028. La auto-invitación de Connor.

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-¡Hunter!

El grito salió de mis pulmones como una súplica desesperada. Mis piernas se movían a toda velocidad bajando la escalera, mientras mi corazón latía desesperado por lo que Connor me había dicho y mis ojos veían como Hunter abría la puerta de mi casa para salir de ella.

-¡Para! -supliqué desesperadamente, dando un último salto para saltar del último escalón al suelo-. ¡Hunter!

La puerta casi se cerró en mis narices, pero agarré el picaporte a tiempo para abrirla de nuevo y seguir a Hunter al exterior de mi casa. Cerré la puerta de la casa, porque necesitaba hablar con Hunter a solas. Y no quería que nadie escuchara lo que iba a decirle, porque sería demasiado vergonzoso que alguien me lo recordara en un futuro.

-¿Quieres dejar de ignorarme? -le grité cuando conseguí agarrarle el brazo. Al menos, logré que se diera la vuelta y me mirase. Sus ojos negros me penetraron, intimidantes. Bueno, tal vez no era tan buena idea.

-¿Qué es lo que quieres? ¿Destrozarme más el corazón? Adelante, insúltame, dime que quieres salir conmigo, pero que no puedes por Connor.

Me llevé las manos a la cabeza y me tiré del pelo, de los nervios. ¡Dios! ¿Es que no lo entendía? ¡Yo le prefería a él antes que a Connor!

-No estás entendiendo nada, Hunter. Quiero salir contigo, y si tú aceptas, yo estaré encantada de hacerlo. No hay un Connor.

Hunter pareció no inmutarse; cogió aire y me miró de nuevo. Vale, creo que ya sabía eso. Entonces, ¿cuál era el problema? ¡Hombre tenía que ser!

-No lo entiendo, Hunter. ¿Qué es lo que te impide salir conmigo? -pregunté. Era incapaz de mantener esa pregunta dentro de mí. ¡Tenía que saberlo! ¿Era por Claire, o había otras razones? ―. Yo... creí que te gustaba.

Un suspiro salió de entre los labios, al mismo tiempo que sus ojos se cerraban. Creo que estaba tratando de tranquilizarse. Cuando los abrió de nuevo, estos destilaban pena. Bien, estaba segura de que iba a rechazarme de la forma más humillante y estúpida posible.

-No puedo salir contigo, Dylan -Me había llamado por mi nombre entero, y de alguna manera, eso me hacía sentir peor. Aparté la mirada de él con enfado-. Y yo nunca he dicho que me gustes... o al menos no directamente.

Elevé mis cejas con sorpresa. ¿Al menos no directamente? ¿Eso significaba que le gustaba? Mi corazón se puso a dar saltos de alegría como loco, hasta que recordé a Connor. Hacía menos de cinco minutos que me había sonreído y me había dicho lo que sentía por mí. Por tercera vez, mínima. ¿Estaba jugando a dos bandas? ¿Eso estaba mal? Connor me había hecho tan feliz en ese momento... ¿quería realmente salir con Hunter? ¿O era simplemente una excusa para tratar de olvidar lo que sentía por Connor?

Yo había llegado a la conclusión de que olvidar a Connor no iba a ser fácil. Y menos si seguía sonriendo así, me decía lo que sentía cada dos por tres y trataba de besarme.

¿Un clavo saca a otro clavo? Esa mierda no funcionaba. Y, en tal caso, ¿quién era el martillo? Yo no quería ser el martillo que los golpeara y los destrozara.

-Y no puedo salir contigo porque ya tengo planes, y además... si salimos juntos, es posible que salga mal y que no volvamos a ser amigos nunca más.

¿Era en serio? ¿Me iba a salir con esa excusa? Vamos, estaba demasiado pasada de moda para mi gusto. Además, no le entendía. Si ya sabía que a mí me gustaba él, ¿por qué no me decía lo que él sentía por mí? ¡No tenía nada que perder?

Porque tal vez no le gustas, gritó una estúpida vocecita en mi cabeza. Sí, esa vocecita era un maldito grano en el culo, pero a veces tenía razón. ¿Y si Hunter no sentía nada por mí? ¿Había estado intentando olvidar a Connor para nada?

Viviendo con los Evans © [Evans 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora