Capítulo 47.

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-¿Pero qué dices?- le pregunto atónita. -¿De dónde sacas eso?

Samuel me mira, entrecierra los ojos y tensa la mandíbula.

-No le quiero ver cerca más de ti.

-No puedes prohibirle la entrada.

-Soy el jefe - me recuerda.

-De los empleados, no del local.

Suspira.

-¿Se puede saber quién es?

Le miro, suspiro y aparto la mirada de él para después volver a mirarle.

-Mi antiguo profesor.

Abre los ojos, sus cejas se alzan y por un segundo creo que la mandíbula le va a caer al suelo.

-¿Tu profesor, Lucía? ¡¿Tu profesor?!

-¡Ni se te ocurra chillarme!- le grito.- Nadie me ha gritado, y tú no serás la excepción.

-Relájate - me dice.- Lo menos que quiero ahora es acabar mal.

-¿Pero qué dices? Si el que se tiene que relajar eres tú, no yo.

Suspira, se sienta en el sofá y me toma la mano. Por unos segundos pienso en apartarla pero al final la dejo debajo de la suya.

Observo su perfil y miro como busca algo que decir. Samuel se enteró,a través de las cámaras, como Federicco me hablaba e intentaba quedar conmigo pero yo me negaba.

No puedo negar que me guste que sea celoso, porque me gusta que se muera de celos, pero tampoco es cuestión de llegar a su casa, encerrarme y empezar una discusión sin sentido alguno.

-¿Le quieres? - pregunta.

-¿A quién? ¿A mi antiguo profesor?

Asiente.

-¿Por qué debería quererle?

-He visto cómo te miraba. ¿Tuvisteis algo, verdad?

Suspiro exasperada, me levanto del sofá y camino por todo el salón hasta estar enfrente suya.

-No te tendría que importar nada de eso, Samuel. Ahora con el que estoy es contigo, no con él.

-Pero le quieres, ¿verdad?

Niego con la cabeza, desvío la mirada y vuelvo a posarla en él.

-¿Tan poca confianza tienes en mí? - cojo aire.- ¡Te he demostrado que te quiero! ¿Acaso no es suficiente?

Me mira y frunce el ceño.

-Yo sé que me quieres, pero a él, ¿le quieres?

No me gusta hablar del tema, todavía sigo dolida.

Le miro con decepción en mi mirada, pero él lo ignora y tan solo espera paciente a mi respuesta.

¿Realmente sigo queriendo a Federicco?

¿Todavía siento lo mismo que años atrás?

No.

Rotundamente no.

-No. No le quiero.

Ladea la cabeza y entrecierra los ojos.

-No me gustaría que mintieses.

Frunzo el ceño y no digo palabra alguna. Me dirijo a la mesa que se encuentra en el salón, tomo el bolso y me dispongo a salir del apartamento, pero Samuel me toma del brazo.

-¿Qué haces?

-No pienso estar con alguien que desconfía de mí.

Abre los ojos atónito.

Quiéreme, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora