Capítulo 15.

20.3K 1K 23
                                    

Salgo del aula para dirigirme hacia las taquillas, dejar mis libros y coger los de la siguiente hora. Tras acabar, emprendo camino hacia el segundo piso para asistir a la clase de economía, y, nada más bajar, me encuentro a mi profesor en el pasillo.

Lleva el pelo húmedo y una sonrisa inunda su cara, tan solo verle, me contagia la sonrisa y hace que el rubor en mis mejillas cobre vida. A pesar de eso, sigo caminando hacia el aula, pero cuando pasa por mi lado, aspiro su aroma que queda impregnado en mis fosas nasales, así causando que esta misma noche sueñe con él.

Siento como si una fuerza nos junta y estire de ambos para unirnos, pero creo que solo han imaginaciones mías, como siempre.

***


La clase de economía transcurre lentamente, yo intento atender en clase, y lo hago, pero sigo oliendo su olor e imaginándome que por un día, aunque después nada vaya bien, me dedique esa sonrisa que lleva hoy a mí.

Quiero que sea mío, pero es bastante complicado...

-Señorita Rodríguez, salga a la pizarra a hacer el ejercicio diez - me ordena mi profesora de economía.

Me giro para mirar a Cristina y preguntarle qué ejercicio tenía que hacer. Ella me indica cuál era, abro el libro y me dirijo a la pizarra a realizar el ejercicio. Mientras lo resuelvo, su olor viene nuevamente a mí, provocando así que las cosas se me olviden y me quede tan solo pensando en él.

-¿Ha acabado? - pregunta mi profesora desde su asiento.

Niego con la cabeza y sigo resolviendo la actividad.




***







El timbre suena y nos levantamos de nuestros respectivos asientos, Cristina y yo nos dirigimos a las taquillas y después esperamos a Nuria en la entrada del colegio para ir a pasar el tiempo de descanso en la cafetería.

Las tres emprendemos camino hacia allí, y mientras ellas van hablando de sus asuntos, yo estoy ausente con la mente en blanco.

-Oye, perdida -me llama Cristina.- ¿En qué piensas?

En ese momento, vuelvo a la tierra y miro a mis amigas que esperan una respuesta.

-Nada, me he quedado ausente.

-¿Te vienes hoy a mi casa a estudiar?- me pide Nuria.

Asiento y seguimos hablando hasta llegar a la cafetería, nos sentamos y pedimos lo que cada una quiere. Mientras esperamos nuestros pedidos, surge el tema del que menos me gusta hablar en público, Federicco.

-Bueno, ¿y qué tal?- pregunta Cristina mientras alza y baja las cejas repetidas veces.

-Pues...- medito unos segundos.- Pues supongo que bien... La verdad, no lo sé - digo cabizbaja.

Los pedidos llegan y la conversación la doy por finalizada, o eso creo, pero cuando Nuria habla sé que no quieren que acabe.

-¿Cómo que no lo sabes? Esta más que claro que le atraes.

Cristina afirma con la cabeza dándole la razón.

En ese momento dejo mi bocadillo a un lado, apoyo mi cabeza sobre mis manos e intento tranquilizarme. Ellas no saben lo difícil que es querer pero no poder, y si lo saben, no tienen miedo.

-Tengo miedo a que no me quiera - digo finalmente.- A que todo sean simples imaginaciones y haya malinterpretado las cosas.

-Es que en eso también lleva razón, Nuria.

Quiéreme, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora