Konosuba

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Salamandra intentó manipular y enfrentar el fuego de su contrincante, pero sus esfuerzos resultaron insuficientes y acabó cayendo al suelo. Mientras su ropa se consumía lentamente, sintió el humo asfixiándola, como si, por primera vez, una de sus peores pesadillas se estuviera haciendo realidad. Salamandra luchó por resistir, pero parecía sumida en la oscuridad, solo escuchando las terribles palabras de Morderek.

-Ha sido un placer vencerte, mi bella dama - dijo con malicia.

En ese instante, mientras el fuego y el humo se desvanecían, dejando a Salamandra moribunda, la maga emitió un grito. Sin embargo, esta vez no era un llamado de ayuda, sino un lamento de exasperación.

Incluso Morderek pareció sorprendido.

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Al poco tiempo de que Conrado y los otros dos magos moribundos escucharon el grito de Salamandra, llegaron a ella entre el humo y se apresuraron a ayudarla, seguidos por Nawin.

Los tres magos se aproximaron al cuerpo inerte de su amiga, esperando encontrar rastros de la gran batalla. Sin embargo, para su sorpresa, Salamandra no presentaba ningún daño físico evidente. Lo que sí había sufrido era su ropa, prácticamente chamuscada y dejándola vulnerable al frío de la Torre. En ese momento, Salamandra les lanzó una advertencia mientras gritaba hacia ellos.

-¡PERO NO ME MIRÉIS PERVERTIDOS!

Los tres magos se giraron de inmediato, dando la espalda, incluso Morderek evitó mirarla.

-Vale que sea malo y eso, pero yo no quería... no puedo seguir luchando así...

Los ojos de Salamandra reflejaban furia. Aunque no pudo levantarse para golpear a Morderek debido a sus ropas chamuscadas, Nawin gentilmente le ofreció su capa para preservar su intimidad. Salamandra se dirigió a su esposo con firmeza.

-TÚ SOLUCIONA ESTO, CON TU MAGIA - pero cuando Jonás se giró para socorrerla, este no pudo mantenerse en pie y temblaba visiblemente. En un tono más bajo, Salamandra le preguntó preocupada-¿Qué te pasa, Jonás?

Jonás, entre temblores, apenas podía sostenerse. Sin mirarla, balbuceó:

-No puedo... ayudarte... no soy capaz... Dana, ¿dónde estás?... ayúdala... ayúdame... Lis...Salamandra, ahora más preocupada por su propio esposo, le ofreció acercarse a ella.

-Tómame la mano, ven aquí.

Jonás, con dificultad y temblando, tomó la mano de Salamandra, buscando consuelo en ella. 

-Jonás, eres un archimago poderoso, no tienes que temer nada. Eres impresionante - dijo Salamandra, buscando su mirada, pero Jonás no respondió. Salamandra presionó su mano con cariño y continuó hablando - No sé qué te habrá hecho este miserable, pero se lo haremos pagar, juntos, como siempre.

-Dana... los exámenes... ¿juntos? - dijo finalmente Jonás, mirándola durante unos segundos.

-Jonás, por favor, sal de ese trance. Sé que puedes, siempre he confiado en ti - continuó animándolo Salamandra, esperando que volviera en sí.

-La torre me pesa mucho, las preocupaciones de los demás, el tener que saber qué decir siempre, agradar a todos, la muerte de Dana, el tratar de ser siempre lo mejor pero no ser suficiente, el no saber qué decirle siempre a Lis, tener que cuidar siempre a la gente... ¿Pero quién me cuida a mí? - expresó Jonás, abriendo a todos sus miedos y preocupaciones.

Salamandra lo contempló con dolor, viendo cómo, poco a poco, la mirada de su marido regresaba a la realidad. Sabía que Morderek había jugado con su mente, pero lo que más le preocupaba a la maga no era eso, sino que en el fondo de las palabras de Jonás había un poco de verdad.

-Entiendo, pero siempre voy a estar a tu lado y yo trataré de ayudarte, y el resto lo hará tu corazón - le dijo Salamandra con suavidad.

-NO  HAY NADA, QUE NO PUEDAS CONSEGUIR SI VUELAS  ALTO, HAY MIL SUEÑOS DE COLORES NO HAY MEJORES NI PEORES, SOLO AMOR AMOR AMOR MIL OPCIONES DE SER MEJOR-En ese momento Kai entro en escena cantando una canción de violeta, pero Dana lo advirtió haciendo que este callara al terminar la frase.

Dejando de lado las canciones y este momento, las palabras de Salamandra llegaron a los oídos de Jonás, haciendo volver poco a poco a sí mismo. Jonás recordó el potencial que había en él y con gran esfuerzo buscó romper aquella maldición que le había echado Mordek. Cerró los ojos y se concentró en pensar de manera positiva en todos los desafíos que había enfrentado. Al abrirlos de nuevo, rompió la maldición que pesaba sobre su mente. Volvió a ser el archimago poderoso que había sido. Abró los ojos y miró a Salamandra con cariño, tomó su cintura con delicadeza y se acercó para besarla. Sin embargo, ella le dio un manotazo, rompiendo el momento íntimo.

-ESA MANO... - advirtió Salamandra.

-AUCH... solo quería agradecértelo - dijo Jonás, algo dolido.

-Pues ya me lo agradecerás luego. AHORA SOLUCIONA ESTO - volvió a alzar la voz la bailarina del fuego.

Con el chasquido de sus dedos, Jonás hizo aparecer a Salamandra de nuevo con una túnica impecable, aunque su mujer no parecía convencida del todo.

-¿Pero esto es una túnica o un saco de patatas? - Se quejó Salamandra.

Jonás volvió a chasquear sus dedos, buscando encontrar una túnica que cumpliera con los ideales de su mujer.

-Jonás, no es tan difícil. Esta no combina con mi pelo, otra...

Jonás nuevamente volvió a chasquear sus dedos, buscando por fin la elección adecuada para su mujer.

-NO, NO, NO, ESTA TELA ES HORRIBLE.

En ese momento, Jonás, ya harto, respiró hondo.

-Pues yo no soy estilista... ¿prefieres quedarte como al principio? - le dijo, alzando las cejas.

-UFFF, la anterior estará bien - bufó Salamandra con enfado.

Finalmente, Jonás sonriendo y chasqueó sus dedos, haciendo aparecer la túnica roja anterior sobre el cuerpo de su mujer. Poco después, Morderek, aburrido, volvió a girarse para mirarlos.

Solo habían tenido un breve descanso, la batalla aún continuaba.


Crónicas de la Torre: LisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora