Capítulo 9: Cosquillas.
Jueves por la mañana y penúltimo día de clases. Me encontraba sentada en el porche de mi casa, revisando los mensajes de texto de mi teléfono móvil a cada minuto. No estaba del todo segura de que Hunter fuera a venir a buscarme después de nuestra conversación de la tarde de ayer. Y obviamente, irme en el coche para tener que soportar las bromas de mal gusto de Connor no era una opción.
Me levanté del escalón del porche y puse las manos sobre mis caderas, impaciente. Me había vestido con ropa muy fresca, con un peto de mezclilla sobre una camiseta de tirantes blanca y unas sandalias de color marrón; quizá demasiado fresca. Una brisa mañanera corría y me hacía estremecerme. Me balanceé sobre mis pies hacia delante y atrás; vi de reojo cómo el Audi rojo salía de mi garaje y pasaba por delante de mí cómo un rayo. Connor me guiñó un ojo al pasar. Idiota. Giré los ojos al verlo.
Cuando ya iba a empezar a caminar hacia el instituto, apareció a toda velocidad una camioneta azul. Mi corazón comenzó a latir con fuerza. Hunter. Aquí. Delante de mí.
Ayer, después de nuestra conversación, tras la cual me había quedado descorazonada por las conclusiones que había sacado de ella, Hunter había acabado por pedir una pizza. Su mitad con piña, y la mía sin ella: yo consideraba un delito poner piña en la pizza. Nos habíamos comido la pizza mientras que veíamos una película de miedo. Al contrario que la mayoría de las veces, no me apreté contra él, ni busqué refugio de las terroríficas escenas que aparecían en pantalla entre sus brazos. Ahora que Hunter sabía lo que sentía por él, me sentía mal por hacer muestras de afecto. Temía que se sintiera presionado por mí. No quería que se sintiera incómodo y mucho menos mal por mi culpa.
Sacudí la cabeza antes de caminar hacia el coche. No tenía que preocuparme por nada. Todo sería como antes.
―Buenos días, Hunter ―saludé entrando en el vehículo, intentando que el nerviosismo no se me notara en la voz. Hunter me dedicó una sonrisa y se llevó una mano a la nuca para revolverse el cabello castaño. Lucía guapo, como siempre; sus ojos chocolate me observaban con cariño mientras que su cabello caía por su frente en suaves ondas. Vestía una camiseta deportiva oscura. Su sonrisa era de disculpa, pero aun así seguía siendo hermosa. Como todo en él.
―Hola, D. Siento llegar tarde ―se disculpó mi amigo, atrapando su labio inferior entre sus dientes. Y no es que yo estuviera mirando sus labios. Pues claro que no. Que va. Nunca. Jamás ―. Estaba hablando por teléfono con Bianca.
―¿Con Bianca?
Hunter asintió. Arrancó el coche y puso las manos sobre el volante. Me dedicó una mirada rápida antes de volver sus ojos a la carretera cuando vio que estaba abriendo la boca para volver a hablar. La curiosidad me estaba carcomiento y no podía quedarme con la duda, por muy mal que quedara.
―¿De qué?
―¿Celosa?
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Viviendo con los Evans © [Evans 1]
Teen FictionLA NOVELA ESTÁ EN PERIODO DE EDICIÓN. Cuando tu padre te dice que vas a tener que mudarte con la familia de su prometida, sabes que tu verano no puede empeorar. Porque, ¿qué podía ser peor que pasar un verano con dos irresistibles (y terriblemente...