- Hace mucho tiempo...- murmura sin dejar de mirarme.- Estás cambiada.
Río cínicamente y desvío la mirada a los demás clientes.
-Teniendo en cuenta que han pasado seis años, es lo más lógico. Ahora, si no te sabe mal, paga y vete que hay cola.
Me mira asombrado.
-¿Cuándo acabes podemos ir a tomar un café?
Pienso en alguna excusa.
-Acabo tarde.
-Te esperaré sentado aquí hasta que acabes.
Suspiro.
-De acuerdo.
Murmuro cosas sin sentido y me volteo para preparar los pedidos de los demás clientes.
Mientras atiendo con una cordial a los clientes, no dejo de ver, de reojo, la mirada de Federicco puesta en mí. Lo menos que me imaginaba es que él estaría aquí.
-¿Y ese? - pregunta Marina señalando con la cabeza a Federicco.
La miro y niego con la cabeza.
-Nada, un antiguo profesor.
-Parece muy interesado en ti.
-Fui su mejor alumna - miento, aunque la verdad sí que lo fui en cierto modo.
Entrego el café a un chico y recibo el cambio, lo meto en la caja registradora y le devuelvo lo restante. Y así sucesivamente durante dos horas.
Mientras Rodrigo, Marina y yo estamos preparando y atendiendo a la gente, Samuel entra por la puerta de trabajadores. Me busca con la mirada, y cuando me encuentra, me guiña un ojo y me indica con la cabeza que le siga.
-Marina, en diez minutos vengo.¿Me puedes sustituir?
Ella asiente.
-¿Dónde vas?
-Samuel me ha llamado - digo sonrojándome.
Me mira y sonríe pícaramente.
-Anda, ve. Pero sexo ahora no, por favor, que hay mucha gente.
Río y niego con la cabeza.
-Ahora vuelvo.
Entro a la zona de trabajadores, y a los segundos, ya estoy acorralada por un cuerpo contra la pared. Por su respiración deduzco que es Samuel, entonces me besa. Introduce su lengua en mi boca y viceversa, para después obligarme a rodear su cintura con mis piernas y llegar a duras tientas a su escritorio.
-Hace ya una semana - murmura jadeando.- No puedo más.
Gimo.
Me quita el pantalón del uniforme en un solo movimiento y hecha a un lado mí tanga para empezar a estimular mi clítoris. Mientras lo estimula se dedica a besarme el cuello, morderlo y decirme cosas sucias al oído.
-Te pondría a cuatro ahora mismo...- murmura.- O tal vez follaría tu boca.
Todas aquellas frases y más, hacen que el nivel de excitación, tanto el suyo como el mío, suban rápidamente causando que estemos desesperados por liberarnos.
Empieza a mover su cadera y presionar contra mi sexo, provocando así fricción. No deja de mover sus caderas cada vez más y más rápido provocando que llegue al orgasmo, pero me quita el tanga y se baja los pantalones.
Al bajárselos, se quita junto a ellos los bóxers y puedo ver su querida erección. La rodea con su mano y empieza a masturbarse hasta llegar a mi lado. Me abre de piernas, se coloca el preservativo y posiciona su miembro en mi entrada.
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Quiéreme, profesor.
RomanceAmbos creían que el amor era pura especulación, o incluso algo que se llegaba a sentir si tenías suerte de encontrar a la persona indicada. Profesor y alumna estarán sumergidos en una historia de amor, llena de pasión y sobre todo momentos dolorosos...