.

-¿Es cierto aquello de la exposición de química?

-Ah, sí. Tengo los papeles justo aquí - dice mientras rebusca en su carpeta.

A los cinco minutos, los encuentra y empieza a leernos en que consiste aquella exposición. Yo no le doy importancia, solo quiero saber si va él.

-¿Y qué profesores irán? - pregunto.

-Pues...-ojea la hoja.- El profesor de matemáticas, Federicco, junto a José Luís, el de física y química.

Asiento.

Mi corazón late otra vez rápido con tal solo pensar que estaré con él, a la distancia, pero con él.

Me agacho y me siento en el suelo junto a Santi, el cual se gira dándome la espalda y me suplica que le de un masaje, a lo que yo no puedo negarme.

Las demás clases pasan como siempre, algunas con risas o con menos. No me he vuelto a encontrar a Federicco en todo el día, no me molesta, pero me hubiese gustado verle, otra vez. Pero ya sé que estará cerca de mí el día de esa exposición, y con tan solo pensar eso, el corazón me salta de alegría.

Quiéreme, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora