Capítulo 14.

20.1K 1K 49
                                    

Llego a clase alegre, estoy feliz por un insignificante beso. Me acerco a Cristina por detrás y la achucho lo máximo posible, a lo que ella me responde con una risa.

- ¡Estoy feliz!- grita mientras me abraza.

Río.

-¿A qué se debe eso?- pregunto pícara.

-¡Salgo con Alfonso!

-Enhorabuena - la felicito.

-Tendré que regalarte más cajas - comenta Nuria.- Mi pequeño polluelo es una diosa en la cama y necesita protegerse.

Cristina y yo reímos ante el drama de Nuria en aquellas palabras, nos dirigimos a nuestros respectivos lugares y miramos embobadas cada una su móvil hasta que me acuerdo que tendría que contarles lo sucedido hacía diez minutos.

-Tengo un notición - digo eufórica mientras agito nerviosamente las manos.

-¿Al final es verdad que Raquel engañó a Fran con Luís, y Luís salía con la prima de Raquel? Ya decía yo que todos eran muy raros... Raros pero listos. Seguro que la tendría grande...- murmura para sí misma Nuria.

-¿Qué dices?- pregunto confundida.- Es otra cosa.

-¿Te has enamorado de otro?-pregunta Cristina.

-No, que va - río. - He besado a Federicco.

Ambas abren los ojos y forman una "o" con sus bocas.

-En la mejilla - especifico.

-La virgen santa - murmura Nuria.- ¿Y cómo pasó todo?

En unos cinco minutos les explico todo lo sucedido esta mañana y, nada más acabar, aparece el hombre que me ha robado el corazón por la puerta.

-Hablando del rey de Roma... - dice Cristina.

-Por la puerta se asoma.

Federicco dirige su mirada a mí unos segundos, me mira a los ojos sin expresión alguna. El rubor, automáticamente, se hace presente en mis mejillas y el corazón empieza a latirme apresuradamente mientras en mi mente viene aquel simple y casto beso en su mejilla que me causó hormigueos por todo el cuerpo.

Sube a la tarima, deja el maletín y empieza a hablar sobre lo qué haremos en la exposición, en cambio yo, me dedico a observar su rostro y sonreír como una tonta cuando sus mirada se posa un segundo en mí.

-Ahora dejad todo recogido y por parejas iremos hacia los autobuses - nos ordena.

Todos nos levantamos y recogemos, yo cojo mi teléfono junto a los auriculares. Me subo los pantalones y me arreglo el pelo, mientras, Nuria y Cristina se dedican a reír y negar con la cabeza.

Nos quedamos las últimas de clase dado que no encontraba los auriculares, así que al salir pase por al lado de Federicco pude notar su aliento cálido acariciar mi mejilla y, sin darme cuenta, rozamos nuestras manos.

Las tres nos dirigimos al autobús sin dirigir palabra alguna, supongo porque no había nada que contar exceptuando lo de Federicco.

Al tenerlo detrás de mí, no negaré que no noto su mirada en mí, porque la noto, y eso causa una pizca de nerviosismo en mi forma de actuar, más rubor en mis mejillas y las ganas de girarme para aclarar las dudas.

Durante el trayecto, estuvimos las tres hablando de cosas sin importancia excepto Cristina, que llevaba todo el día hablando de lo feliz que era con Alfonso. Nuria se durmió a la media hora de emprender el camino, y yo me puse los auriculares y acompañé a mi amiga, así cayendo en los brazo de Morfeo.

***



-¡Chicas despertad!-nos grita una voz desconocida.

-Cinco minutos más, mamá - murmuro yo.

-Lucía, levanta o atente a las consecuencias - me dice aquella voz.

Entonces comprendo de quién se trata. Me despierto rápido, así provocando que suba el rubor a mis mejillas, otra vez.

Las tres nos incorporamos somnolientas y quejándonos por no haber dormido más, en cambio Federicco y José Luís, el profesor de química, ríen ante nuestras caras y quejas.

Al bajar, nos reunimos todos y asentimos a todas las cosas que nos dicen, y como siempre, las tres nos quedamos las últimas por nuestra flojera a la hora de ponerse en orden.

-Lucía, hoy tu cara brilla como el sol - comenta riendo José Luís.

Yo, dormida, fuerzo una sonrisa y asiento con la cabeza, en cambio mis amigas junto a él ríen a carcajadas.

Mi profesor de física y química es un gran amigo mío, nunca sobrepasé la línea ni quería ya que estaba él casado y con una hija, y aunque no lo estuviese, no lo haría, en cambio con Federicco mi instinto me lo pedía.

Me anima a arriesgarme.

Federicco se une a nosotros con cara de no entender nada, pero José Luís se lo explica todo. Al escuchar lo que le dice, me mira y ríe disimuladamente, en cambio yo, cojo mi teléfono y miro mi reflejo para darme unos retoques y no parecer un zombie.










La exposición ha sido... bastante interesante, por así decirlo. La gran parte del tiempo me he dedicado a quedarme embelesada por su belleza y observar como sus labios se movían al hablar, en cambio mis amigas tonteaban y hablaban con el profesor de química.

Nada más acabar la exposición, Federicco y yo observábamos como Nuria y Cristina coquetean con José Luís.

-Oye...- le digo.- Gracias por lo de esta mañana.

Me mira y frunce el ceño, pero a los segundos, se percata de lo que le hablo.

-Ah, claro, eso - ríe nerviosamente.- No hay de qué.

El silencio nos vuelve a inundar pero esta vez se corta rápidamente cuando vienen mis amigas y cada una me coge del brazo. Algo traman y eso no es lo que más me gusta...

-¡Hoy nos vamos de marcha!- dicen al unísono.

-¿Qué? Pero si el domingo ya fuimos, me vais a matar.

Suspiro.

-Venga, Lucía, no hará daño a nadie que vayas a una fiesta - comenta alegremente José Luís.

Yo asiento y desvío mi mirada a Federicco, él observa a su compañero y luego me mira a mí para encoger los hombros a modo de indiferencia.

-Me lo pensaré.

-Esta noche te emborrachas tú y llamas al tío de la última vez, relajáis las pelvis y ¡a follar!- exclama Nuria.

Yo bajo mi cara avergonzada, en cierta parte no quiero que Federicco lo sepa, me da la sensación de que le estoy engañando aunque no sea así.

Todos ríen a excepción él, que tiene que atender una llamada. Yo, al fin y al cabo, tengo que reír y asentir con la cabeza, lo que me espera esta noche...

-Pero no os descuidéis, ni dejéis el condón de lado, y tú, no pegues a la gente - les digo mirando a cada una.

-¡Lucía!- me grita Cristina avergonzada.- Eso no se dice.

Nuria asiente con la cabeza dándole razón.

-Es mi venganza.

Sonrío.

Quiéreme, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora