Viviendo con los Evans © [Evans 1]

042. La fiesta de cumpleaños de Dylan Hudson.

Cuando nos despertamos, después de varias horas de sueño, el sol estaba muy alto en el cielo y nuestras tripas rugían, lo que indicaba que había llegado la hora de comer. Nos vestimos (con algunos besos de por medio), y ambos decidimos que lo mejor sería volver a casa, porque no podíamos pasarnos todo el día en mar abierto, nosotros solos (aunque a ninguno de los dos nos molestaría). Connor condujo hasta el puerto y pagó al dueño, que nos esperaba pacientemente. No me dejó ver el precio, pero estaba segura de que al menos tenía un cero.

Nos montamos en el coche y nos pusimos en camino a casa. Durante el trayecto, a Connor se le ocurrió una idea.

—Oye, ¿por qué no das una fiesta de cumpleaños? —me sugirió, girando su cara repentinamente hacia mí con una sonrisa resplandeciendo en ella.

Consideré la idea por un momento. No era mala, en realidad. Nunca había dado una fiesta de cumpleaños, porque aunque conocía a gente, solo consideraba verdaderos amigos a Hunter y a Bianca. Nos juntábamos para dormir en mi casa y pasábamos la noche contándonos secretos. Pero ahora era diferente. Yo iba a las fiestas de mucha gente, aunque no la conociera, ¡ya era hora de dar una fiesta yo misma! Además, ¡ahora Connor Evans era mi novio! Dado que él era algo así como popular, mucha más gente vendría.

Me encogí de hombros y le sonreí de vuelta.

—No es mala idea —le dije—. Pero no podemos avisar a todo el instituto de que hay una fiesta esta misma noche, no hay tiempo.

Su sonrisa se agrandó.

—¿Quién ha dicho que no? —Me guiñó un ojo y yo reí—. Nena, te prometí que sería el mejor día de tu vida, así que voy a cumplir mi promesa. Prepárate para la fiesta más loca que hayas visto.

Después de decir aquello, me quedé más tranquila y comenzamos a hablar acerca de cómo organizarla, y sobre si nuestros padres nos dejarían celebrar la fiesta. ¿Christie? Creíamos que sí. ¿Mi padre? Lo dudábamos mucho. Pero bueno, el sexto sentido de Christie para las fiestas ya nos había salvado en más de una ocasión. ¿Por qué no ahora?

Con el presentimiento de que íbamos a celebrar una gran fiesta aquella noche, entramos en casa con los pechos inflados y dos grandes sonrisas. Dentro nos esperaba una gran comida que habían preparado entre Christie y mi padre por mi cumpleaños. Les di un beso a cada uno y nos sentamos en la mesa a comer. Durante la comida, les sugerimos a nuestros padres la idea de hacer una fiesta. Al principio, y como supuse, mi padre se quejó, pero Christie lo convenció y nos aseguró que estarían fuera de casa toda la noche.

Después de comer, Connor se fue a la habitación para hacer saber a todos que había una fiesta en nuestra casa aquella noche. Habíamos planeado montar un karaoke, cantar una canción y revelar a todo el mundo nuestra relación. Tenía muchas ganas de hacerla pública, y no me importaba lo que los demás pensaran de nosotros.

Le mandé un mensaje a Bianca y a Hunter para avisarles, aunque no sabía que iba a pasar con él. Decidí leer la carta después de la fiesta, porque si contenía algo malo, no quería arruinarme la noche atormentándome.

DYLAN: Esta noche: ¡fiesta en mi casa! Traed algo de alcohol y comida, no soy una máquina expendedora. Vamos a ir a comprar luego, ¿te apuntas? Tráete a Evan si quieres, además tengo que decirte algo muy importante. ¡Nos vemos!

Le mandé el anterior mensaje a Bianca, y le dije que teníamos que hablar porque ella aún no sabía que mi madre había ganado el juicio. Después, le mandé un mensaje a Hunter.

DYLAN: No sé qué es de ti... ¿te has olvidado de que es mi cumpleaños, o qué? He estado esperando tu felicitación. Por cierto, esta noche celebro una fiesta de cumpleaños en mi nueva casa. Espero que esta vez no te olvides y vengas, tenemos que hablar en persona sobre lo que me dijiste por teléfono.