Sonrío y asiento. Miro a la peluquera y me sorprendo ante lo bien que me ha dejado el pelo.
-Gracias por todo.
-No hay de qué - sonríe.
Me miro al espejo y observo cómo mi pelo ya no es rubio, pero tampoco castaño. Le pedí a la peluquera un tono intermedio entre rubio y castaño, ella me eligió el rubio oscuro. Observo de espaldas cómo me llega ya casi por la cintura.
Me acerco al mostrador y le pago todo, me despido de ella y salgo del salón. El frío de invierno hace que la piel de mi cara quede helada. Soplo y me dirijo hacia la parada de bus. La calle está transitada a aquellas horas del mediodía, tengo que volver a la universidad, pero cuando empiezo a ir más rápido, me topo con alguien.
-¡Ve con cuidado!- le grito volteándome hacia aquella persona.
El chico se girq.
-¿Diego?- pregunto extrañada.
-Perdona, ¿quién eres?
-¡Soy yo, Lucía Rodríguez!
Abre los ojos de par en par.
-¡Lucía, mi niña! - grita.
Corre hacia mí y me abraza para elevarme al aire. Hace cuatro años que no sabía nada de mi mejor amigo y le echo mucho de menos. Le abrazo fuertemente y aspiro su aroma, huele igual que siempre.
-Has cambiado mucho- le comento.
-Tú tampoco te quedas atrás - me dice observándome.- Ya no estás rubia.
Río.
-No, ya no. ¿Qué tal tu vida, sigues con Amanda?
-No - suspira.- Lo dejamos hace dos años.
-¿Estás bien?
Asiente con la cabeza.
-¿Y tú sigues con Eric?
-Sí - afirmo sonriendo.- Ya hace cuatro años que estamos juntos.
Él ríe.
-Me pediré padrino del niño.
Río y miro mi reloj.
-Perdona, me tengo que ir, llego tarde a la universidad. ¿Sigues teniendo mi teléfono? - asiente - ¿Entonces te va bien quedar algún día? Intentaré juntar a todos.
-Claro, perfecto. Nos vemos, pequeñaja.
-Adiós, Diego.
Le abrazo y él me corresponde, nos damos dos besos y me alejo agitando la mano a modo de despedida. Él hace lo mismo. Corro por las calles transitadas hasta llegar a la parada del bus, me subo y en unos minutos me encuentro en la universidad.
Tomo aire y me adentro.
***
Gemidos salen de nuestras bocas para después dejar paso a un grito de placer tras haber llegado yo al clímax. Eric sigue embistiéndome fuertemente hasta que se corre, cae encima de mí y me abraza.
-No sabes cuánto te quiero - me dice.
Beso su frente y él se coloca al otro lado de la cama, se quita el preservativo y lo lanza a la papelera.
-Hace tiempo que no lo hacíamos- comento con voz adormilada.
-Yo me descargaba con la mano - murmura.-Prefería antes masturbarme a no dejarte estudiar y que suspendas.
- Es muy... ¿bonito?- agradezco extrañada.
-¿Tú no has hecho nada este mes?
Niego con la cabeza.
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Quiéreme, profesor.
RomanceAmbos creían que el amor era pura especulación, o incluso algo que se llegaba a sentir si tenías suerte de encontrar a la persona indicada. Profesor y alumna estarán sumergidos en una historia de amor, llena de pasión y sobre todo momentos dolorosos...