-¡¿Qué?! - es lo único que puedo preguntar.
-Ya no me quiere - solloza.
Dejo mi bolso en el suelo y voy corriendo hacia el sofá, me siento a su lado y la abrazo mientras en mi mente aparecen imágenes para torturar a Carlos.
-¿Qué ha pasado, cariño?
Sorbe la nariz.
-Dice que ya le cansa todo... Que ya no siente lo mismo- solloza.- Creo que me ha dejado por otra.
Abro los ojos.
-¿Qué?
-Lucía, ¿podemos hablar un momento?-me pregunta Cristina.
Cristina y yo nos dirigimos a mi habitación, ambas nos sentamos en mi cama y espero a que ella diga algo.
-Tenemos que hacer algo - comenta.- No puedo verla así.
-¿Crees que de verdad la ha dejado por otra?
-Yo que sé...
Suspira.
-Menudo cabrón.
-No soporto verla así...
Pasamos toda la noche junto a Nuria escuchándola llorar desconsoladamente mientras Cristina y yo maldecimos a Carlos por haberle provocado todo esto a nuestra amiga.
***
El despertador suena y miro la hora. Son las 7 a.m. Me despierto e intento no despertar a mis amigas ya que hemos dormido las tres en la misma cama. Me voy a mi habitación, cojo ropa y me dirijo hacia la ducha.
Tras acabar de levantarme, tomarme un café y maquillarme me voy a trabajar. Antes de irme, llamo al trabajo de Nuria y Cristina avisando de que ambas están enfermas, aunque sea mentira.
Aparco mi coche en plena calle transitada y bajo de él, me dirijo hacia el local y entro allí. Al entrar en la zona de trabajadores, voy al baño y me cambio por mi uniforme.
Abro la puerta y salgo del cubículo, dejo la bolsa en mi taquilla y veo a Samuel recostado en el marco de la puerta.
-Hola - musita con una sonrisa. - ¿No has dormido?
Frunzo el ceño.
-¿Desde cuándo te preocupas por mí?
-Desde que te besé ayer.
Suspiro.
-No somos nada.
-Pero yo quiero serlo - me dice. - ¿Te crees que no me he dado cuenta de la atracción mutua? ¿De cómo me miras?
-Estás delirando - niego con la cabeza.
-Por ti deliro.
-Samuel, ya.
-No, Lucía - se acerca a mí lentamente.- Me estoy confesando, ¿no puedes decirme que sí, sin más?
-Es algo muy complicado.
-Es muy sencillo.
Nuestros rostros están a escasos centímetros, posa su mano en mi mejilla y acerca sus labios a los míos, los roza para después devorarlos.
Sus suaves, feroces y duros labios me devoran al igual que los míos. Introduce su lengua en mi boca y viceversa, así provocando que la temperatura suba y gemidos salgan de nuestras bocas.
-Ya - digo separándome de él.
-¿Me tomo el beso como un sí?
Río y suspiro.
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Quiéreme, profesor.
RomanceAmbos creían que el amor era pura especulación, o incluso algo que se llegaba a sentir si tenías suerte de encontrar a la persona indicada. Profesor y alumna estarán sumergidos en una historia de amor, llena de pasión y sobre todo momentos dolorosos...