-Quiero presentarte a mi familia -me dice mientras vemos Jurassic Park.
Frunzo el ceño para después mirarle asombrada.
¿Me está tomando el pelo?
-¿Bromeas?
Pone en pausa la película y se voltea en el sofá para verme.
-No - niega junto la cabeza.- Ya sé que es pronto pero... creo, y presiento, que esta relación será duradera. Por eso quiero dar el paso.
Le miro confundida pero acabo aceptando.
-Vale, de acuerdo. Pero que conste que tengo miedo.
-Les gustarás. No más que a mí, obviamente -me dice.
Reímos y me quedo mirándole. Segundos después nos encontramos en la luz de la noche que reina en Barcelona. Estoy encima de mi novio, besándonos ferozmente y tocando donde nuestros instintos nos piden.
-Lucía...- gime Samuel.
-Sh.
Dejo se besarle debajo de la oreja para dirigirme a su cuello y dejar una gran marca que será difícil de tapar. Necesito que todas se den cuenta de que es mío, solo mío.
Posa sus manos a ambos lados de mi cadera para bajarme y hacer fricción entre nuestros sexos.
Automáticamente, gemidos empiezan a salir de nuestras bocas. Cuanto he echado de menos esto...
-¡Dios, Samuel!-exclamo.
Las prendas de ambos cuerpos van desapareciendo a medida que los minutos transcurren y la temperatura sube. Los besos pasan de ser delicados a feroces y violentos, también cabe añadir que los rozamientos y la fricción no se para en ningún momento.
Parecemos dos adolescentes hormonados teniendo sexo en la parte trasera de un coche, pero no. Esta vez todo es distinto. Me separo de Samuel y veo su rostro.
Sus labios hinchados y rojos como la sangre reclaman los míos tan solo al separarme, su pelo se encuentra revuelto y apunta a varias direcciones, y por último, sus ojos. A causa de la escasa luz que nos viene de la televisión y la calle, puedo verle, pero su dura respiración confirma que está excitado.
Poso mi mano derecha en su nuca para después atraerle hacia mí y seguir besándonos para después acabar eliminando nuestra ropa interior. Me levanto y me dirijo a su habitación, saco un preservativo para después acercarme a él.
-Hazlo tú - murmura sin dejar de mirarme.
Le sonrío coquetamente, a lo que él responde con un gruñido. Tras ponerle la protección, posiciono mis piernas a ambos lados de sus caderas, y de una sola embestida, me penetra.
Mis caderas se mueven hacia alante y atrás, también suben y bajan pero aun así, los gemidos no cesan. Puedo notar por la expresión facial de mi novio que está disfrutándolo tanto como yo.
El tiempo transcurre y mis movimientos son más y más rápidos, también los gemidos se convierten en gritos tras llegar al clímax.
Posiciono mi cabeza entre el hueco de su hombro al cuello y aspiro su aroma: Samuel, Calvin Klein y sexo.
La madre que parió a este chico... que bien huele
-Quiero sexo de reconciliación cada día -murmuro sobre su hombro.
-Ya somos dos.
Me quedo la noche hasta el día siguiente en su casa, pero no dormidos. El martes por la mañana me dedixo a dormir a pierna suelta mientras mis compañeras de piso se quejan de mí.
-Es que mi cuerpo no se puede levantar...- murmuro con la cara presionada a la almohada.
-Eso te pasa por tanto follar, Lucía - me dice Nuria. - Sigue así y las piernas ni se te cierran un día.
-Nuria, cállate. Anda que lo arreglas...
-Eso, eso - murmuro. - Ahora dejarme dormir.
-¿Podemos hablar contigo? Y luego te dejamos dormir - me pide Cristina.
Asiento, me incorporo de la cama y veo como mis amigas se sientan al lado mío. Cristina, con su pelo rubio en un moño deshecho, y Nuria, con una coleta que sujeta su pelo rojizo, me observan atentamente.
-Hemos recaudado Nuria y yo el suficiente dinero para que te vayas a Mallorca a pasar unos días.
-¿Y eso se debe a...?
-Sabemos todo.
Arqueo una ceja y mi mirada se convierte en simple confusión.
-¿El qué?
-Sabemos que hablas con Federicco, que mantienes una relación con tu superior y que estás engañando a los dos - se miran entre ellas.- Por eso hemos querido Cristina y yo regalarte esto, necesitamos que desaparezcas para que te aclares. Sabemos que Federicco fue algo difícil de superar, ha vuelto y te ha removido todo. ¿Y liarte con tu superior? Ya te vale, Lucía.
Las miro asombrada.
-¿Cómo os habéis enterado?
-Me se tu contraseña - comenta Cristina.- Te quedaste sin batería, puse tu PIN, y al no tener patrón, pues cotilleé.
Suspiro.
-Solo necesito...
-Tiempo - me interrumpe Cristina.
-No, necesito que me quieran.
***
El reloj marca las ocho de la noche y empezamos los empleados a recoger el local. Mientras paso la fregona por la fría madera del suelo, noto la mirada de Samuel en mí, alzo la vista y veo cómo me devora con la mirada. Niego con la cabeza mientras asoma en mí una pequeña sonrisa. Samuel me guiña el ojo para después dirigirse a la zona de empleados.
-Lo que hay que ver...- murmuro.
Tras acabar de recoger el local y ponerlo todo en orden, nos marchamos a cambiar de ropa para después irnos. Me encuentro en el despacho de Samuel dándonos el quinto beso para despedirnos.
-No quiero que te vayas...-murmura entre beso y beso.
- Es que si no me voy no podrás acabar de trabajar.
-Trabajaré dándote placer.
Río como una tonta.
-No tienes remedio.
Diez minutos después, me encuentro en plena calle de Barcelona por la noche.
Suelto aire por la boca y veo cómo se formaba una pequeña nube de vaho a causa del frío. Me paro en la calle y busco por mi bolso las llaves de mi coche, cuando las encuentro, sigo caminando pero me choco con alguien.
-Pero mira a quién tenemos aquí...-escucho murmurar. - La que está con todos.
Levanto mi vista tras sacar las llaves del bolso y miro su rostro.
-¿Qué quieres?
-¿Qué tal con...? ¿Cómo se llama? ¿Eric o Samuel?
Niego con la cabeza.
-Hijo de puta.
-¿Se siente bien que te follen por dos, Lucía?
-¿Qué quieres, Federicco?
-Pensaba que no podías caer más bajo...
-¿Perdón?- preguntéoofendida.- Tú no eres nadie para hablarme así, ¿te ha quedado claro?
Ríe.
-Intento volver a reconquistarte pero me la devuelves así. ¿Tanto odio me tienes?
-¿Pero qué dices? ¿Te estás escuchando? Tú solo me quieres para sexo ¡Yo te quiero!-suelto.
-¿Qué?
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Quiéreme, profesor.
RomantizmAmbos creían que el amor era pura especulación, o incluso algo que se llegaba a sentir si tenías suerte de encontrar a la persona indicada. Profesor y alumna estarán sumergidos en una historia de amor, llena de pasión y sobre todo momentos dolorosos...