020. Me chantajean con alcohol y hago un striptease con mi hermanastro.

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Miré enfurecida a Connor mientras pasaba la suave toalla por mis hombros. A él y a sus condenados ojos verdes. A él y a su malditamente sexy sonrisa burlona. A él y a sus marcados abdominales. A él y a sus enormes y fuertes brazos. A él y a sus p...

Ya basta, jovencita hormonada.

-¿Por qué mierda hiciste eso? -pregunté cruzándome de brazos y frunciendo el ceño.

-¡Es una fiesta en la piscina! -exclamó Connor alzando sus brazos hacia el cielo. Yo fruncí mis labios-. Por Dios, Dylan, sé un poco más divertida.

-¿Divertida? Tú no querías que bebiera, ni que bailara con chicos, ni que fuera con chicos a ninguna habitación. Y a saber que más cosas hubieras dicho si yo no te hubiera interrumpido.

-Vamos, nena. Admite que ha sido divertido.

Alcé mis cejas, incrédula.

-¿Recuerdas lo que pasó la última vez que me tiraste a una piscina? -pregunté apuntándole con mi dedo índice acusatoriamente. Él se rascó la nuca-. Eso creía. ¡Y no me llames nena!

-¿Otra vez con eso? Acepta que te encanta, nena.

Entrecerré los ojos y me incliné hacia él. Estábamos sentados en un sofá, uno al lado del otro pero guardando las distancias. Él me imitó, con ademán burlón.

-Lo odio.

-Te encanta.

Rodé los ojos y con un movimiento de la mano dejé pasar el tema, recostándome hacia atrás en el respaldo del sofá.

-De todas maneras, es mi obligación cuidarte.

-¿Qué?

Me erguí y le miré interrogante. ¡Cuidarme no era obligación de nadie! Yo podía cuidarme solita perfectamente.

-Soy tu hermano mayor, ¿recuerdas?

-Hermanastro -corregí rápidamente, colocando la toalla de forma que quedaba apoyada en mi nuca y caía por delante de mis hombros-. No hay sangre de por medio que nos una.

-Como sea -dijo él, encogiéndose de hombros-. Tu padre me matará si te pasa algo. Así que, he llegado a la conclusión de que es mejor aprovechar la fiesta junto a ti, cuidándote y así consiguiendo que tu padre no me mate.

Sonrió inocentemente cuando terminó de hablar.

-Entonces, solo me cuidas para que mi padre no te mate.

Él asintió.

-O, puede ser, quizá, en una mínima probabilidad, ¿qué me estés cuidando porque te gusto?

Connor soltó una carcajada y colocó sus brazos a lo largo del respaldo del sofá, con una sonrisa burlona decorando su rostro.

-Podría ser.

-Y lo dice tan a la ligera -suspiré recostándome en el sofá y alzando la mirada hacia el techo.

-Ya lo sabes, nena. Entonces, ¿por qué esconderlo más?

Le fulminé con la mirada y le apunté con mi dedo índice de nuevo, acusatoriamente.

-Eres idiota. ¿Por qué no se te mete en la cabeza que no me gusta que me llames nena? Los chicos tenéis un problema muy grande con eso -suspiré dramáticamente y alargué la mano hacia un botellín de cerveza que se encontraba en la mesa-. Necesito un trago.

-¿Qué crees que haces?

Connor reaccionó rápidamente, arrebatándome la cerveza de la mano y colocándola fuera de mi alcanza. Luego me miró amenazante, con esos ojos verdes que parecía que te atravesaban como dagas.

Viviendo con los Evans © [Evans 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora