Como cualquier viernes por la tarde, merezco un descanso, pero no puedo. Tengo dentro dos semanas todo lleno de exámenes y debo de saberme todo para así ir más tranquila.
Abro el libro de historia y empiezo a recitar la teoría en voz alta mientras tapo la página para que así se me quede todo en la memoria. Después, empiezo a hacer esquemas de todo lo que me he memorizado, que ha sido gran parte.
Gran parte de la tarde he estado estudiando, ya que cuando miro por la ventana, puedo ver el atardecer. En ese momento, la puerta de mi habitación se abre y deja ver a una Nuria vestida con: un vestido de escote pronunciado junto a sus tacones con una chaqueta, también a una Cristina con un vestuario un tanto salido de lo normal: un top donde solo tapaba sus pechos y un short que no llegaba a cubrir todo el abdomen pero si el trasero junto un abrigo.
-Vístete que nos vamos - me ordena Nuria mientras me lanza ropa de mi armario a la cama.
-Tengo que estudiar.
En ese instante, aparece mi madre por la puerta junto a mi padre.
- Tras habernos convencido mil veces, hemos aceptado, pero a las cuatro en casa.
Suspiro con pereza.
-De acuerdo.
Cristina pega un gritito de la emoción y me elige un conjunto para la noche del viernes: un vestido negro con la espalda descubierta junto a dos tacones y una chaqueta den mismo color que el vestido.
-Va, vístete - me ordena.
-Es muy... ¿abierto?
-Allí hara calor, ademas tapa hasta la mitad de la espalda.
Asiento para después vestirme y dejar mi maquillaje en las manos de las dos.
-Pensaba que sería peor.
Me observo en el espejo y miro mi rostro. Me han aplicado brillo de labios y han ahumado los ojos, también no cabe olvidar que me han rizado el pelo.
-Sí, ya -dice Nuria nerviosa.- Venga, que llegamos tarde.
Bajamos las escaleras y nos despedimos de mis padres, llamamos a un taxi y emprendemos camino. Como tradición, Nuria nos daba los tres preservativos, -como ya os conté anteriormente- , para las noches que nos vamos de fiesta.
-Esta vez, menos beber y estar más atenta al condón - le reño.
Nuria, simplemente, sonríe y Cristina se ahoga de la risa. Nada más llegar, cada una entrega su abrigo y su bolso.
El chico del guardarropa me guiña un ojo, a lo que yo le respondo con una sonrisa coqueta. Si no puedo estar con quien yo quiero, tengo que pasar página con otra persona, pero no de solo una noche.
Cristina se acerca a la barra y nos deja a Nuria y a mí en la pista moviéndonos al ritmo de la música.
-Hola - escucho que me decían.
Miro asustada a Nuria, a lo que ella me responde con una sonrisa, y desaparece entre la gente. Me giro y me encuentro a un chico guapísimo, ronda los veinticinco años.
-Te invito a una copa - me propone.
Es hora de hacerse la difícil.
-¿Y cómo sé que no me meterás algo?
Ríe.
- ¿Cómo te llamas?- pregunta mientras me coge por la cintura con sus manos.
-¿Qué nombre me queda mejor?- pregunto coqueta.
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Quiéreme, profesor.
RomanceAmbos creían que el amor era pura especulación, o incluso algo que se llegaba a sentir si tenías suerte de encontrar a la persona indicada. Profesor y alumna estarán sumergidos en una historia de amor, llena de pasión y sobre todo momentos dolorosos...