Capítulo 34.

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Al no poder ver no sé dónde estábamos. Si llego a afinar mi oído, puedo escuchar más que mi respiración y la de mis amigas.

Al quitarme la venda y ver que estamos en un almacén cualquiera, miro con el ceño fruncido a mis amigas, pero en ese instante las luces se encienden y deja ver a toda la gente que está allí.

-¡Felices 20 años, Lucía! - exclaman al unísono.

Mi cara en estos momentos es un poema, diviso entre la gente a Eric que viene rápidamente hacia mí. Me besa pasionalmente y me susurra al oído:

-Felicidades, mi amor.

-Gracias - musito.

La gente que se encuentra allí, se acerca a mí a saludarme y felicitarme. La mayoría son del grupo que tenemos hecho en la universidad y los otros son de nuestro antiguo colegio.

Miro el almacén entero y veo que se encuentra: una bola de discoteca, una barra de alcohol, cinco mesas repletas de comidas y un escenario con DJ. Al mirar al escenario, me doy cuenta de que Eric se sube, toma al micrófono y tiene intención de hablar.

- Primero, felicidades a la mujer de mi vida, Lucía. Te quiero muchísimo y para mí es un privilegio estar en tu 20 cumpleaños - sonríe. - En segundo quería decir que...¡Todos a la pista de baile a bailar!

El DJ aparece y hace su entrada triunfal poniendo algo de música electrónica, a lo que los demás nos movemos al son de la música dejándonos llevar.








Unas manos se apoderan de mis caderas, miro por el rabillo del ojo de quién se trata. Es Eric. Sonrío y me apego más a él. Estoy de espaldas a él, seduciéndole con mi baile y provocando que se excite.

-Porque hay gente aquí, si no ya te hubiese hecho mía.

Río tontamente y refriego más mi trasero con su intimidad. La dureza empieza a hacerse notable y queda a la vista en su pantalón. Me jala y me lleva al baño, me estampa contra la dura y fría pared de baldosas para besarme ferozmente.

El sonido de nuestros besos hace eco en todo aquel baño que es testigo de nuestro momento pasional. Se desabrocha el botón de los pantalones y se deshace de mi tanga para después bajarse la bragueta, tomarme por las piernas y penetrarme fuertemente mientras me empotra contra la pared.

-¿Este es mi regalo de cumpleaños? - jadeo.

-El primero de unos cuantos.

Sus embestidas son feroces y fuertes a medida que el tiempo pasa. Al cansarse de sostenerme en la pared, me deja en el lavabo y respira profundamente para después embestirme de un solo movimiento.

Jadeos, gemidos y gritos salen de nuestras bocas mientras escuchamos el sonido de nuestros sexos chocar. Puedo notar como el sudor empieza a acumularse en mi frente y mis paredes se contraen a causa del orgasmo que se avecina.

-¡Madre mía! - grita de placer.

Mueve ferozmente y sin piedad sus caderas, balanceándolas rápidamente mientras tiene la boca entreabierta y deja escapar jadeos de ella. Le beso ferozmente la boca, a lo que él responde con un gruñido.

Exploto de placer hasta el punto que no soy ni consciente de que mi novio está a punto de correrse dentro de mí.

-Me vengo - avisa con voz jadeante.

Se separa y lleva su mano a su erección para empezar a masajearla, pero no le dejo. Me pongo de rodillas y agarro su miembro para llevármelo a mi boca. Suelta un gemido ronco cuando su miembro entra en mi cavidad bucal.

Empiezo a mover mi cabeza hasta que su miembroo. Succiono, lamo y chupo su erección provocando gemidos feroces que salgan de su boca, y también causa que me moje más.

Noto como se tensa y empiezo a succionar más y más rápido, pasando la lengua por toda su longitud y haciendo círculos en su punta.

-Ya me vengo.

A los segundos. se corre en mi boca y me trago todo lo que ha expulsado. Se separa de mí y cierra su bragueta, yo me levanto, sacudo mis rodillas y me pongo el tanga. Cuando acabo me percato de que él me mira, me sonrojo y le miro con el ceño fruncido.

-¿Qué?

Río nerviosamente.

-Qué suerte tengo de tenerte.

Camina hasta estar a mi lado, me rodea con sus brazos y deposita un beso en mis labios. Sonrío y él me corresponde.

-Te quiero.

-Y yo, Lucía.

Al salir, vemos entrar a otra pareja que desconozco. Nos dirigimos a la pista de baile y seguimos bailando.

Me acerco a la barra de bebida y pido tres tequilas, me los bebo de golpe y me vuelvo a la pista con mis amigas.

-¡Os quiero!- grito contentísima.

Las dos rien y niegan con la cabeza ante mi locura. Carlos me abraza y me tiende una botella de whisky, pego un trago y pongo cara de asco ante lo fuerte que está aquello. Carlos ríe, rodea con sus brazos mis hombros y me revuelve el pelo.

Al poco tiempo, Eric me toma del brazo y me lleva al escenario.

-¡Aquí está la cumpleañera!- dice con el micrófono en la mano.

Toda la gente grita y aplaude.

-¡Todos tenéis comida y bebida gratis! ¡A emborracharse! - me mira.-¡Y tú, mi vida, vas a ser nuestra DJ!

-¿¡Qué!?- pregunto incrédula.

El DJ me toma del brazo y me lleva a su lugar, me explica todo lo necesario para hacer buena música y animar a la gente. Me pongo el casco y empiezo a mover los discos. La gente grita y baila, están felices al igual que yo.










-Ten, cariño- dice Eric.

-¿Qué es?- pregunto.

-Vodka azul con 7up.

Asiento y bebo de un trago todo el vaso. Agarro el micrófono y aullo ante la subida de alcohol, el DJ vuelve y le tieno los cascos para volver a la pista. Al bajar, Eric me toma de la mano, me hace dar una vuelta sobre mí mima y me agarra fuertemente para atraerme hacia sus labios. Me besa ferozmente y nos dirigimos a la pista a bailar.










La pista de baile huele a alcohol, sexo y sudor. Nuria me tiende una cachimba, aspiro el humo y lo suelto por la nariz para luego cedérselo a Eric.

Lo que recuerdo después, es que el alcohol empieza a nublarme la vista y acabo otra vez en los baños con Eric. 

Quiéreme, profesor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora