Una búsqueda en el más allá

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Los jóvenes aprendices del Lago de la Laguna y de la Torre estaban inmersos en la búsqueda de soluciones. Algunos deseaban ir en busca de la guarida de los magos oscuros, impulsados por la preocupación por Fenris, mientras que otros trataban de comprender cómo era posible que un mago oscuro siguiera vivo y tan joven.

Julia, con frustración, expresó su inquietud: - No podemos quedarnos aquí parados mientras los adultos buscan soluciones.

Marcos, en un intento por ser razonable, respondió: - ¿Y qué pretenden que hagamos? ¿Ir de nuevo a ese peligroso bosque y que los maestros nos expulsen? No es sensato.

Lis, con determinación, afirmó: - Yo no pienso quedarme de brazos cruzados. Fenris es como un tío para mí, y pienso encontrar respuestas.

Marcos resopló, frustrado ante la imprudencia de sus compañeros. No quería dejarlos solos, pero era consciente de que sus acciones conllevaban riesgos.

Eric, un alumno del Lago de la Laguna, propuso una idea más cauta: - Tal vez podríamos hacer algo menos arriesgado. Si los magos oscuros están en una cueva, como dijeron los demás, podríamos investigar por nuestra cuenta. Ir  a las cuevas que existen y ir tachando en las que no se encuentre. Pero siempre con el hechizo de invisibilidad

Raul apoyó la idea de Eric: - ¡Es una idea increíble, Eric!

Los jóvenes comenzaron a debatir sobre cómo podrían dar con la ubicación de los magos oscuros y las posibles cuevas . Sin embargo, no todos estaban de acuerdo. Marcos no parecía convencido de la desobediencia a las instrucciones de sus maestros, incluso si no implicaba adentrarse en el peligroso bosque. Le parecía una idea arriesgada.

Mientras los chicos seguían pensando en su plan, de repente, se hizo el silencio al darse cuenta de que alguien los observaba desde la distancia.

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ADVERTENCIA: Según Laura Gallego, en su obra, una charla en el Más Allá dura mucho más tiempo de lo que parece en el mundo real, aproximadamente unos 20 años o algo así. Sin embargo, como este es un fanfic, he decidido adaptar un poco esta regla para que los eventos que ocurran a continuación tengan sentido en la narrativa.

En el Más Allá, un joven de 16 años con cabello rubio y ojos verdes se movía con prisa, buscando respuestas entre varias figuras. Finalmente, se detuvo junto a una chica de 16 años con cabello tan negro como las alas de un cuervo y unos ojos azules llenos de preocupación.

Se acercó a ella, la abrazó con gran energía y recorrió su contorno con sus manos, depositando un beso en su delicado cabello en un intento de infundirle ánimo y cariño. Sin embargo, los ojos azules de la chica lo miraron, esperando respuestas.

-No he obtenido respuestas de Fenris ni de Gaya, su prometida. No están aquí en el Más Allá. Eso es una buena señal, ¿verdad? -dijo el joven, tratando de infundirle ánimo.

La joven asintió mientras todavía estaba siendo abrazada.

-¿Cómo están ellos? -preguntó.

-Conrado sigue siendo más despistado de lo que era -respondió el joven, soltando una carcajada-. Salamandra sigue siendo una llama viviente, Jonás sigue manteniendo esa tranquilidad y un buen liderazgo en la Torre, y Nawin sigue siendo tan elegante como siempre. En cuanto a Iris... no estoy seguro, he notado algo extraño en ella, pero supongo que es preocupación.

Dana se despegó del abrazo y sonrió al recordar a sus antiguos alumnos. Sin embargo, su preocupación por su mejor amigo y por los nuevos eventos de los que Kai le había hablado seguía en su mente.

-Tengo que verlos y solucionar todo lo que está pasando -declaró con determinación.

-Dana, ya no eres su maestra. No puedes protegerlos siempre -dijo Kai en un tono suave.

-Pero Fenris es mi mejor amigo... -respondió Dana con frustración.

-Dana, estará bien, no te preocupes -dijo Kai, tratando de infundirle ánimo.

Dana resopló con frustración. Sabía que Kai tenía razón. Ya no era su maestra y no le correspondía a ella solucionar las cosas. Sin embargo, quería ayudar a su mejor amigo y a sus antiguos alumnos. Apoyó su cabeza en el hombro de Kai, esperando que él tuviera razón.



Crónicas de la Torre: LisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora