Me quedé completamente paralizada. Mi madre. Mi verdadera madre. Estaba ahí. En el mismo sitio que yo. La madre que me abandonó. La madre que nunca había conocido. Estaba en la boda de mi padre.
En serio, la mujer que se acostó con mi padre dos veces para después tener dos hijos y abandonarlos, había aparecido en el sitio menos oportuno. Aparecer de repente en la boda del tío con el que tuviste una aventura y del que te embarazaste dos veces. ¡Qué idea tan genial!
Aparte de que mi madre ya parecía tonta así de primeras solo por haber aparecido en un día como este, no podía creérmelo. Es decir... ¡mi madre! Nunca la había visto. Me había faltado toda la vida. Mi madre... estaba allí. Y no podía creérmelo. No iba a correr hacia ella como una niña que echaba de menos a su madre y quiere que entre en su vida, porque yo nunca eché de menos a mi madre. Por supuesto que necesité una madre, porque había asuntos de chicas que mi padre no sabía cómo tratar, peor nunca la eché de menos de manera cariñosa. Y ahora aparecía... cuando estaba a punto de cumplir diecisiete años. ¡Mi adolescencia prácticamente había pasado! Habían pasado casi dos décadas, ¡y aparecía ahora! No pintaba nada. Lo único que iba a hacer era crear problemas, y lo sabía. Y a juzgar por las caras que se les quedaron a mis abuelos, Connor y Hunter, ellos también lo sabían.
Parpadeé, devolviéndome a la realidad. Cogí aire y me decidí a hablar.
-¿Mi madre? -pregunté, con la voz temblándome-. ¿La mujer que me abandonó está aquí?
Sentí los dedos de Connor tratando de hacer contacto con los míos para entrelazarlos, pero solo eran una sensación muy lejana y pequeña en comparación a lo que sentía. Una mezcla de sentimientos. Ira. Odio. Curiosidad. Ganas de largarme inmediatamente de allí. Ganas de echarme sin más a los brazos de Connor.
-Está aquí, Dylan -afirmó mi padre. Yo comencé a hiperventilar, y Connor me apretó la mano con fuerza disimuladamente, ya que estaban colocadas detrás de nuestros cuerpos. Hunter miró nuestras manos unidas, pero no dijo nada-. Te juro que no la he invitado. No quería que os conocierais así... debe de haber sido Christie o...
-Está bien -le interrumpí. Negué con la cabeza-. Está bien. Solo... solo quiero verla.
Los ojos de mi padre, de Connor y de Hunter se abrieron tanto que parecía que hubiera dicho una barbaridad. En realidad, lo había hecho. Quería ver a mi madre no porque la quería en mi vida, no porque quería que me abrazara, no porque quería que fuera mi madre. Quería verla para preguntarle por qué nos había abandonado, por qué nunca había regresado, por qué ni siquiera había querido conocernos. Le tenía tanto rencor y odio que quería soltárselo todo a la cara, aunque sabía que probablemente me saltarían las lágrimas antes de poder decir una palabra.
-¿Estás segura?
Asentí, suspirando. Me pasé las manos en la cara y le dije a mi padre que me llevara a donde ella estaba. Les pedí a Connor y a Hunter que vinieran conmigo, pero que por favor no intervinieran. Ellos estuvieron de acuerdo y me siguieron en silencio. Mi padre nos condujo hacia la entrada de la iglesia, donde Riley abrazaba a una mujer rubia, al lado de un hombre alto y demasiado musculoso. Tragué saliva. Era la hora. Vi a mi hermano cerca. Él también los estaba mirando, así que le propuse unirse a mí. Él, asintió, con las manos temblándole.
Los dos nos acercamos a la mujer despacio, con Connor y Hunter por detrás y con mi padre delante. Observé como Riley desenrollaba sus brazos de la cintura de la mujer y se separaba de ella para ir al lado de mi padre. Este le sacudió el pelo. Entonces, ella se giró para mirar a mi padre. Mis manos temblaron. Yo... era su vivo reflejo. Tal vez con unos veinte años menos, pero el cabello rubio y los ojos verdes la delataban. Era como estar viendo mi futuro. La única diferencia era que ella llevaba un vestido y un bolso que tenían pinta de ser carísimos, además de que pude divisar la marca "Gucci" en un lado del bolso.
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Viviendo con los Evans © [Evans 1]
Teen FictionLA NOVELA ESTÁ EN PERIODO DE EDICIÓN. Cuando tu padre te dice que vas a tener que mudarte con la familia de su prometida, sabes que tu verano no puede empeorar. Porque, ¿qué podía ser peor que pasar un verano con dos irresistibles (y terriblemente...