Capítulo 36.

12.6K 729 20
                                    

Cierro los libros y los meto en mi bolso para después salir de la universidad. Mientras camino, me dedico a escuchar música con los auriculares puestos.

Estoy en mi último año de universidad, y si miro hacia atrás, hace nada que había empezado la universidad.

Hace poco me saqué el carnet de conducir, gracias a eso no tengo que esperar sentada en las escaleras a que mi novio me pase a buscar. Abro la puerta de piloto y me adentro en él, dejo mi bolso en los asientos de detrás, pero cuando estoy por dejarlo el teléfono suena.

Diego: Hola, pequeñaja. He hablado con: Santi, Nuria, Cristina, Pedro y Raúl para quedar. Todo ellos pueden, ¿tú?

Yo: Obviamente ;). ¿Día? ¿Hora? ¿Lugar?

Dejo el teléfono en el bolso y enciendo el motor para luego ir hacia casa.

****

Salgo de mi casa peinando el pelo con mi mano derecha mientras que con la otra intento, a duras penas, abrir la puerta del piloto. Entro en su interior y dejo mi bolso en el asiento de copiloto.

Enciendo el motor y emprendo camino hacia la casa de Nuria, donde allí se encuentra Cristina junto a ella. Al llegar, hago sonar el claxon y ellas salen del portal para dirigirse a mi coche.

-Hola - saluda Cristina mientras se pinta los labios.

-Hey - me saluda Nuria.

-¿A dónde vamos a buscar a Diego?

-Me ha dicho que en la puerta del colegio- dice Nuria mientras lee el mensaje. - No sé el por qué.

Asiento extrañada y emprendo camino hacia nuestro antiguo colegio. Al llegar, las tres bajamos y esperamos pacientes a Diego.

El viejo timbre del instituto suena haciéndonos recordar momentos de hace casi cinco años. Cristina suspira y empieza a teclear hábilmente su pantalla mientras Nuria y yo buscamos por la calle alguna señal de Diego, pero realmente nos asombramos cuando le vemos salir de nuestro antiguo instituto con un maletín sujetado de su mano.

-Hola - saluda sonriente.

-¿Qué haces saliendo de allí?- pregunto extrañada.

-Ah, es cierto. No os lo dije -ríe nerviosamente mientras se rasca la nuca.

-¡Pero dilo!- exige Nuria.

-Trabajo aquí. Bueno, estoy de prácticas de profesor de tecnología.

-¿Con quién? - pregunta Cristina.

-Ernesto.

Desvío mi mirada hacia la puerta principal del colegio y mi corazón, sin más miramientos, empieza a latir rápidamente ante el pensamiento fugaz que ha pasado por mi cabeza.

Él puede salir en cualquier momento por aquella puerta.

-Bueno... ¿Nos vamos?

Los tres asienten y nos subimos a mi coche para dirigirnos a la cafetería dónde nos reuníamos antes. Mientras conduzco hacia el lugar, pequeños flashbacks vienen a mi mente sobre el instituto, y claramente todos son con él. Creía pensar que Federicco ya es una etapa del pasado, que he olvidado todo, pero supongo que aunque transcurra mucho tiempo y si la relación fue intensa, algo queda.

Al llegar, los cuatro bajamos y nos encontramos con: Pedro, Santi y Raúl. Abrazo fuertemente al primero y último para después quedarme colgada en los brazos de Santi.

-¡Hola, renacuaja!- exclama cuando me ve.

Río ante su saludo y le beso la mejilla para después escanearlo físicamente. Santi ha cambiado, ya no es el mismo, al igual que Pedro y Raúl.

Los siete entramos en la cafetería y mi corazón se vuelve a acelerar con tan solo pensar que pueden estar allí Rebeca y Federicco. Al entrar, miro rápidamente todo el local en busca de sus presencias, pero no les veo y suspiro aliviada. Nos sentamos en una mesa y empezamos a charlar animadamente hasta que Diego interrumpe.

-Bueno, ya sabéis que estoy en prácticas de profesor - todos asentimientos extrañados. - Pues resulta que este trabajo cada vez me gusta más.

-No te pierdas por ninguna alumna, ¿lo sabes, no?- advierte Pedro seriamente.

-Tengo a otra en mente.

Todos nos miramos entre nosotros.

-El caso es que me he enterado de muchas cosas de las que desconocíamos - mi corazón late rápidamente ante el miedo de que sepa que tuve algo con mi profesor.- El otro día fui a hablar con Ernesto, y resulta que él estaba hablando con Federicco.

En ese instante, las miradas de Nuria y Cristina se desvían hacia mí y me miran asombradas, yo tan solo me limito a hacer una mueca.

-¿Y qué pasa? - pregunto Nuria intentando no darle importancia al tema.

-Resulta que Ernesto discutía con él porque Federicco dijo algo de...- piensa unos segundos.- Todavía no la he olvidado a pesar de estar con Rebeca.

Nuria y Cristina abren los ojos al igual que yo.

-No sé a quién se referían, pero por lo que escuché resulta que es una ex novia.

-Que imbécil, ¿no?- dice Raúl.

-Sí -afirmo. - Añora a su ex novia y está con otra. Luego cuando él la busque tal vez no esté, porque después de todo lo que hizo...

-¿Qué hizo? - pregunta Pedro.

Se forma un nudo en mi garganta.

-No lo sé. Por eso digo que depende de lo hiciese tal vez su ex no quiera volver con él.

Todos asienten ante lo que digo y Nuria simula quitarse una gota de sudor invisible de la frente, sonrío nerviosamente y la conversación se desvía hacia otro tema.

-¿Qué desean tomar?- escucho.

Mi mente recuerda aquella voz, o tal vez era una simple ilusión mía. Alzo la vista y me quedo petrificada, es Rebeca. Ella me ve y su rostro se desfigura para convertirse en odio.

-Hombre. Hola, Lucía - dice con una sonrisa falsa.- ¿Qué tal?

Nuria va a responder pero interrumpo.

-Muy bien- respondo su sonrisa falsa con otra.- Por lo que veo tú no.

Ella enarca una ceja y va a responderme cuando Raúl interviene y pide lo que quiere, al igual que el resto. Después de traernos cada uno lo respectivo, empezamos a charlar pero Diego me mira preocupado, y entonces habla:

-¿Qué ha pasado con esa? - pregunta refiriéndose a Rebeca.

-Nada - niego con la cabeza.- Una chica que me cae mal. Nada más.

-¿Segura?

Asiento y él me sonríe dulcemente.

Después de quedar con todos, vuelvo a mi casa dispuesta a descansar, pero me encuentro a Eric en el salón de mi casa charlando animadamente con mi padre.

-Hola- saludo.

-Hola, hija - dice incorporándose. - Bueno, os dejo solos.

Beso a mi padre en la mejilla para después sentarme en el sofá con Eric, le abrazo, y antes de besarle, miro sus ojos verdes profundos.

-Te quiero- le digo.

-Y yo, mi amor.

Le beso, y no sé por qué, pero mi mente viaja hacia los momentos con Federicco. Admito que después de ver a Rebeca y mirar el portal de mi antiguo instituto, un sentimiento guardado ha removido mi interior.

Quiéreme, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora