La guerra había pasado. Voldemort había caído, el nuevo Ministro Kingsley Shackelbolt había instado a la comunidad mágica a ayudar a reconstruir el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Lucius Malfoy enfrentaba un juicio a una condena de más de quince años en Azkaban, mientras que su hijo había sido absuelto por, básicamente, no haber hecho nada más que portar un tatuaje en la muñeca.
La familia Greengrass, si bien apoyaba las decisiones del Lord, jamás ninguno de sus integrantes había marchado en sus filas. Por lo que, ahora que el régimen era distinto, se acopablan e intentaban volver a sus rutinas. Las dos herederas, Daphne y Astoria, volverían a Hogwarts como opción personal, ya que el Ministro había decretado que todos los alumnos que quisieran finalizar sus estudios y recuperar el año perdido, podrían hacerlo.
Llegado el primero de Septiembre, ambas hermanas estaban paradas en el Andén 9 3/4, ataviadas cada una con un vestido de razo, uno verde y uno azul. Las Greengrass no se andaban con pequeñeces. Luego de despedirse de sus padres, subieron al Expreso de Hogwarts, y comenzaron a buscar compartimiento. Daphne, la mayor, encontró a varios amigos, y se quedó con ellos, pero Astoria prefirió buscar a los suyos. Aunque no los encontró. Asique caminó hasta el último vagón, y entró a un compartimiento que creyó estaba vacío, pero sentado junto a la ventana había un chico, de cabello rubio platinado, que miraba por la ventana. Lo reconoció al instante, claro, pero de todos modos, se aclaró la garganta. El chico volteó y alzó una ceja.
- ¿Te molestaría que me siente aquí? -preguntó la castaña con suma educación.-
- Haz lo que te de la gana. -respondió el rubio con voz apagada y volvió a mirar por la ventana.
Astoria entrecerró los ojos e hizo lo que le dió la gana: se sentó y sacó un libro de su bolso, que se puso a leer. El rubio se enderezó.
- ¿Te conozco? -preguntó con voz fría.-
- Lo dudo. -contestó ella sin siquiera levantar la vista del libro.- Soy Astoria Greengrass. -se presenta.-
- Draco Malfoy. -responde el muchacho mientras observa a la joven de arriba a abajo.-
- Si. Ya lo sé.
- No me extraña.
- Ni la guerra te ha bajado el ego, ¿Eh? -comenta la chica poniendo los ojos bizcos.-
- ¿Disculpa? No sabía que había pedido tu opinión.
- ¿Puedes guardar silencio? Quiero leer. -espeta la castaña, lanzandole una dura mirada.-
Draco no replicó. Estaba acostumbrado a decir algo y que automáticamente agacharan la cabeza. Y ésta muchacha, salida de la nada, venía con aires de grandeza a desafiarlo. Quizá el apellido Malfoy ya no pesara tanto. Aún así, el rubio se toma su tiempo para observar a la recién llegada. Cabello castaño oscuro, ojos verdes, linda figura.
- ¿Qué eres de Daphne? ¿La hermana? -pregunta Draco.
Astoria alza una ceja.
- Sí.
- Nunca te había visto antes. ¿Cómo puede ser?
- Voy un año abajo de ustedes, aunque ahora vamos a compartir cursada.
- Interesante. -murmuró el rubio.
- Ajá.
- Llevas la simpatía en las venas ¿Cierto?
- ¿Acaso no es obvio?
Malfoy sonríe. Es secretamente bienvenido que alguien no lo mire con miedo, repulsión, o lo que fuera.
- ¿No te da miedo que te miren mal por viajar conmigo?
Astoria frunce el entrecejo.
- La verdad que no. Me da muy igual el qué dirá la gente. -y vuelve la vista a su libro.
Draco asiente y vuelve a mirar por la ventana.
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Draconem et Reginae
Fanfiction(El Dragón & la Princesa) Luego de la Segunda Guerra, los sobreviviente tuvieron que continuar sus vidas. Draco regresa a Hogwarts a terminar su último año, pero encontrará alguien que cambiará su vida por completo.