Una conversación pendiente

116 11 11
                                    

PUEDES SEGUIR LEEYENDO TRANQUILX, PERO VA VER ALGUNAS MODIFICACIONES POR INCOCLUYENZAS Y ERRORES.

PERO SE MANTENDRA SIEMPRE LA MISMA DRAMA


------------------------------------------------------------------------------

Todo estaba planeado. Hablaron con los alumnos del Lago de la Laguna y estos creyeron en el plan.

Julia tenía la tarea de distraer al padre de Lis. Su principal acción sería contarle algún problema personal inventado que mantuviera al Amo de la Torre ocupado el tiempo suficiente mientras buscaban una solución. Los chicos ya habían pensado en varios problemas que desconcertarían al Archimago.

Raul se encargaría de intervenir en el caso de Salamandra. Era relativamente fácil poner de los nervios a su maestra, lo que podía ser tanto una ventaja como una desventaja. No podían permitirse que lo perdiera más de lo normal, pero sí mantenerla lo suficientemente ocupada. Decidieron retarla o plantear un enfrentamiento.

Para Nawin, no tenían un plan muy claro. Pero contaban con el factor de que esta siempre estaba ocupada con tratados del reino y las ocupaciones de una reina, sin embargo si no era suficiente tan solo le darían una carta falsa con algunos encargos que debería de hacer para el reino. La idea es que fuesen lo suficientes laboriosos como para darle tiempo a Lis

Conrado era más sencillo. Tan solo tenían que preguntarle acerca de su foco de interés: los portales. Además, podrían hacer que algunos de sus libros más preciados desaparecieran, lo que lo llevaría a perder tiempo buscándolos y recurriendo a Iris, quien evidentemente lo ayudaría.

Los alumnos del Lago de la Laguna se encargarían de estas tareas, ya que conocían mejor a sus maestros. Todo estaba ideado y existían distintos planes B, C y D que esperaban que le dieran a Lis el tiempo necesario.

El único que no parecía participar en esta idea era Marcos.

Los magos abandonaron la sala, entusiasmados y listos para poner en marcha el plan de Lis al día siguiente.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Lis se preparó por la mañana para su investigación. Reunió todo lo que consideraba necesario: dinero, ropa casual para no llamar la atención, algo de agua y folio con lápiz, por si acaso.

Antes de salir de su habitación, pasó por la de Julia para avisarle de su partida. Julia acababa de despertarse y le deseó mucha suerte. Se dispuso a poner en marcha su plan y a despertar y avisar al resto de la partida de Lis.

Lis salió de su habitación, lista para partir, pero al pasar por la habitación de Marcos, notó una luz encendida. Iba a continuar su camino, pero algo en su interior le dijo que debía hablar con él. Así que Lis tocó suavemente la puerta y la abrió con delicadeza. En ese momento, vio a Marcos leyendo un libro de magia. Marcos apartó la mirada del libro al notar la presencia de la joven y habló.

-¿Te vas? - preguntó mientras observaba su mochila.

-Sí, voy al pueblo a ver si encuentro alguna pista sobre la cueva del mago oscuro o sobre el desastre de Fenris - dijo Lis mientras se sentaba en la cama junto a él.

Marcos la miró con preocupación.

-Tengo que hacerlo, Marcos. Entiendo que no quieras ayudarme debido a las consecuencias, pero...

-No es que no quiera ayudarte, Lis, pero es que para mí no es fácil - Marcos empezó a hablar en un tono más débil y triste. - Tú tienes a tus padres, da igual lo que hagas, siempre los vas ha  tener y nunca te echarán. Ellos te quieren... Tienes mucha suerte, ¿sabes? Yo no tengo eso, Lis. Mis padres no me quieren, no se preocupan por mí, me abandonaron a mi suerte... Solo tengo la Torre, y no puedo permitir que me echen porque no me queda nada - concluyó en un tono apenado.

Lis comprendió la situación de Marcos y sintió empatía. La vida de Marcos no había sido fácil. Lo habían rescatado de una familia que lo maltrataba, y ciertamente, ya no le quedaba mucho más que la Torre. Lo miró durante unos segundos y, de manera impulsiva, le rodeó el cuello con los brazos abrazándolo, Marcos se sorprendió por el gesto de la chica, pero recibió el abrazo con gratitud.

En ese instante, Lis susurró.

-No te preocupes, Marcos, lo entiendo. Pero hay una cosa en la que te equivocas. Tú tienes algo más que la Torre. Me tienes a mí - dijo sonriendo mientras abrazaba a su amigo.

En ese momento, las mejillas de Marcos se sonrojaron y también sonrió.

-Mucha suerte. Tú también me tienes a mí.

Lis se despegó del abrazo y se levantó de la cama. Se dirigió hacia la salida de la habitación en silencio, y antes de cerrar la puerta, miró a Marcos y sonrió. En ese instante, Marcos la miró y dijo:

-No tardes en volver y ten cuidado.

-No te preocupes - dijo, cerrando la puerta tras de sí.

Marcos se quedó mirando la puerta, pensativo y preocupado.


Crónicas de la Torre: LisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora