El despertar del poder

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Fenris y Jonás demostraban una coordinación asombrosa en su enfrentamiento contra el mago oscuro. A pesar de que el impactante ataque explosivo de Fenris no había tenido el efecto deseado, los dos continuaban combatiendo con una elegancia sobrenatural. Con sus magias celestiales resplandeciendo en blanco divino, parecían danzar entre los ataques del oscuro conjurador, esquivando y contratacando con una armonía mágica.

Morderek, molesto por la destreza de los magos, lanzó un rayo destructor cargado de energía oscura. Pero antes de que la magia pudiera alcanzarlos, Jonás se elevó en el aire con gracia y pronunció palabras suaves en arcano. De repente, la magia oscura se desvió, volviéndose en contra del propio mago oscuro. Jonás, con una habilidad asombrosa, manipuló la esencia misma del hechizo de Morderek, intensificándolo y redirigiéndolo contra sus propios poderes oscuros.

El rayo destructor, ahora potenciado y distorsionado, se volvió una fuerza imparable que se abalanzó sobre el mago oscuro. Morderek, sorprendido y superado, apenas tuvo tiempo de reaccionar. La magia del mal se volvía en su contra con una magnitud que ni siquiera él había anticipado.

Fenris esbozó una sonrisa mientras dirigía su atención hacia su antiguo aprendiz, aprovechando la oportunidad para desatar una gelida luz cegadora sobre Morderek. Aunque el mago oscuro logró liberarse de la luz con rapidez, quedó momentáneamente desconcertado por el resplandor gélido.

-Te ves muy ágil para tu edad, - bromeó Fenris.

-Puede... - vaciló Jonás por un instante, - puede que demasiado.

Los magos mantenían una coordinación perfecta, levitando con destreza y tejiendo una barrera mágica para protegerse de los ataques inminentes del mago oscuro. Morderek, recuperándose de su momentánea distracción, desató una serie de hechizos oscuros hacia sus oponentes.

Primero, lanzó un relámpago sombrío que buscaba envolver a los magos en una oscuridad paralizante. Fenris y Jonás, sin embargo, conjuraron una ráfaga de viento celeste que dispersó la oscuridad antes de que pudiera alcanzarlos.

Morderek desató su intento de encadenar a sus contrincantes con sombras oscuras, convocando garras tenebrosas que se alzaron para atrapar a los magos. La agilidad innata de Fenris, heredada de su linaje élfico, entró en acción. Permitió guiar a su compañero para evitar ser atrapados. Fenris lideró a Jonás a través de una serie de esquivas gráciles y precisas. Con movimientos calculados, evitando cada garra oscura con destreza, los condujo hacia un punto estratégico fuera del alcance mortal de las sombras.

En ese momento, Jonás, con su habilidad de archimago, desencadenó destellos intensos que cortaron la oscuridad sobrecargada de Morderek. Los destellos no solo iluminaron el entorno, sino que también actuaron como una respuesta luminosa a la amenaza oscura, disipando las sombras momentáneamente. Sin embargo, a pesar de la magnífica batalla mágica, Fenris notó la mirada preocupada de Jonás hacia su esposa.

-¿Estas preocupado por Salamandra? dijo Fenris mientras esquivaba el hechizo de Morderek.

-Está últimamente más débil... comenzó diciendo Jonás, para después decir "1-2-3", posicionándose ambos para lanzar el mismo hechizo.

-Vamos, lo sé; a mí también me preocupa. -le dijo Fenris mientras lanzaba el hechizo luminoso contra su enemigo.

-Es más que eso... susurro Jonás mientras unía su ataque, a su vez frunciendo el ceño con preocupación. En ese momento, el elfo supo a lo que se refería y tímidamente le sonrió a Jonás.

-Salamandra es una chica fuerte, estará bien. -dijo buscando animarlo- Y por cierto, sé que no es el mejor momento, pero felicidades.

En ese momento, las mejillas del archimago se tornaron de color rojo mientras buscaba concentrarse en el hechizo.

-¿Cómo has sabido...? dijo en tono muy suave.

Pero Morderek, con furia en los ojos, harto de que los magos no lo tomaran en serio, de que sus hechizos no tuvieran éxito, harto de la actitud tranquila de ellos y envidioso de la coordinación y la buena relación entre estos, dio un golpe firme con su báculo, retirando toda magia que los magos trataban de lanzarle.

-Dejaos ya de cuchilleos, ya me habéis hartado. Conoceréis el verdadero potencial de MORDEREK.

Dijo el mismo. El mago oscuro miró entonces al valle; la noche se estaba acercando y con ella, su potencial, pero aún era demasiado pronto. Con fuerza, agarró el báculo con las dos manos, pronunció palabras claras y tajantes en arcano, balanceó un poco el báculo hacia su izquierda y derecha. Finalmente, con decisión, dio un golpe con su báculo, dejando tras de sí un aire oscuro que poco a poco envolvería a los magos con los que se enfrentaba.

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Conrado se encontraba en medio de un enfrentamiento desafiante con magos oscuros. Cada uno de ellos lanzaba hechizos y maldiciones de naturalezas inesperadas y desconocidas, desafiando incluso la vasta experiencia del mago. Rayos de energía distorsionada, ilusiones engañosas y alteraciones dimensionales se desataban en la batalla, creando un caos mágico que desafiaba la lógica convencional.

A pesar de la complejidad de los hechizos enemigos, Conrado demostraba una habilidad asombrosa para anticipar y contrarrestar cada ataque. Se movía en patrones precisos mientras conjuraba defensas y contraataques con destreza. En momentos clave, recurrió a hechizos antiguos que había descubierto en tomos olvidados, tomando a sus oponentes por sorpresa con magias poco convencionales.

En medio de la frenética lucha, Salamandra, luchando con su propio grupo de magos oscuros, buscó la mirada de Conrado y le lanzó un llamado urgente:

-Me vendría bien ahora mismo un poco de ayuda -dijo Salamandra con su tono tajante.

Conrado, sintiendo el peso de la preocupación en la voz de su amiga, trató de apartar la mirada de sus oponentes para responderle. Sin embargo, la situación en la que se encontraba no le permitía una respuesta inmediata.

-Ahora mismo estoy algo ocupado, pero en cuanto pueda voy -contestó Conrado, esforzándose por mantener la concentración en la batalla.

Nawin, a escasos centímetros de Conrado, también luchaba con determinación contra los magos oscuros que la rodeaban. La preocupación se reflejaba en su rostro mientras observaba la lucha de Salamandra y Conrado. A pesar de la intensidad del combate, Conrado se comprometió a acudir en ayuda de Salamandra en cuanto tuviera la oportunidad, sabiendo que la unidad entre ellos era esencial para enfrentar la amenaza de los magos oscuros.


Crónicas de la Torre: LisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora